Opinión Nacional

La banalización del crimen

En reciente entrevista a Alejandro Moreno Olmedo, filósofo y teólogo, Director del Centro de Investigaciones Populares, curiosamente publicada en el oficialista Correo del Orinoco, leemos cómo en el país se ha gestado una subcultura del crimen en jóvenes de 17 a 25 años; un fenómeno grupal terrible de quienes han hecho del asesinato una forma lícita, normal, motivo de orgullo y fuente de respeto. Círculos de seres sin conflicto ético, dueños de la vida, que se jactan del número de sus víctimas, amparados en grotesca e institucionalizada impunidad.

Frente a este fenómeno terrible de descomposición social, descuella cómo el régimen reacciona una y otra vez con perseverante banalidad. Hemos visto que, a la cubana, reduce a los “antivalores del capitalismo” la génesis de los asesinatos a sangra fría. Ahora, en la frontera del ridículo, los cerebros de Conatel descubren la responsabilidad de las telenovelas porque contienen “antivalores que influyen en el comportamiento delincuencial del venezolano”. Una risible simpleza como para imaginarse que la audiencia, luego de un capítulo de su culebrón preferido, se arma de los Kalashnikov que importó el finado y sale a remedar las acciones de sus ídolos novelescos. Se improvisan operativos en las calles con un ejército ignaro de la naturaleza de la criminalidad. Se multiplican vice ministerios para la paz. Mientras las cárceles continúan como verdaderos centros de operación del crimen, la Ministra organiza rueda de prensa para denunciar que las discotecas de las cárceles funcionaban desde la cuarta república y dar a conocer, como importante innovación, que ahora todos los presos llevarán franela del mismo color…

Lo más terrible de la revelación de Alejandro Moreno Olmedo es la carencia de criterio, la ausencia de conocimiento criminológico, pero, sobre todo, la falta de intención sincera por parte de las instituciones del Estado para enfrentar esta tragedia.

 

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