Opinión Nacional

La caída del chavismo

Es algo así como paradójico, sobre todo para la opinión internacional, que luego de dos “contundentes victorias políticas”; que alguien hable de la caída del chavismo. Según mi opinión y percepción, en base a razonamientos lógicos, difícilmente cuestionables, es un hecho que el chavismo con o sin Hugo Chávez, tiene los días contados.

Parafraseando, a Diosdado Cabello, quién vaticinó tal como lo hiciese Adolf Hitler en sus gloriosos tiempos, que la revolución chavista duraría 2000 años, en mi opinión, el máximo de tiempo  que el chavismo durara vigente, será de unos 2 años. Esto, en el supuesto negado de que Hugo Chávez se mantenga vivo en el poder. Sin Chávez, la revolución sobre viviría mucho menos tiempo.

El razonamiento es muy simple. La única forma que el chavismo con Chávez llegue solvente y triunfante a las elecciones  de 2019, sería, resolviendo los graves problemas económicos y sociales listados abajo, que se nos vienen encima,  altamente difíciles de resolver por este gobierno totalitario, estatista y populista.

No nos engañemos. El éxito del chavismo se ha debido a la grosera compra de conciencias internas y externas a Venezuela, que ha hecho el gobierno, usando los recursos económicos del estado, provenientes del petróleo y de los intereses que las empresas y las personas naturales pagamos al Estado, que me atrevería a decir, son de los mayores ingresos por habitante de cualquier país en América.  

Dar cifras es imposible, debido a que el presidente Hugo Chávez,  maneja los presupuestos a su libre albedrío, con mucho hermetismo, triquiñuelas e irregularidades, sin dar cuentas claras al país; como si ese el manejo de ese dinero fuese de su exclusiva competencia. Es decir, la población desconoce con exactitud cuanto entra, cuanto sale y cuantas reservas tiene Venezuela en oro y en divisas. Se estima, que desde que el chavismo asumió el poder – algo mas de 14 años – ha dilapidado una cantidad superior al billón y medio de dolares.

En Venezuela no se han construido obras grandes que reseñar, no se ha mejorado la infraestructura del estado, por el contrario, se ha deteriorado aún más. No se han creado nuevas empresas ni nuevas ciudades. No se han construido nuevas escuelas, ni universidades, que valga la pena destacar. No se han construido nuevos hospitales y clínicas dignos de mostrar. No se ha reducido la deuda interna ni la externa, por el contrario, se ha aumentado a niveles exorbitantes.  Se ha gastado mucho dinero nacionalizando empresas y comercios privadas en funcionamiento normal, para luego desmontarlas o desmejorarlas; que deberían permanecer en manos del capital privado. Se ha gastado mucho en dinero en publicidad, para exhibir obras inexistentes, cuando el verdadero motivo es la propaganda política gubernamental para promocionar la revolución chavista. Los sueldos e ingresos de los jerarcas políticos del régimen se han multiplicado, mientras que los de la población normal han desmejorado notablemente.

La carga laboral del Estado ha aumentado exponencialmente a niveles insostenibles hasta triplicarse, en comparación a la cantidad de empleados públicos que tenían los gobiernos democráticos, que tanto han criticado los chavistas e inspirado a su fallida revolución.

El gobierno chavista, con tantas necesidades sociales que tiene la población venezolana, e infraestructura física que hace falta para el desarrollo de nuestra economía, se ha dedicado a subsidiar a gobiernos de naciones latinoamericanas, entre los cuales el régimen dictatorial cubano, el preferido, el aliado, y se dice que el cerebro de la revolución bolivariana,  es el mas favorecido, y en el cual se “gastan” algo así como unos 6 mil millones de dolares anuales.

En lugar de promocionar la inversión privada, por el contrario, el chavismo se ha declarado enemigo abierto de ésta. Ello debido al odio visceral que tiene por  el sistema económico de libre mercado (capitalismo),  para promocionar el sistema económico socialista, que como sabemos es marcadamente estatista. Esta guerra abierta contra el capital privado aunada al control de cambio de divisas, y a la política de inamovilidad laboral, ha colapsado a la economía del país, de manera tal que ahora somos importadores de casi todos los rublos de la cesta básica alimentaria del venezolano. En consecuencia, actualmente tenemos graves problemas financieros que resolver,  no obstante los altos precios del petroleo. A saber:

I) La inmensa deuda interna y externa, considerada por algunos como impagable. II) La alta inflación existente, la cual se desatará a principios de año, y posiblemente llegue a ser de 2 dígitos altos. III) El fuerte desempleo, hoy día disfrazado y adulterado por la oficina de estadísticas del gobierno, que podría llegar a ser de 2 dígitos bajos. IV) La necesidad inmediata de emprender obras nacionales de envergadura en infraestructura. V) La carga económica fiscal que se ha indilgado el gobierno con tantos planes asistenciales para la población. VI) La inmensa corrupción que existe en el gobierno, que se aceleraría. VII) La inamovilidad laboral que en lugar de ayudar, ocasionaría el cierre de comercios y empresas medianamente productivas. VIII) El alto costo de la política de puertos para comprar  alimentos y bienes de servicio que antes producíamos. IX) Las medidas económicas a aplicar próximamente, que sin duda producirán gran malestar en la población pobre. X) La vulnerabilidad de PDVSA, incapaz de crecer y garantizar más ingresos, al punto que estaría importando gasolinas y derivados a un costo exorbitante, por productos que antes producíamos en el país.

El chavismo colapsará cuando el propio pueblo chavista, se dé cuenta de que ha sido engañado. Cuando las esperanzas del pueblo estén troncadas y ya no tengan razón alguna para alimentarlas. Cuando el pueblo se entere que las políticas públicas chavistas han sido un total fracaso. Cuando el gobierno no pueda pagarles lo que les adeuda. Cuando el gobierno tenga que cerrar “misiones” y “ayudas”, por la imposibilidad económica de mantenerlas. Cuando las inmensas colas para adquirir alimentos lleguen a niveles inaceptables. Cuando las ollas de la corrupción se destapen y salgan al conocimiento público con detalles. Cuando el poder adquisitivo del pueblo que hoy apenas les alcanza para comer, mañana se desintegre. Cuando el pueblo empiece a pasar hambre de verdad. Cuando se sepa la verdad de todo.

El gobierno culpa a los sectores de la oposición por desestabilizadores, lo cual es una falacia, dadas las demostraciones fehacientes y permanentes que ha dado ésta, de buscar salidas electorales. Cuando el chavismo de base despierte y se encuentre con la verdadera realidad de la situación del país, lo que quede del chavismo tendrá que acusarles a ellos también de desestabilizadores, porque sin duda alguna, protestarán, se amotinarán y se violentarán exigiendo un nuevo gobierno.   Eso sucederá muy pronto, más temprano que tarde.

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