Opinión Nacional

Inseguridad roja

¿El toque a su puerta del socialismo comunismo seria el producto de una insólita e inédita circunstancia de estupidez histórica colectiva o de la imbecilidad de los dirigentes y partidos políticos o la consecuencia de una acción coordinada internacional con insólita traición a la patria?

¿Cómo es eso de que una minoría socialista comunista domine a una mayoría, a la masa de un pueblo? ¿La instauración de una dictadura de militares golpistas que ahora dicen representar a los pobres y a los trabajadores rurales, sobre todo al pueblo rural, urbanos, etc., al pueblo en su totalidad, a las clases medias, a las menos favorecidas y pretenden acabar con la clase media, los ricos, burgueses, etc.?

¿Sobre quienes ejercen la dictadura los militares golpistas ahora comunistas? Sobre los pobres que según ellos mismos son mayoría, sobre los menos favorecidos, sobre los “pata en el suelo”.

Hablan de paz, pero hacen apología a la guerra y estimulan la supuesta “espontaneidad de las masas” para usarlas como agentes de la represión, el terror y el crimen y organizan un ejército propio que le sea obediente, “el brazo armado a su servicio”. ¿Recuerdan el estribillo “esta revolución esta armada” del “boss”?

Confiscan, quitan, arrebatan, la tierra y toda propiedad “de mala lid”, para usufructo del gobierno y formas delegadas, engañando al pueblo con falsas y efímeras posesiones supuestamente colectivas. Para esto usan las fan a su servicio.

Se toman y atacan los medios de comunicación. Renombran y crean milicias de todo tipo y modalidad; controlan férreamente a los obreros y campesinos; derogan todo derecho e imponen sus tribunales y su “justicia”. Los antiguos soviet son denominados ahora “comunas”.

Desatan, internamente la violencia, una especie de “guerra civil interna” para justificar la implantación de la represión, el terror y el crimen rojo contra el pueblo, para someterlo a sus antojos.

La violencia interna, la criminalidad, la inseguridad que vivimos actualmente, reflejadas en varios informes públicos, medios de comunicación de todo tipo, estadísticas, fotos, índices, etc., es, para mi entender, sin dudas, una política del régimen, es una acción planificada, calculada, es una copia de la implantación del socialismo, comunismo, de la antigua Urss y de la actual Cuba, Gulag, Laogai. Primero la estimulan y luego, al convenirles, la restringen porque “manejan” sus relacionados, sus “mandaderos”, sus “ejecutores”.

Es un plan sustentado, en línea, con la supuesta nueva legalidad confeccionada a su medida, de intimidación masiva, represión, de terror, de crimen, de destrucción, de demolición de todo lo actual, dirigido por el régimen socialista comunista.

Retrocedimos. Parece que aquí, ahora, nos tropezamos con otro Feliks Dzerzhinsky, con otro CMRP (comité militar revolucionario de petrogrado), con otra Vecheka (Cheka), pasada por el toque tropical, la versión cubana. Oímos con frecuencia “esta revolución es pacifica pero armada”. Eso se parece mucho a lo otro, aquello de “el brazo armado de la dictadura del proletariado”. ¿Oh, no?

Señores, es bueno recordar las palabras de Dzerzhinsky: “la tarea actual es destrozar, demoler, el orden actual. Nosotros, los bolcheviques, no somos bastantes numerosos para realizar esa tarea histórica. Hay que dejar, por lo tanto, que actué la espontaneidad revolucionaria de las masas que luchan por su emancipación. En un segundo momento, nosotros, los bolcheviques, mostraremos a las masas el camino que deben seguir…Nosotros no estamos ahí mas que para canalizar y dirigir el odio y el deseo de venganza de los oprimidos contra los opresores”…

También recordamos que, de inmediato, se aplico la represión, el terror y el crimen contra los altos funcionarios públicos, bancos, medios de comunicación, transportes, profesionales, gente del campo, obreros, etc., etc., y se les comenzó a denominar “saboteadores” en contra de la revolución. Ahora aparecen hasta “iguanas” saboteadoras.

Toda persona sospechosa fue declarada enemiga, cierto o no. Se preparaban listas previas proporcionales a la población que eran utilizadas como “muestras” para aterrorizar. La prioridad: sabotaje, especulación y acaparamiento. Todo igual a cuanto estamos observando.

Da la impresión de que ya, como en la Urss, han elaborado todo un inventario de penas, castigos y amenazas y las usan y abusan para obligar al pueblo a seguir la voluntad del “boss”, a hacer cuanto le viene en ganas.

Además, quieren que el pueblo rojo piense que se le protege, se le privilegia con relación al resto de la población; pero lo cierto es que se le mira con suspicacia, se le vigila continuamente y se le inculca el espíritu de venganza, se les usa en su solo provecho, se les “manda” como esclavos, no se le estima en nada.

Toda injusticia cometida por el régimen rojo rojito pretende que no se le califique como tal, ni siquiera como exceso, en todo caso admiten, solo como un daño de aplicación de la revolución. Contradictorio ¿Si el socialismo comunismo es humanismo como justifican medidas brutales e injustas contra el ser humano? ¿Cómo justificar la inseguridad y la violencia y la cantidad de “malandros”, “matraqueros”, “secuestradores”, “grupos armados” en parroquias, “sobre dos ruedas”, en todas partes, etc., y armas en la calle?

Algunos tratadistas consideran al “terror rojo” socialista comunista, guardando las distancias, proporciones y demás, mayor o menor al “terror jacobino”, “termidoriana” (octubre 1796), durante la revolución francesa.

La inseguridad, en la época de la Urss, se le atribuía al “terror blanco”, a la resistencia, a la oposición, a la contra revolución, y así se pretendía justificar la aplicación del “terror rojo”, sin legalidad. Aquí se pretende lo mismo.

Todo el enjambre de organizaciones represivas, situadas de hecho, por encima de las instituciones legales, causó, en su oportunidad, en la Urss, problemas en el seno del régimen tales como oposiciones diversas, en el partido, en el gobierno y en la población.

Algunos, desde la alta dirigencia y los altos mandos, se oponían a la política continua del terror, al tratamiento y ejecución de todo sospechoso y/o acusado, por la vía administrativa y no por la vía judicial. También hubo oposición con argumentación humanista; pero desechadas por sentimentales.

Unos temían que la Cheka, independiente y poderosa, se convirtiera en un gobierno dentro del gobierno. Eran frecuentes los conflictos entre esta y los poderes locales.

Ante la evidencia, lo cotidiano, las cifras, los videos, las fotos, los testimonios, lo inocultable ya, los rojos rojitos tienen que asumir su responsabilidad y su política de represión, terror y crimen.

Dzerzhinsky, en su oportunidad, también expreso: “Representamos nosotros mismos el terror organizado —esto debe dejarse en claro— y este terror es hoy muy necesario en las condiciones en que estamos viviendo, en una época de revolución. Nuestra tarea es combatir a los enemigos del poder soviético, estamos aterrorizando a los enemigos del poder soviético con el objetivo de sofocar crímenes desde el principio (…). Es inútil culparnos de asesinatos anónimos. Nuestra comisión consiste en 18 expertos revolucionarios que representan al Comité Central del Partido y al Comité Ejecutivo Central (de los Soviets). Una ejecución sólo es posible después de la decisión unánime de todos los miembros de la comisión en reunión plenaria. Basta que un único miembro se exprese contrario a la ejecución para que la vida del acusado sea perdonada».

Para ciertos historiadores, entre ellos, Pierre Broué, el “terror rojo” aplico «represalias ciegas, tomas y ejecuciones de rehenes, a veces masacres en las prisiones… una violencia que era una respuesta al terror blanco, su correlato. Una orgía de sangre, ciertamente. Pero las víctimas fueron incomparablemente menos numerosas que las de la Guerra Civil». Hasta marzo de 1920, el número de víctimas fue oficialmente fijado en 8.620 personas; el contemporáneo Andre Morizet calcula un poco más de 10 mil. ¿Nos recuerda algo? ¿Cuántos son aquí? ¿Van 150.000?

Así estimados compatriotas que esto de la “inseguridad desatada” no es por casualidad, ni por descomposición de la sociedad, ni por tantas “razones” que se puedan esgrimir, es, simple y llanamente, una política del régimen para someter al ciudadano, a la gente, al pueblo.

Dos cosas están muy claras: una, de cuanto se trata es de suprimir todo intento u acto de resistencia, calificado por el régimen; dos, aplicar la nueva justicia implementada sobre la marcha y a capricho del régimen.

Lenin le decía, en una oportunidad, a Zinoviev: “…Estamos comprometidos: impulsamos el terror de masas en las resoluciones del soviet, pero cuando se trata de actuar, obstruiremos la iniciativa absolutamente correcta de las masas. ¡Es inadmisible! Los terroristas van a considerar que somos unos locos blandengues. La hora es extremadamente marcial. Resulta indispensable estimular la energía y el carácter de las masas del terror dirigido contra los contra revolucionarios, especialmente en Petrogrado, cuyo ejemplo es decisivo. Saludos. Lenin” (V.I.Lenin, Obras completas, Vol. L, Pág. 106.).

Afortunadamente la democracia plural ha derrotado al socialismo comunismo siempre. Aquí salio y quedo clarita la trampa ley electoral; quedo el testimonio y la gran esperanza de terminar, mas pronto que tarde, con tan nefasto capitulo.

“Las libertades y los amos no se combinan fácilmente”

Publius Cornelius Tacitus (55-120 d.J.C.): Cornelio Tácito (Cornelius Tacitus) fue un historiador, senador, cónsul y gobernador del Imperio Romano.

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