Opinión Nacional

¿La culpa es de Yuri?

El noveno titular de la cartera de información del régimen de Chávez, Yuri Pimentel, debe estar recogiendo sus macundales porque, al parecer, muy pronto vendrá el décimo. La descarga del jefe a la «estrategia comunicacional» en Aló Presidente es como un preaviso en vivo, directo y sin derecho a pataleo.

En realidad, lo que no sirve no es tanto la política comunicacional del gobierno sino el gobierno en sí mismo. Comenzando por el mandamás del embuste y la perorata.

Y es que se le acaba el combustible a la propaganda oficialista. No en términos de plata, desde luego, sino de capacidad de engatusar a la población con esa metralla incesante de promesas, expectativas o mondas y lirondas mentiras.

Los cientos de miles de millones de bolívares que el Estado bolivariano gasta en imagen, publicidad, medios y afines, ya no pueden eclipsar el «cagastrófico» (mezcla de aquello con catástrofe) desempeño del «gobierno bolivariano y socialista», como rezan los nuevos avisos del Minci.

¿O es que el fracaso en vivienda, servicios públicos, empleo, seguridad personal, mantenimiento de infraestructura, calidad de vida, respeto de derechos y libertades, es culpa de una errada estrategia comunicacional?

¿Qué de 70 mil viviendas al año con el barril a 10 dólares se haya pasado a 10 mil con el petróleo por las nubes, es responsabilidad de una mala comunicación? ¿Qué de 4 mil muertes violentas en 1998 se haya disparado a más de 14 mil homicidios en 2005, es consecuencia de luna fallita comunicativa?

A otro con ese cuento, porque si a ver vamos, hasta de lo más efectivas habían sido las billetudas campañas de la «revolución» al lograr taparear las cosas y vender el espejismo del «ahora Venezuela es de todos». Eslogan, por cierto, elucubrado por los publicistas brasileños que tanto ayudaron al endógeno Chávez desde mediados del 2003.

La nueva molestia presidencial con su estrategia comunicacional se debe a que supuestamente no se conocen las grandes obras públicas que realiza la «revolución bolivariana». ¿Y las sopotocientas cadenas al respecto? ¿Y la millonada publicitaria al respecto?

Pero resulta y pasa que ninguna de las obras en curso son iniciativa de este septenio, sino que fueron heredadas en avance, paralizadas por Chávez en 1999 y parte del 2000, luego reiniciadas a los trancazos, y después demoradas para que las inauguraciones coincidieran con la campaña electoral del 2006.

Tal es el caso de la línea 4 del Metro de Caracas, del ferrocarril al Tuy, de la represa de Caruachi, etcétera…Encima de todo, el régimen revolucionario abandonó siquiera el mínimo mantenimiento de la infraestructura nacional, y al colapsar viaductos, puentes y carreteras en todo el país, muy poca gente se impresiona con la terminación de una etapa en la autopista de Barinas a Guanare.

Para que Venezuela funcione lo que debe cambiarse no es la política comunicacional del gobierno, es el gobierno mismo con todo y su contexto de revolución autoritaria y destructiva.

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