Opinión Nacional

La educación comunista

En anterior trabajo, que titulamos «La necesidad de una educación para la democracia», expusimos el deber ser educativo en una sociedad democrática, volveremos sobre este tema en nueva oportunidad. Ahora en este trabajo nos referimos a las base éticas y a la praxis que conforman la educación comunista.

Lenin en su Discurso en la I Sesión del III Congreso de Juventudes Comunistas de Rusia celebrado en Moscú el 02 de octubre de 1920, al referirse a la moral comunista expresaba: » ¿Pero existe una moral comunista? ¿Existe una ética comunista? Es evidente que sí. Se pretende muchas veces que nosotros no tenemos nuestra moral propia, y la burguesía nos acusa con frecuencia, a nosotros, comunistas, diciendo que negamos toda moral. Es una forma como cualquier otra de embrollar las ideas y de arrojar tierra a los ojos de los obreros y de los campesinos. ¿En qué sentido negamos la moral y la ética? La negamos en el sentido en que la ha predicado la burguesía, deduciéndola de los mandamientos de Dios. Claro está que nosotros decimos que no creemos en Dios, y sabemos muy bien que el clero, los terratenientes y la burguesía hablaban en nombre de Dios para defender sus intereses de explotadores. O bien, en lugar de tomar como punto de partida de la moral los dictados de la ética, los mandamientos de Dios, partían de frases idealistas o semidealistas que, en definitiva, se parecían extraordinariamente a los mandamientos de Dios………. No fue difícil desembarazarse del zar: bastaron algunos días. No fue muy difícil echar a los terratenientes: pudimos hacerlo en algunos meses. Tampoco fue muy difícil echar a los capitalistas. Pero suprimir las clases es infinitamente más difícil…………»

Antón Semionovich Makarenko (1888-1939), considerado en la actualidad como el máximo pedagogo de la educación comunista soviética, niega que: «…..la educación deba fundamentarse sobre las necesidades del niño y más bien, las necesidades en que debe ponerse más énfasis es en las de la colectividad, en las de la sociedad, las del país y el sentimiento del deber tiene que ir siempre ligado a ésas necesidades». Afirma, además que «…..el culto a la espontaneidad no sólo menosprecia el papel de la educación sino que es socialmente perjudicial y entonces, no queda otra alternativa que abandonarlo; la autodisciplina y la autoorganización se les debe de sustituir por una disciplina consciente» . Asevera que: «En cada familia debe regir un orden tal que sea obligatorio señalar la menor infracción del régimen, esto se debe cumplir desde la temprana edad y cuanto más severos sean los padres en exigir su cumplimiento, tanto menos infracciones habrá y, en consecuencia se evitará la necesidad de recurrir a los castigos». En conclusión, la disciplina propugnada por Makarenko no es una disciplina ciega, arbitraria, una disciplina del sometimiento, sino la disciplina defendida por Lenin, la disciplina consciente.

Los gobiernos que practican la búsqueda del ethos, la teoría del vivir, en una sociedad comunista aplican los principios de Benin y de Makarenko. La educación en Cuba es atea; los jóvenes desconocen el amor a Dios y al prójimo. El único amor que siembra el gobierno es al Socialismo y a Fidel por encima de la familia o amistades. Esto quiere decir que todos los niños y jóvenes están obligados a denunciar a cualquier individuo que se proyecte en contra del sistema, tratándose aún de sus propios padres. No hay Dios, no hay nada.

El estudiante en Cuba está sometido a los más estrictos controles por parte de la máxima dirección política de la Isla. Los estudiantes, como todo el pueblo cubano, viven bajo la amenaza perenne de mostrar siempre una actitud comunista y revolucionaria en todo momento de su vida. Quien que fuera sorprendido expresando públicamente un pensamiento que difiera del oficial, no solamente es reprendido fuertemente por parte de la dirección de la escuela, sino que puede ser expulsado deshonrosamente de su plantel escolar y su expediente acumulativo manchado lo que influirá negativamente en su estudios posteriores y no le permitirá estudiar la carrera universitaria para la cual tiene vocación.

La educación cubana constituye la forma más jamás antes vista en ningún país civilizado de la tierra. La familia, conducida a un segundo plano en la vida del niño, sufre esta pena y calla en silencio, al ver a su hijo transformado, ateo, donde su patria potestad les ha sido arrebatada en nombre de la Ley.

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