Opinión Nacional

La desesperación en Venezuela

Su mensaje es un reclamo: en este ex-país, como usted lo llama, sí estamos desesperados por salir de este régimen. Pero planteamientos como los que le leemos cada viernes en su columna no ayudan sino a subir la carga de angustia.

La lectora alude a nuestros señalamientos sobre la necesaria creación de una política que permita enfrentar la raíz de lo que aquí ocurre hoy. Ante esto, exponemos los siguientes puntos para la reflexión y el debate.

1.- Tiene razón la señora Méndez: aquí la desesperación, miedo-temor-zozobra-angustia anda regada por todas partes. No tiene precedentes y sólo es comparable con los tiempos en los cuales la guerra lo ha llenado todo.

2.- Y la situación será cada vez peor y más alarmante. Hoy está activo y en pleno crecimiento el elemento medios-publicidad. Por una parte está el ‘aparato’ del régimen haciendo su trabajo de compra-control de conciencias, como corresponde a su firme orientación militarista, autoritaria y totalitaria, y por otra ‘el aparato opositor’ que, al no definir una política de claro enfrentamiento político e ideológico al régimen, sólo cumple el papel de válido interlocutor, sin llegar a convertirse en verdadero contrario dialéctico, capaz de impulsar una situación-síntesis que trascienda lo existente.

3.- La gente en general está sometida a dos fuegos políticos sostenidos por unos medios de comunicación que en buena parte han sustituido la labor que cumplían los partidos. Por ello, al lado del acontecimiento está la información que se repite tanto como vende o interesa. La interpretación u opinión se harán de acuerdo con los parámetros que convengan a la planta respectiva. Esta es la continuación y extensión de la polarización. Y a un lado, y como simple objetivo para la manipulación, queda la gruesa parte del colectivo que no milita en ninguno de estos frentes polares.

4.- Por ello el ambiente político-mediático arrastra a la gente hacia estados de angustia-desesperación. Unos, en espera de un suceso capaz de cambiarles la vida, otros apostando a la permanencia del régimen ‘revolucionario y bolivariano’. En ambos, se asume la misma búsqueda del caudillo necesario, que tan claramente enarbola el positivismo.

5.- Políticos y medios juntan esfuerzos para lanzar productos de alto consumo. Uno de ellos, es la idea de que la salida se producirá en el corto plazo. Por eso se impulsó el 11A-02, el paro petrolero o se creyó que el 15Ag.04 se iba el golpista-presidente (GP), que el 03D-06 se ‘ganaba y se cobraba’ o, como se piensa ahora, que el 23N-08 quedará tan debilitado por la derrota que estará obligado a irse.

6.- Esto ha creado una mentalidad para la impaciencia, la emoción y la inestabilidad. La política se ha convertido así en un inmenso baratillo en el que todos compramos, a la vez que nos volvemos incapaces de captar o aprehender lo que este régimen significa.

7.- La toma de la calle de comienzos del año 02 se convierte luego en una marcha incesante que no tiene hoy mayor incidencia para la imposición de un cambio político. Por esta razón, la gente se siente confundida, engañada, frustrada y desesperanzada. Difícil entonces llevarla a asumir la idea de organización y cada vez más fácil el avance del régimen.

8.- En este sentido, la crisis del ‘maletinazo’ que apunta como responsables a los ejecutivos de Venezuela y Argentina, a lo que se suna la expulsión del embajador de USA en Bolivia para que el GP hiciera lo mismo en supuesta solidaridad con Evo Morales, el descontento en las FA que se denuncia como intento de golpe y magnicidio incorporado, la expulsión de Vivanco (HRW), comportan una crisis terminal que pasa desapercibida por ‘las oposiciones’ que sólo están pendientes de ‘sus elecciones’. El régimen flaquea por inestabilidad pero no hay nadie capaz de plantear un deslinde.

9.- Y es esto precisamente lo que ocasiona la angustia-desesperación que observamos en este momento. Una vez más queda demostrado que este régimen se mantiene en pie debido al soporte que le brindan ‘las oposiciones’ que, ante esta delicada situación, simplemente se les ocurre ratificar que todo debe resolverse y concretarse el 23N-08 con el voto mayoritario de los venezolanos que le dirán al GP y sus pandillas que la mayoría de los venezolanos no quiere el régimen que representan.

10.- Y ante todos estos males de y para la angustia, se levantan las voces de los poderes polarizados haciendo gala de la convicción de que podrán manejar indefinidamente el cuadro político con la ayuda-participación de sus respectivos colegas y aliados, los medios de comunicación, sin que esto signifique modificación sino ratificación de la realidad política existente.

Y ante este cuadro, que incorpora además inseguridad, inflación, y todas las miserias sociales ¿puede afirmarse entonces que este articulista contribuye a profundizar la desesperación? Una vez más advertimos que este régimen de la destrucción y ‘sus oposiciones’ no pueden producir una realidad distinta a la que han hecho conocer en medio siglo. Una historia diferente tiene que corresponder a otro planteamiento y a un actor colectivo que ya no dependa de los postulados del positivisno ni de las politicas de las ambiciones, la burla’ y la desesperación.

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