Opinión Nacional

La Biblia original

“Deja que el malo siga en su maldad, y que el impuro siga en su impureza; pero que el bueno siga haciendo el bien, y que el hombre consagrado a Dios le siga siendo fiel”.

Apocalipsis 22: 11

“¿quien es este filisteo pagano para desafiar así al ejercito de Israel?”.

Samuel 17: 26

Dijo John Lennon, en su tema God: I don’t believe in Bible” / “I don’t believe in Jesús” / “I just believe in me… and that reality” (No creo en la Biblia / no creo en Jesús / solo creo en mí… y esta realidad). Estaba recitando versos de una doctrina que él creaba a su imagen y semejanza; redactaba al vivir, una Biblia personal, adaptada a sus propias conclusiones acerca de lo que él aprobaba o no como creencia; donde quedaba excluido, según se evidencia, Jesucristo.

Al mismo tiempo, Lennon estaba ejerciendo derechos sociales: a la disidencia y al libre culto; es decir a contraponer su fe, a la de muchos que, seguidores del Cristianismo, nos complacemos en las palabras de Jesucristo donde se expresan las aspiraciones del Dios al que tratamos de amar por sobre todas las cosas: “Lo que Dios quiere que hagan es que crean en aquel que él ha enviado” (Juan 6: 29). Se refería a sí mismo.

Al mismo Cristo, desde cierto punto de vista, la irreverencia de John Lennon le resbala; basta leer el siguiente párrafo de Juan 5: 41-44: “Yo no acepto honores que vengan de los hombres. Además, los conozco a ustedes (a los fariseos) y sé que no aman a Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; en cambio, si viniera otro en nombre propio, a ese lo aceptarían”.

Valiéndose de sus derechos constitucionales, cualquiera que no esté satisfecho con la Biblia original, puede hacer una Biblia personal; y si considera que quien traicionó a Cristo no fue Judas Iscariote, sino Juan el Bautista, pues, entonces redacte sus versículos de acuerdo al capricho predominante; quizás algo así pretendían hacer algunos en tiempos de San Pablo, obligando a éste a leerles la siguiente cartilla: “15:12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
15:13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.

15:14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 15:15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan”. (I Corintios).

Desde el Génesis, donde se relata el pecado original, hasta el Apocalipsis –donde se hacen especiales alusiones al anticristo- la Biblia original no puede ser tergiversada en base a conveniencias personales; se pueden hacer otras Biblias, e incluso interpretar la original según la nota que le de a cada quien; pero la verdad es una sola; y si a la Palabra de vida que nos legaron los Profetas, el Mesías, el Espíritu Santo y los apóstoles –contentiva del verbo divino- se le quiere quitar una “coma” para ponerle un punto, porque es bueno redondear, les dejo esta perla del Apocalipsis –de la Bibila mascaclavo-: “A todos los que escuchan el mensaje profético escrito en este libro, les advierto esto: Si alguno añade algo a estas cosas, Dios le añadirá a él las calamidades que en este libro se han descrito. Y si alguno quita algo del mensaje profético escrito en este libro, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que en este libro se han descrito. El que declara esto, dice: ‘Sí, vengo pronto’”!.

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