Opinión Nacional

Inicio del cambio

Con las primarias del pasado domingo se inició el proceso irreversible de la renovación de parlamentarios. En el próximo paso, en septiembre, veremos el queso de la tostada, cuando la polarización pragmática que estamos avalando al proponer una alternativa única a los ciudadanos, resulte en una Asamblea también muy polarizada y, ojalá, equilibrada. Pero desde hoy hasta ese momento hay mucho trecho y no va a ser fácil. De hecho, creo que va a ser necesario que en la oposición se adopten algunas medidas fuertes y contundentes para que los candidatos propuestos sean acompañados por los votos de más personas que sólo los de oposición; me refiero a los independientes, a los ni-ni y a quienes no están a gusto con el oficialismo.

Todas las posibles propuestas tienen como elemento básico la no abstención. Ir a votar es necesario. No hacerlo es una negligencia inaceptable que debemos evitar.

Estamos y estaremos todos pendientes del discurso político de los candidatos, por tanto, expresar convicciones ideológicas con claridad meridiana es primordial. Los problemas que todos conocemos y en los cuales vivimos inmersos no son un lema político, machacar las incompetencias, faltas de organización, ineficiencias y resultados desastrosos de las políticas gubernamentales no aporta nada a las campañas electorales. Es, simplemente, repetir los titulares de los noticieros. Los hechos están a la vista de todos y no se pueden ocultar, por tanto, llover sobre mojado no añade valor a la campaña, aunque incremente el malestar del elector. Las personas no suelen votar a favor de quienes generan o producen miseria y malestar a menos que las alternativas sean anodinas y no ofrezcan credibilidad; prefieren hacerlo por quienes ofrezcan un futuro promisor y lo hagan con actitud positiva y optimista. La esperanza estará de parte de la novedad y debemos evitar que se cumpla el adagio aquel de que votaremos por el menos malo, o aquel otro: más vale malo conocido que…

Fomentar la esperanza y la confianza es necesaria. El sentimiento positivo, optimista, de que se podrán lograr los cambios rápidamente y con el consenso de la gente, es mucho más importante para el votante, que la triste sensación de la pérdida de la oportunidad y la imposibilidad de conseguir elementos para entrabar los desarrollos políticos que sin lugar a dudas ha logrado imponer el oficialismo. La fe en que mi candidato a la Asamblea podrá proponer propuestas de contenido útil, positivo, solidario y progresista, es clave en la confianza de que conseguiremos el futuro de bienestar individual y colectivo que deseamos. La esperanza de tener asambleístas que lleven el “no” como primer elemento de su actitud parlamentaria, no interesa. No debe interesarnos.

Por último, debemos recordar y tener presente en todo momento, que el éxito de nuestros nuevos parlamentarios va a radicar en el apoyo que estos sientan de nuestra parte y ese apoyo surgirá de nuestras expectativas sobre la gestión que realizarán. Así como solicitamos de los candidatos que fomenten su credibilidad ante los electores con mensajes realistas, positivos, optimistas y creíbles, otro tanto deberemos plantearnos quienes constituimos su base de apoyo electoral, debemos ser igualmente positivos, optimistas y creer en nuestros elegidos, apoyándoles en sus mensajes y haciéndolos nuestros, a la vez que les manifestamos nuestras más altas y confiadas expectativas.

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