Opinión Nacional

Industria de la ilegalidad

Un síndrome no es más que un conjunto de fenómenos que caracterizan una situación determinada; una suma de signos exteriores de un estado de cosas, o si se quiere mejor, un patrón de malformaciones múltiples relacionadas con una capacidad para producir cambios morbosos (patogenicidad en términos clínicos).

Pocas veces en la historia criminal en estos últimos cincuenta años, una precisa información, gráfica imagen, nos brinda contundentes elementos que reafirman esa situación “política” en la que tanto hemos venido insistiendo en nuestras periódicas notas sobre el tema de la inseguridad en Venezuela.

Estrechas relaciones

En específico, esa directa, tan pero tan estrecha vinculación entre innumerables personeros y representantes de la Industria de la Ilegalidad, con los personajes y representantes del estamento político hasta el punto de que muchas han sido y siguen siendo las situaciones donde quedan en evidencia esas estrechas relaciones entre unos y otros y, sobre todo, en funciones de gobierno –o más bien digamos, de co-gobierno–; tanto, que a veces, como hemos insistido, ante el impacto no le es posible al ciudadano común entender el asunto puesto que no pareciera existir una distinción neta entre dos situaciones planteadas: si se trata de los bandidos en la política o de la política de los bandidos.

Las apariencias

Según denuncia reseñada por la prensa, el 29 de octubre el padre del candidato a la Alcadía de Valencia, Nahem Makled (73), fue secuestrado, siete días después, la prensa informa que fue liberado luego del pago del rescate. Para algunos no se trataba sino de una simulación con fines electorales. Cierto o falso el secuestro, tiene sin embargo precedentes en Venezuela.

Los comienzos

En 1979 una simulación de igual factura se presentó con el capitán de navío ® Lizardo Márquez Pérez, en aquel momento profesor de matemáticas de la ULA: fue secuestrado.

Se movilizó la universidad y la opinión pública y en Mérida organizaron una colecta para el pago del rescate; pagado éste, fue liberado. Nada de particular sobre el hecho, hasta las indagaciones ulteriores al 30 de septiembre de 1983 cuando tripulando el avión de su propiedad, Aerocomander 810, y luego de estacionado en su hangar en el Aeropuerto Caracas, quedaría al descubierto que en la aeronave transportaba 667 kilos de cocaína.

Alertado a tiempo por sus enlaces “políticos” logró huir del país e ingresar a USA con una falsa identidad. Las investigaciones determinaron que el sonado secuestro no fue tal, sino una medida de presión de los traficantes de drogas colombianos para cobrarle un embarque de cocaína que no había pagado. No pasó mucho tiempo sin que fuera detenido, identificado, sujeto a juicio y condenado a una cárcel federal norteamericana.

Desenlaces

Ahora resulta que tanto el candidato Abdala Makled como el resto de su familia Alex, Bassel y Wallid y el comerciante Erick Echegaría de Maracay, son oficialmente señalados por el Ministro del Interior como propietarios de un cargamento de cientos de kilos de drogas decomisados en la finca El Rosario propiedad del Clan Makled. Tanto sus empresas como sus otras propiedades, según se deja saber, forman parte de un complejo de tráfico de drogas hacia México y Europa.

Siendo sus empresa las que tienen el control absoluto de las áreas de carga de Puerto Cabello y del Aeropuerto Internacional Arturo Michelena, también se les sindica del desvío de químicos hacia Colombia; además se les vincula a la piratería de carretera y al transporte de mercancía robada.

Lo relevante del asunto viene a ser lo que queda evidenciado

Durante casi diez años y mientras los integrantes del clan Makled y sus actividades, fueron útiles al gobierno de turno, y tuvieron las facilidades para construir el complejo económico que hoy queda al descubierto y donde resalta el hecho de ese monopolio ejercido en el área de depósitos y cargas de puertos y aeropuertos; todo eso se derrumba y saca ahora a la luz, en el momento en que, aspirando Abdala a alcanzar el poder político directo sobre la Alcaldía de Valencia, se convierte en ganador según las encuestas y directo opositor al candidato designado por el gobierno central.

Falta aún investigación, juicio y condena; no estamos en capacidad para asegurar que las acusaciones oficiales estén comprobadas; inocentes hasta probarse lo contrario, sin embargo y definitivamente, habrá que sugerir a los nuevos y recién electos gobernadores y alcaldes, tomar buena nota del asunto y buenas previsiones para el caso. Ante cualquiera fuere la eventualidad, bien valdría la pena vacunarse a tiempo contra lo que pudiere ser definido desde ya como: El Síndrome Makled.

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