Opinión Nacional

La brecha es el reto

Por más de dos años he venido planteando en conferencias y artículos que no hay salida electoral ante la crisis que padece nuestro país. Sin embargo, hoy Venezuela está viviendo una coyuntura memorable que presenta varias condiciones favorables a la paz como alternativa a la violencia. A continuación, intentaré comentar algunos de estos factores sobrevenidos.

El efecto Anzoátegui. Hace dos años casi nadie podía imaginar a la «Revolución» recibiendo una derrota contundente en el estado Anzoátegui. Como sabemos, los rojos rojitos no sólo perdieron la contienda estadal, con ocasión a las elecciones parlamentarias, también fallaron a nivel nacional tras haber alcanzado un número de votos totalizados inferior al de la oposición. El efecto Anzoátegui no es otra cosa que el castigo del pueblo al mal proceder de sus gobernantes. Un castigo silente y sorpresivo que, desde luego, no fue advertido expresamente por ninguna encuestadora. Esta lección de las parlamentarias permite diagnosticar empíricamente- aquello que no puede demostrarse «científicamente» con encuestas, es decir, que Capriles no sólo tiene chance de ganar sino que puede hacerlo con amplio margen de diferencia.

El estado de salud del candidato oficialista. Aquélla imagen del guerrero invencible hoy en día no es más que un suspiro nostálgico de simpatizantes que ahora observan a un mortal, de carne y hueso, ya cansado, adolorido e impotente. Incluso, de ganar la opción oficialista todavía está en duda la perdurabilidad de la revolución a causa del cuadro médico de su único y máximo líder.

La molestia de Tibisay. Naturalmente, la rectora del CNE no vio con buenos ojos el fallido intento de defenestración en su contra por parte de sus propios compañeros revolucionarios. Un resentimiento que la haría menos flexible a las presiones y directrices emanadas de Miraflores.

¿Reconocerá o no la derrota? Este es un dilema cuya respuesta es sencilla: Todo dependerá de la brecha. Estoy convencido que el candidato del gobierno reconocería su derrota si el margen es amplio e irreversible. Del mismo modo que tengo la firme convicción que haría lo contrario si el margen en su contra es estrecho.

Y ahora, ¿quién podrá defender el orden constitucional? El último caso se presentó el 2D del 2007. ¿Recuerdas aquello de la victoria de pírrica? Tal vez no sepas que fue el general Baduel quien le advirtió a su compadre que tenía que reconocer la victoria de la mayoría del país, por las buenas o por las malas… ¿Contará este venidero capitulo electoral con un militar como actor decisivo para el desenlace?

Hay que votar masivamente. Tratemos de no pensar en salvadores. Vamos a enfocarnos en el efecto Anzoátegui, en la victoria rotunda. De esa forma no habrá fraude capaz de voltear resultados, tal y como quedó evidenciado en tierras orientales.

La vía electoral no es el fin sino el inicio. Ahora bien, pisando tierra, este ocho de octubre el problema de la inseguridad no desaparecerá por arte de magia. Tu voto no es el ticket de entrada a la tierra prometida. Para mí, la importancia del camino electoral es que puede convertirse en la gota que derrame el vaso de la irrupción colectiva dentro del marco de un evento pacifico. El 7 de octubre será el catalizador de un cambio necesario que, de cualquier modo, comenzará a tomar mejor forma a partir de esa fecha.

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