Opinión Nacional

La Apocalipsis será proyectada

«Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar, y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra.» Popol-Vuh.

Trato de evitar la censura como forma de exclusión. Aprecio, si, la capacidad critica como recurso de análisis para ampliar el conocimiento, instrumento de apreciación de los posibles valores, de formas culturales creadas por el ser humano. Pero no vamos a seguir con monsergas de ética o de lógica. Solo que, tenerse que enfrentar con una pieza de antología de la simplificación y brutalidad histórica como el film Apocalypto, es como para repensar en muchas de las cosas tenidas como principios. Para iniciar busquemos el mero titulo de la película, que hasta al menos, avispado, o sea yo, fácilmente le propone sentidos o ideas de asuntos como: amenaza o exterminio o devastación; programa terrorífico y final de espanto.

Debemos agregar que existe y es vigente otra conexión con este nombre; esta, se puede encontrar con el texto bíblico: El Apocalipsis. Único libro considerado en el Nuevo Testamento como profético. Para otros, el escrito mas rico en símbolos de toda la Biblia. Sobre la liturgia y conceptos que en él aparecen, siempre habrá dudas y debates. Lo mínimo a decir, es que siempre causó notables diferencia entre judíos y cristianos. Distancia debida a la dificultad para aceptar interpretaciones negociadas entre ambas posiciones; a oposiciones en los significados de nombres, eventos, y símbolos que presenta el libro. Para los mismos padres fundadores de la iglesia, siempre fue objeto de dudas y enfrentamientos. Su plan literario o su estilo, bien podían servir para aceptarlo a rajatabla o para animar polémica. Mantuvo por muchos siglos dudas con respecto al verdadero mensaje y el fondo ideológico de quien allí habla.

Los niveles para el análisis de la película son muchos, prefiero, al no ser critico de cine los ssiguientes:
1. Histórico: aquí Mel Gibson, nos sorprende con una truco que ya había franquiciado, Edgar Rice Burroughs, por primera vez en su novela «Tarzán de los monos» en 1914. Destreza que después de 100 años sigue: ”tan campante” como ayer, viviendo en el limbo de la intemporalidad. Hoy, nadie sabe, adonde, nació ni vivió, ni por qué, ni contra quién tuvo sus guerras Tarzan. Sólo sabemos que en tanto, buen blanco, era lógica, poseer el titulo de Rey de la Selva. Grado nobiliario que algún Adelantado le confirió. ¿ Cual ¿, no hace falta aclararlo. Por supuesto, que nunca combatió en territorio estadounidense, pues, no sería creíble. ¿ A quienes y por qué los combatía, es una pregunta necia?. El era un buen conquistador y punto. Es la formula que copia Gibson; con el penoso agravante de que en este caso, se equivoca, pues el territorio escogido, la lengua hablada, el origen y ubicación de los “naturales” es conocido. Bien conocido, por cierto. Pero Gibson no se confunde, él lo omite y asunto acabado.

2. Nivel Simbólico: La ¿trama?, es un simple problema entre salvajes, que el público deberá resolver. Los actores de la trama tiene una diversión básica y principio cultural significativo, se trata de jugar a devorarse. Buscar beatificarse a mordiscos y notificar sublimemente sus creencias a través de la mera, y categórica, nutrición utilizando las vísceras del derrotado. Gibson las supo fotografiar; entre mas sangrantes mejor será el primer plano. Entre mas dramáticos mejor. Imagina seres, aunque se trate de aquellos que, aún viven en su territorio. Remarca los que no pertenecen a las castas dominantes o comparten sus costumbres. Flagrante símil con el retrato que Hollywood tiene de un sudaca o un espalda mojada.

Concretamente, la pieza fílmica hace suponer la imposibilidad de lograr la paz entre salvajes. Pero, nadie contaba con la astucia de Gibson. Él, con un par de planos sobre unos barquitos de utilería, nos emboba. ¡¡ Es la llegada del hombre blanco ¡¡. Personajes de largas barbas, cimitarras toledanas, tarjas, adargas de Flandes, escudos con poéticas formas de almendra o cometa, negros lebreles de una eficacia exterminadora indiscutible y cruces de Santiago, hacen su presencia y se hace el orden y colorin colorao. No habrá mas salvajadas entre los primitivos. Casi como el Llanero Solitario poniendo orden: Gibson law …
3. Nivel de remembranzas: La película le impone un sentido sesgado a la evolución histórica que relata el film. Justifica el real y eficaz auxilio de los pacificadores; sobre todo, si viene del exterior. Plantea que los nativos por su crueldad (ya demostrada en el film de Gibson) y poco cuidados modos en materia de la cultura política de avanzada, les será imposible lograr un consenso. Impensable este milagro. Hace falta, tal y como se demuestra en Irak, que el espíritu negociador venga del exterior.

4. Nivel de la ideología: solo reconoce Gibson, como todo un buen alumno de Disney que la vida esta hecha de malos o buenos. Uno, o es Bambi, o es cazador. Expone que en este combate espiritual, los ultramarinos o indios, no tienen nada que aportar, son nacidos en el mal y así será hasta que rindan su alma al sagrado maestro ordenador.

5.Nivel religioso: existen en el libro del Apocalipsis una serie de Bestias. El bestiario es retratado por la película. Hay bestias y salvajes, brutalidad, que en nada cuadran con el plan maestro trazado por Dios, por lo tanto: bienvenido el colonizador Gibson. De no haber llegado, seguro hoy estaríamos dándonos de mordiscos y macanazos. Mas fieramente de lo que regularmente lo hacemos.

6. Nivel Antropológico: debemos decir que Malthus anunció apocalípticamente una de las más célebres catástrofes de la humanidad. Todos estos tremendistas, tienen un par de características comunes: primero, para ellos, las catástrofes, pueden no ocurrir. La de Malthuss fracasó. De modo que predecir catástrofes en películas es muy fácil. Hay sobradas demostraciones de estas viudas del fracaso. La otra característica de los apocalípticos es que la vocería de sus anuncios catastróficos se produce, en el mundo en el que habitan. Estilo globovisionado de dar noticias cuya patente la tiene es Fox News. La catástrofe que anuncia el libro Apolipsis es el fin del Imperio Romano; la catástrofe de Malthus es el fin del feudalismo europeo. Podríamos decir que, la mas cercana catástrofe que vemos en este momento no proviene de donde la sugiere Mel Gibson; la mayor Apocalipsis proviene del mundo posguerra nuclear. Habida o por haber.

7. Nivel religioso: Para su ejercicio fílmico, Gibson crea sus epístolas o mensajes sin aludir directamente a la iglesia católica. Acude a ella en muchas formas (alabanzas, rezos, oraciones, peticiones, plegarias, rogativas, invocaciones) exagerándolas, sobre todo, considerando que para el momento, el territorio de estos “naturales” sufre de una terrible sequía que lleva a los reyes y príncipes por la calle de la bancarrota. Demuestra la película que hasta en el plano religioso eran ineficientes los primeros pobladores. Igual deficiencia delatan sus dioses

Apocalipto es una película que inquieta, por la inspirada perversidad del narrador. Perturba por la flagrante propuesta crítica de los valores de los antiguos pobladores de la región que hoy ocupa México (Departamento de Quintana Ro) y Guatemala. Molesta por la simplicidad tramposa con que usa la lengua: el maya yucateco de manera efectista (el cual es, idioma materno de un millón de personas viven hoy en la Península de Yucatán). De igual forma que en su anterior película «La Pasión de Cristo» utiliza, con pornográfica sevicia, el amplísimo, salpicado y sangriento castigo que le infringen a Cristo los romanos, vía a la crucificación.

Conclusión: No sabemos como habrán de sentirse los guatemaltecos, o los mexicanos, al verse caricaturizados por Mel Gibson. Afrenta por su racismo, pues no reconoce nada a un pueblo que para el momento de la llegada de los colonizadores manejaba, la matemática, la arquitectura, la ingeniería, la música, geografía, la estatuaria, la pintura, astronomía, y si fuera poco la filosofía y la literatura, para ello, vale solo citar un inquietante texto del Popol-Vuh:
“el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía entrar en la carne del hombre”.
Sin caer en trampas que exageren con maniqueísmo o necio racismo de sentido contrario sobre la cultura precolombina, caer en el infantilismo de celebrar con paroxismos grotescos los dones de estos pueblos, sin observar la realidad de su sistema bio cultural es tan indeseable e injustificado como la propuesta de Gibson. Debemos decir, que en síntesis, la película es parcial e interesada. Si quiere verla, vaya, no creemos en la censura; pero, si la consigue de un CD quemadito que le preste un amigo mucho mejor. O como dicen en Puebla, México: Si no,…. pues no.

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