Opinión Nacional

La democracia y el respeto a los derechos de las minorías

«La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo» Montesquieu (%=Link(«http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=683″,»http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=683»)%)

«La democracia ha surgido de la idea de que sí los hombres son iguales en cualquier respecto, lo son en todos» Aristóteles (%=Link(«http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=38″,»http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=38»)%)

En estos tiempos de principios del siglo XXI todos hablan de democracia, todos los gobiernos se venden como democráticos usando muchas veces el término de una forma ligera y superficial, aunque sus acciones estén muy distantes de cumplir realmente con los valores y principios que forman a la democracia, no sólo como sistema político, sino como una ideología.

Porque la democracia más allá de ser simplemente el gobierno de las mayorías, es una ideología orientada por una doctrina en donde el respeto a la dignidad de la persona humana, única, indivisible y social, es el valor fundamental de donde se derivan los demás valores y principios.

Es común oír hablar de democracia. Todos hablan de democracia en una forma muy simple, pero una cosa es hablar de democracia y otra es comprender y asumir la democracia como forma de vida y no sólo como el método para dirimir algunas diferencia a través de elecciones en donde gana la mayoría, porque amparado en las mayorías se han cometidos muchas injusticias. De manera qué el hecho de haber una elección no significa automáticamente que es democracia, porque la elección en sí es un método, pero el fin de ésta debe estar basada en acciones que protejan los derechos fundamentales de las personas, porque existe el peligro de que las mayorías circunstanciales en una sociedad, aprueben en elecciones acciones que van en perjuicio de otras personas, entonces ya no estaríamos hablando de democracia, porque la democracia como ideología es el respeto de los derechos fundamentales de todos.

Existen muchas versiones sobre el concepto de democracia. Sin ir muy lejos, en nuestro país se habla de democracia participativa y democracia representativa, y también se habla de democracia social o socialismo democrático.

A veces pareciera que se le pone apellidos a la democracia, cuando la democracia es una sola y no se mide en porcentajes. La democracia es o no es. No puede haber poco o mucha democracia porque los derechos fundamentales de las personas tampoco se miden en porcentajes. No puede haber tanto por ciento de democracia, ni tanto por ciento de derechos humanos. La democracia y los derechos humanos no son a medias, ni se administran a medias.

Hoy en día está amenazado el modelo de las sociedades democráticas, se habla de democracia pero se le pone adjetivos. En el fondo se busca confundir con el adjetivo para que parezca lo que no es y eso es peligroso, porque ideologías que hicieron mucho daño y violaron derechos humanos en el pasado, regresan disfrazadas de democracia con apellido.

La democracia está ligada directamente a los derechos humanos, la democracia nace inspirada en el respeto de los derechos humanos, civiles y políticos de las personas, por eso antes de hablar de democracia es importante tener claro sobre que base de valores y principios está fundamentada. No se trata de decir que se es democrático, el asunto es serlo de verdad, tener una actitud de vida basada en el respeto de los derechos fundamentales de las personas.

Ahora bien, todos los gobiernos buscan legitimar sus actos a través de elecciones o referendos, pero la crucifixión de Cristo no fue una decisión democrática, aunque fue decidida por mayorías. Hoy en día, se emplea el método de Poncio Pilatos para cometer violaciones de derechos humanos y eso ocurre porque hay gobernantes que se esconden bajo el manto del método democrático, para legitimar acciones dictatoriales y totalitarias.

Entonces, si la democracia no es sólo el gobierno de las mayorías ¿Qué es la democracia?

Para hablar de democracia hay que entenderla y vivirla. Para saber que es la democracia, primero habría que encontrarle el sentido porque si hablamos de ella como un sistema político, quiere decir que existe la posibilidad de que pueda haber otro sistema político mejorado, pero no puede haber un mejor sistema político que la democracia porque ésta evoluciona de la misma forma que evoluciona la conquista del respeto a los derechos humanos.

Los derechos humanos son derechos naturales, inalienables e intransferibles de la persona humana que siempre han estado y estarán. No se lucha por los derechos humanos, se lucha por el respeto a esos derechos. Igual sucede con la democracia cuando la vemos como una ideología de vida y no simplemente como un sistema político. La democracia va de la mano con los derechos humanos porque es los derechos humanos, por eso no existe un sistema político superior a la democracia, porque la democracia es perfectible de la misma forma que se conquista el respeto a los derechos humanos.

Es totalmente errada la creencia de que la democracia es el gobierno de las mayorías. Esta premisa es cierta hasta cierto punto, porque la democracia está orientada mas hacia las minorías que hacia las mayorías. Entonces, es más acertado hablar de la democracia como el gobierno que garantiza el respeto a los derechos fundamentales de las minorías, porque las mayorías gozan de ese respeto automáticamente y si dejaran de gozarlos, pasarían a ser parte de las minorías.

Si la democracia está fundamentada en los derechos humanos y los derechos humanos se conquistan a través de la lucha con el poder de gobiernos o elites económicas, políticas o militares, entonces la democracia está destinada a proteger a las minorías, que son las que no están protegidas por las elites de poder.

La democracia es una ideología inspirada en una doctrina formada por valores y principios como la persona humana y su dignidad, la primacía del bien común sobre bienes particulares y la perfectibilidad de la sociedad.

La democracia se trata de la convivencia en sociedad orientada en valores como la solidaridad, el pluralismo, la unidad, la justicia social y la libertad. Cuando se habla de democracia se debe anteponer el valor de la persona humana y sus derechos fundamentales como la vida y su libertad. Por eso, un país que hace elecciones todos años no es un país democrático automáticamente, la democracia se prueba en la gestión de gobierno y en el respeto a los derechos de la gente, principalmente al de las minorías.

Eso puede explicarse con un ejemplo bien interesante, si todos vivimos en una casa que se debe remodelar, pero para hacerlo con rapidez debemos sacar a la calle a la mitad de la gente y se somete a votación para decidir quienes se van y quienes se quedan, pudiera parecer un acto democrático porque se estaría sometiendo a la decisión de las mayorías, pero no lo es porque se estaría violando el derecho de las minorías que serían echadas a la calle. En cambio, sería democrático, si la remodelación se hace con mas tiempo, pero respetando la permanencia de todos hasta que termine el trabajo. En este caso, el valor de la solidaridad y del bien común estaría presente en esa sociedad verdaderamente democrática.

La democracia no es el gobierno de las mayorías, es el gobierno de todos y respeto a los derechos fundamentales de las minorías.

El principio transversal de los derechos humanos en la democracia establece que éstos pertenecen al ser humano por lo que es: un humano con dignidad inmanente. No se trata de concesiones que le dispensa el Estado, quien ha de respetarlos y garantizarlos. No son reversibles ni regresivos tales derechos.

Los artículos 19 y 22 de las constitución venezolana, dice que el Estado debe garantizar los derechos humanos según el principio de la progresividad; el goce y ejercicio de éstos ha de entenderse «irrenunciable, indivisible e interdependiente»; aparte de que dichos derechos vienen atados a la idea de la inherencia: su enunciación no implica, pues, la negación de otros derechos que no citados en la Constitución o en los pactos internacionales.

El artículo 20 garantiza el libre desarrollo de nuestra personalidad, sin más limitación que el respeto a los otros y del orden público: que en la democracia es el «orden» que asegura los derechos humanos, no los «derechos» pretendidos del Estado.

Considerando lo antes expuesto, se puede decir que el sentido de la democracia es la convivencia en sociedad orientada en valores como la solidaridad, la pluralidad, la unidad, la justicia social y la libertad, garantizando el respeto a los derechos humanos de todos, principalmente al de las minorías.

Dijo Juan Pablo II:

«…es algo que nunca se borra de la memoria. Primero fue el nazismo. Lo que se podía ver en aquellos años era ya terrible. Pero muchos aspectos del nazismo no eran visibles en aquel período. No todos se daban cuenta de la verdadera magnitud del mal que se cernía sobre Europa, ni siquiera muchos de nosotros que estábamos en el centro mismo de aquel torbellino…Tanto los Nazis durante la guerra como los comunistas después, intentaban esconder a la opinión pública mundial lo que estaban haciendo…»

La gran tentación del hombre a lo largo de su historia ha sido sustituir a Dios. Estuvo muy en lo cierto el Papa Juan Pablo II cuando habló de las ideologías del mal como el nazismo y el comunismo. A estas podemos sumarle el liberalismo o neoliberalismo que también se ubica en un peligroso extremo en donde queda desamparado el derecho fundamental de las personas.

La dignidad humana es un derecho humano inalienable e intransferible que nos hace igual a todos, pero existe el peligro del regreso de las ideologías del mal que no respetan la dignidad humana porque pretenden sustituir a Dios.

«Si desterramos a Dios, la dignidad humana también desaparecerá»

Benedicto XVI

También está muy en lo cierto Benedicto XVI cuando nos habla de la pretensión de quienes quieren desaparecer a Dios para terminar con el modelo de sociedad inspirado en valores cristianos como la dignidad humana, el bien común, la justicia social y la perfectibilidad de la sociedad.

Desterrar a Dios es acabar con las minorías.

Desterrar a Dios es terminar con la democracia y los derechos humanos.

Todo extremo político-ideológico es aberrante para las minorías y para los derechos humanos, en cambio la democracia se hace en el centro, respetando el pluralismo y la libertad de pensamiento.

El asunto es doctrinal, ideológico y político. La democracia es la ideología del bien, de las minorías y de los derechos humanos.

¿Está lista la humanidad para vivir esa utopía?

¿Es la democracia la utopía que soñamos y que se perfecciona en el tiempo junto a los derechos humanos?

¿Son las minorías tan indispensables como las mayorías para hacer la democracia?

Cuando respetemos plenamente la dignidad humana, comprendiendo el valor de las minorías y dejemos de desafiar a Dios, entonces viviremos plenamente la democracia.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba