Opinión Nacional

La canción nacional

No tengo la pretensión de escribir para los castellanos. Mis lecciones se dirigen a mis hermanos, los hablantes de Hispanoamérica. Andrés Bello.

  La Fundación Mozarteum  Venezuela presentó, en 1995, en ediciones de la Asociación Venezolana de Amigos del Arte Colonial, un trabajo musical donde presentan una serie de piezas del período colonial venezolano. De todas esas piezas musicales una de ellas resulta particularmente interesante porque corresponde a nuestro Himno Nacional, la célebre canción Gloria al Bravo Pueblo.

  Atribuida la canción de gesta heroica desde la época de Guzmán Blanco a Vicente Salias (letra) y Juan José Landaeta  (música), las investigaciones modernas adelantadas por estudiosos de la música venezolana, como Alberto Calzavara (1944-1988) a quien conocimos mientras estudiábamos en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, resultan de extraordinario valor para todo venezolano que se precie de serlo. Como se afirma en la nota de investigación que precede al disco compacto, Carlos F. Duarte va introduciendo una serie de comprobaciones históricas que demuestran inequívocamente la autoría de nuestra canción más popular a Lino Gallardo (música) y Andrés Bello (letra). Además, se afirma que esta canción fue compuesta casi inmediatamente después de los acontecimientos ocurridos el 19 de abril de 1810.

  Por mucho tiempo se creyó lo contrario y por informaciones erradas y también por ciertos rasgos políticos, se permitió que esta verdad histórica permaneciera oculta para el común de los venezolanos. La letra original, como ya se indicó, por Andrés Bello, reclama la legitimidad de los derechos usurpados al rey Fernando VII, además de clamar por una unidad latinoamericana bajo el “ejemplo que Caracas dio” con el levantamiento de su población en los hechos de abril de 1810.

  Por su parte, y como se indica en la nota de presentación que se realiza a las piezas musicales, la interpretación que se ejecuta de nuestra canción de gesta, realizada por Gallardo, respeta rigurosamente la partitura original, tal y como era interpretada en los inicios de su popularización. Esto es, acompañamiento de guitarra y oboe, aunque podía también ser interpretada con flauta, como fue la experiencia que el canónigo Madariaga vivió a su paso por el río Meta.

  Resulta de suprema importancia esta información, no tanto para devolverle a la canción de gesta revolucionaria su letra y partitura originales, situación ésta improbable, como reivindicar históricamente la autoría intelectual y espiritual a dos grandes humanistas, como lo fueron Bello y Gallardo. El primero por ser el modelo civilizatorio, quien marca la lucidez del conocimiento de lo verdaderamente latinoamericano. El hombre que normó la palabra escrita y fijó en su Gramática de la Lengua Castellana Destinada al Uso de los Americanos (1847) los principios de lo que es hoy el español latinoamericano. Gallardo, por su parte, representa el músico entregado a su labor callada y pedagógica, aún tomando parte, desde antes de 1810, en conspiraciones contra el Imperio español.

  Dos grandes venezolanos, dos razones para afirmar lo positivo nacional, dos hombres cívicos que deben servir como imágenes en la construcción definitiva de una sociedad marcada por la huella de lo humanístico, de lo más trascendente del alma cultural venezolana de siempre.

  Extraordinario y pedagógico trabajo musical el de esta Fundación, que debería ser difundido en los centros educativos de nuestra nación y sobre todo, entre niños, jóvenes y esencialmente, dirigentes y líderes nacionales y regionales, de “toda especie”.

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