Opinión Nacional

La derecha, se dice

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CEDICE ha convocado a Caracas a los más conspicuos representantes de la derecha continental. Está en su derecho, sólo que el amontonamiento de tanto pensamiento neoliberal obliga a algunas reflexiones. En primer lugar, hay allí gente de derecha muy respetable, entremezclados con algunos de ultraderecha que no lo son tanto. En segundo lugar, la respuesta que CEDICE ofrece con este mandamiento unilateral nos obliga a muchos a marcar diferencias.

Tanta derecha reunida en estos momentos es un movimiento político errático. ¿Son estos los personajes apropiados para hablarnos de libertad en las dramáticas circunstancias que atravesamos? ¿La repetición unidireccional de los planteamientos harto conocidos de la derecha constituye la respuesta teórica a los tanteos del presente régimen?

La respuesta de esta gente no es mi respuesta. En lugar de propiciar un debate, CEDICE lo que nos propone es un monólogo. Además, es notable la ausencia de venezolanos en ese panel. Asistiremos, pues, a la repetición de la necesidad del libre mercado, de la libertad empresarial, de la necesaria competencia e, inclusive, a la ratificación de que en el mercado todo se arregla solo.

A este régimen no se le puede oponer este compendio. A este régimen se le opone el diseño de un avanzado Estado Social de Derecho superior a la simple “welfare”, se le opone la admisión de la necesidad de convivencia de distintas formas de propiedad, se le opone una economía inclusiva, se le opone un nuevo diseño político horizontal de toma de decisiones, se le opone todo un planteamiento ideático de organización social en democracia rediviva y de libertad reconceptuada.

No voy a hacer aquí un recuento de mis ideas sobre los temas elencados. Remito a los lectores a mi libro “Incisiones para una democracia del siglo XXI” -http://d.scribd.com/docs/1d36942fe7o9sagmqre8.pdf- (está en e-book, cualquiera lo puede bajar gratuitamente, por lo que agradezco a las páginas web mantener este hipervínculo). En cuanto al envoltorio ideológico del presente régimen he dicho que hay unos cuantos principios correctos, sólo que han sido prostituidos, degenerados y ensuciados con el sectarismo, las “camisas rojas” y una solicitud totalitaria de dependencia y sumisión. Un sólo ejemplo, el de las cooperativas, traídas al inicio de nuestra vida democrática por Adelita de Calvani con el entusiasmo de Arístides, su marido, quien sonreiría si viese este comentario. Pues bien, las cooperativas han sido golpeadas porque “no deben obtener ganancias”. Conozco a más de un buen partidario de este gobierno, cooperativista de corazón, que se sigue partiendo el alma para hacerlas sobrevivir en medio de la intolerancia. Algún comentario morboso produjo mi texto sobre el trueque, hoy en día estudiado como materia esencial en las principales facultades de economía del mundo avanzado.

Parece que a CEDICE no se le ocurrió invitar a alguien avanzado en la materia y que, aún inclinándose hacia la derecha, tenga planteamientos renovadores. Aquí, en este mundo de hoy del siglo XXI, hay que reinventarlo todo, incluyendo al mercado, como lo he repetido hasta el cansancio. Y en cuanto a las posiciones políticas es obvio que los extremos son despreciables, que la adopción maniática de un cuerpo cerrado de doctrina no se compagina con este mundo, que es necesario poner a funcionar la imaginación creadora al servicio de la justicia.

En este mundo se parte del centro. Los extremos son desechables. Partiendo del centro uno se puede inclinar hacia la izquierda o hacia la derecha, territorios donde los grados son amplios y variados. También he dicho que no hay quienes se puedan entender mejor en un marco de democracia del siglo XXI que una centroizquierda buena y una centroderecha buena.

En este país venezolano los muertos no resucitan, ni siquiera para el día del juicio final. Quienes piensen que aquí podemos retroceder andan muy equivocados. Aquí tenemos que armarnos de jabón y esponja para hacerle justicia a las ideas buenas prostituidas y poner a funcionar la imaginación creadora para hacer una oferta de país. También en esto último tengo la conciencia tranquila.

No sabemos si Rafael Alfonso se va a persignar al instalar su foro unidireccional, como lo hizo cuando firmó ese error histórico que Gaviria y Carter pusieron sobre la mesa para salvar a un gobierno moribundo. En cualquier caso, damos la bienvenida a Caracas a estos visitantes, con el deseo de que la dictadura no los humille en el aeropuerto de Maiquetía y el escándalo pase a ser más importante que lo que tienen que repetirnos. Lo advierto porque ya jauría oficialista ha desatado toda clase de improperios, pues los invitados vienen “a subvertir, a crear caos, a conspirar”. No, simplemente vienen a hablar, a dictar conferencias, y en un país decente se puede hablar, sólo que la jauría oficialista ha transformado a este en un país indecente. La indecencia de la dictadura nos arropa como un manto mortal. Cualquier cosa porque puedan hablar, porque escuchando las opiniones del otro me hago digno de que alguien escuche las mías.

En cualquier caso, desde mi ego desbordado –como lo llama algún personero de la vieja izquierda sifrina- aquí están por escrito mis diferenciaciones.

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