Opinión Nacional

I- La abstención y el RRP

Varios son los temas que centran la discusión política. Algunos ya han sido superados por la cambiante situación; como por ejemplo el tema de la pregunta del referendo, que dejó de ser preocupación, para ser tema de asombro o burla. El pueblo venezolano, después de dos años de lucha y a pesar de todos los obstáculos que le puso el Gobierno y el organismo que debe promover el derecho al voto, logró que se convocara un referendo revocatorio para consultar si el Presidente de la República debe ser o no revocado de su cargo, y el CNE, organismo electoral a quien corresponde formularla lo hace sin incluir el verbo “revocar”, motivo de la consulta y además, contra la lógica del pensamiento occidental sobre preguntas que implican Si o NO, la respuesta negativa aparece como la primera opción para los electores. ¿Hasta dónde se puede llegar para favorecer una determinada opción?

Hay otros temas, sobre los que el CNE tiene también la última palabra, pero habrá que esperar su decisión para obrar en consecuencia. Entre esos temas están: ¿Debemos o podemos aceptar tranquilamente el proceso de automatización o debemos luchar porque el proceso sea manual? ¿Cuáles son las implicaciones y riesgos en cada caso? ¿Se debe depurar el Registro Electoral Permanente (REP) o es lo suficientemente confiable? ¿Cómo puede afectar el REP esos procesos sin control de cedulación que esta llevando a cabo el Gobierno? ¿Qué actitud asumir en el caso de que el Gobierno/CNE trate de restringir el acceso a los observadores internacionales? ¿Qué medidas se pueden tomar para evitar que el Presidente de la República abuse de su condición de Jefe de Estado para la campaña electoral? ¿Se debe seleccionar un candidato de la oposición antes del Referendo? ¿Cuál podría ser el método para seleccionarlo?

Todas estas y muchas otras preguntas deben ser analizadas y respondidas, algunas de ellas de manera conjunta. Pero ahora examinemos un tema, no menos escabroso e importante, pero no tan urgente como los anteriores: ¿Qué pasaría con el referendo revocatorio si la abstención se mantiene a los niveles de los procesos electorales anteriores o si el Presidente de la Republica llama a sus seguidores a abstenerse en el proceso de revocatorio?

¿Es la abstención una estrategia pensable?

El tema de la abstención es un problema más serio y más grave que la preocupación que tienen algunos por los que supuestamente se irán de vacaciones. Suponiendo que todos fueran mayores de edad e inscritos en el REP, ni siquiera todos los que aborden un avión para salir del país a partir del 15 de julio afectarán el resultado. Los que no puedan posponer o suspender sus vacaciones, se pueden ir todos, porque no van a ser decisivos para absolutamente nada de lo que pase en el país. Así que no merece la pena dedicarle a ese tema ni el más mínimo análisis.

La abstención de los que se quedan en el país, si es un problema grave. Desde 1998 en las elecciones presidenciales ha habido una abstención del 40%. Y desde 1999 hay una abstención, que podemos llamar endémica, superior al 30% en todos los procesos electorales y referendos. Dado que Chávez Frías cuenta con una base mínima cercana a los 3,8 millones de votos, correspondiente a los votos que obtuvo en su elección del año 2.000 (3.757.773), la abstención será la primera cosa contra la que tendría que luchar la oposición de cara al referendo revocatorio.

Por razones que analizaremos en otro momento, el Presidente Chávez Frías parece dispuesto a “jugar” hasta el final en el referendo revocatorio. Y como estamos viendo, ha lanzado su campaña —ilegal y abusiva, sin que el CNE ni las autoridades competentes tomen ninguna media— de una manera muy agresiva, con todos los recursos y armas de que es capaz y pueda desplegar, donde la amenaza, el soborno, el chantaje y todo lo que ya hemos visto antes, no serán una excepción. Sin embargo, la política de abstención es algo que el Gobierno pudiera pensar y por lo tanto debemos analizar sus efectos.

La abstención en el año 2.000

En un artículo, hace varios meses, publicado en esta misma revista, (Abstención y Referendo Revocatorio. 22 de agosto de 2003) evalué la abstención durante las elecciones presidenciales del año 2.000, en todo el país y en especial en lo que llamé la Gran Caracas —zona que va desde Guarenas hasta Los Teques— y la conclusión fue que la abstención fue mucho más elevada en las zonas o parroquias de menor ingreso relativo, con un 47%, y que es en donde se concentra la mayor cantidad de inscritos (44%), que en parroquias como Baruta, El Paraíso, Chacao, Leoncio Martínez, El Cafetal, El Hatillo, Carrizal, San Bernardino, con población cuyo de ingreso promedio es más elevados y que tuvieron una abstención casi 10 puntos mas baja (38,9%), pero que cuentan con menos del 20% de los inscritos en el REP.

En ese análisis planteé varias cosas que es bueno recordar y analizar. En lo que respecta a Caracas, el Municipio Libertador, en las elecciones presidenciales del año 2.000 había 1.301.430 votantes, mientras que en la parte correspondiente a la Gran Caracas del Estado Miranda había 822.499 votantes; es decir, un 58% menos que en el Municipio Libertador. La abstención fue también un poco más alta en el Municipio Libertador. Pero en todo el Estado Miranda hubo 1.224.428 electores, con una abstención 4 puntos más baja que en el Municipio Libertador, con lo cual se equiparan ambas entidades.

En ese artículo, propuse algunas conclusiones que se podían derivar de estas cifras. Entre otras, que los denominados sectores populares ya se abstuvieron, en una buena proporción, en las pasadas elecciones del año 2.000. Hoy en día castigados por la inseguridad, la delincuencia, el desempleo y la inflación, seguramente tendrán un comportamiento menos proclive al Gobierno o a la abstención.

Otra de las reflexiones importantes, para aquel y sobre todo para este momento, es que si los sectores populares ya se abstuvieron en tan elevada proporción en las pasadas elecciones, es obvio que es un mito sostener que la votación obtenida por el actual Presidente de la Republica provino masivamente de los sectores populares. Sin duda alguna, esta votación provino en buena parte de los sectores medios y altos, en buena parte también de la Gran Caracas, resentidos y ablandados por 20 años de predica anti partidos, anti políticos y anti sistema. Hoy estos sectores han demostrado que su conducta hacia el Gobierno de Chávez Frías es y va a ser muy diferente en un próximo evento electoral, sea referendo o simple elección.

La abstención en el 2.004

Han transcurrido 4 años desde el último proceso electoral y aunque no tenemos hechos concretos, objetivos, para pensar que la conducta electoral de los venezolanos ha variado, tenemos como referencia algunas encuestas, las marchas y movilizaciones que se han dado en el país y dos procesos de recolección de firmas que han arrojado un número de firmantes superior a los 3.5 millones. Sobre todo el último proceso, en el cual se logro reunir 2.569.584
firmas.

Tomemos las últimas cifras disponibles del REP y las del proceso de recolección de firmas que sirvió de base para convocar al proceso revocatorio presidencial y hagamos algunos cálculos. En el cuadro Nº 1 están en orden descendente de acuerdo con el porcentaje de firmas recogidas, columna 6, sobre el total de votantes, de acuerdo con el REP utilizado para las elecciones del año 2.000; para no hacer el cuadro muy complicado, tomaré solo aquellos estados en donde la oposición logro por lo menos el 30% o más sobre el total de votantes en las últimas elecciones (Columna 3).

El cuadro está elaborado de la siguiente manera: En la columna 1, el nombre de la entidad; en la columna 2, el total de inscritos en el REP, para ese momento; en la columna 3, el total de votantes en las elecciones presidenciales del año 2.000; en la columna 4, el porcentaje de abstención; en la columna 5, el total de firmas recogidas para solicitar la revocatoria del mandato; en la columna 6, el porcentaje de las firmas recogidas sobre el total de votantes (3/4) y el la columna 7, el porcentaje de las firmas sobre el total de inscritos (2/4).

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Esta muestra representa el 80% de los inscritos y votantes y el 88% de los firmantes; por lo tanto la podemos considerar como una buena representación para efectos de hacer cálculos y proyecciones.

Tomemos por caso estados como Zulia y Carabobo, con 1 millón 343 mil electores y 894 mil respectivamente, donde hubo una alta abstención, 48,36% Zulia y 41.95% Carabobo —pero que son Estados probadamente anti Chávez Frías— de reducirse la abstención allí a niveles del 20% en ambos casos, que es el nivel correspondiente al porcentaje de abstención más alto en elecciones presidenciales antes de 1993, estamos hablando de un incremento de 570 mil votos entre los dos, y eso con cifras del año 2.000, que sabemos que hoy en día son mucho más elevadas. Solo con cuatro plazas electorales —Municipio Libertador, Miranda, Zulia y Carabobo— con lograr que voten por el SI el 60% de los electores y reduciendo la abstención a sus niveles normales, de antes de 1993, ya se tendría el 75% de los votos necesarios para revocar el mandato del actual Presidente.

Pero hagamos otros cálculos. De acuerdo con el último REP aprobado por el CNE, hay 12.404.187 electores, al mes de marzo de 2004. Eso supone un incremento del 5.96% con respecto al número de inscritos del año 2.004. Si proyectamos ese crecimiento, manteniendo los mismos porcentajes de abstención que en las últimas elecciones, tenemos el siguiente cuadro, el Nº 2, con los siguientes datos: las primeras 4 columnas se mantienen igual, pero la columna 5 es el total de inscritos actualizando las cifras con el REP actual y la columna 6 sería el total de votantes de la columna 5, aplicándole la misma abstención que se produjo en el año 2.000.

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De acuerdo con esto, en estos Estados, que como sabemos representan el 80% de los inscritos, aun con el mismo porcentaje de abstención del año 2.000, acudirían al proceso revocatorio 5.8 millones de votantes.

A partir de aquí, podemos hacer todo tipo de cálculos. Por ejemplo si el 75% de los votantes lo hacen por el SI, el resultado sería: 4.3 millones, con lo cual quedaría revocado el Presidente Chávez Frías. Si no queremos ser tan optimistas, manteniendo el alto porcentaje de abstención del año 2.000, que fue del 43,69%, bastaría con que el 65% de los que acudan a votar lo hagan por el SI, para que el Presidente Chávez Frías quede revocado.

Pero podemos hacer otros cálculos, sin tomar en cuenta la abstención del año 2.000 y plantearnos como meta reducirla lo más posible. En el siguiente cuadro trabajamos solo con los totales y vamos aplicando el número de SI, de acuerdo con los porcentajes del encabezado. Quedaría el cuadro de la siguiente manera:

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Es decir, solo si se abstienen el 65% de los inscritos (35% votando SI), se vería comprometida la posibilidad de revocar al Presidente Chávez Frías. Pero, ¿Es factible esta estrategia?

Conclusiones

De optar el Gobierno por la política de llamar a la abstención, las condiciones de lucha para la oposición pueden ser aun más duras de lo que ha sido hasta ahora. Si eso ocurre, es porque el Presidente se juega el todo por el todo. La primera consecuencia significaría que todos los que vayamos a votar estaríamos votando en su contra; y la segunda parte de esta estrategia de llamar a la abstención sería sin duda lanzar a sus partidarios más violentos a sabotear el proceso, para que intimiden a la población y evitar que puedan hacer el quórum necesario o alcanzar los votos para revocarlo, el 25% del REP y 3.8 millones de votos, respectivamente.

Pero si esta estrategia es posible, es también un riesgo. Y es un riesgo porque en el proceso que acaba de concluir, el de los reparos, el Gobierno no demostró capacidad de movilización por parte de sus seguidores; ni se evidenció que la atemorización funcionara, por más megafraude que se canto; ni que el soborno y la demagogia tuvieran efecto en lograr que la gente no firmara o no reparara su firma. Más del 75% de los que debían reparar lo hicieron, a pesar de todos los impedimentos y amenazas.

Tampoco podemos olvidar, desde el punto de vista de la conducta electoral de la población, que la experiencia nos indica que tanto en Venezuela como en la mayoría de los países, la violencia política y electoral, lejos de inhibir la afluencia electoral, suele incrementarla. En Venezuela, durante la época de la lucha armada y cuando algunas de las opciones políticas hacían llamados a la abstención militante o amenazaban con acciones de sabotaje, fue la época en que se registraron algunas de las abstenciones más baja en los procesos electorales. En 1963 fue del 7,79% y en 1968, del 3,37%. Si tomamos en cuenta que la izquierda no participó en las elecciones de 1963 y si lo hizo en las de 1968, podemos concluir que el llamado a la abstención en 1063 fue solo del 4,42%; que se corresponde con el porcentaje de votación que la izquierda obtenía históricamente en Venezuela.

Además, para Chávez Frías persisten hoy varias amenazas que no las había en 1998 y que minan su potencial: El desgaste de un mal gobierno, el que sus enemigos ni le temen ni le respeten, el que sus seguidores y aliados se han dado cuenta de que ya no es invencible. Eso implica que sus seguidores comienzan a plantearse si no será mejor reorientar su preferencias hacia alguien que pueda resolver las expectativas que el actual y vulnerable líder no ha podido resolver después de cinco años y medio en el Gobierno y gastar sin control alguno los recursos del Estado. Y sus colaboradores mas allegados se comienzan a preguntar si no será mejor poner las barbas en remojo, porque ellos son corresponsales de muchos de los desastres y desmanes de los que será acusado el Presidente Chávez Frías, cuando más temprano que tarde tenga que dejar el poder.

En cualquier caso, mi conclusión personal es que Chávez Frías ya ha agotado su “arsenal” de trucos para impedir que se recogieran las firmas: intimidación, represión, chantaje, soborno, compra de conciencias, combinación de todos los poderes del Estado que controla… y no tuvo éxito. Tampoco pareciera que cuenta con la fuerza militar para desconocer un resultado electoral o para hacer un fraude masivo, que tampoco es tarea sencilla dado el nivel de participación y movilización popular en Venezuela y bajo la mirada muy atenta de la comunidad internacional. Por lo tanto, lo que le queda es competir, utilizando todo lo anterior, más su propio carisma y capital político, a ver si de esta manera revive “viejas glorias” que en 1998 lo llevaron a la presidencia de la Republica, cuando no disfrutaba de todas las ventajas que hoy le brinda el poder.

Politólogo
Caracas 21 de junio de 2004
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