Opinión Nacional

La estrategia de la oposición

En ocasión de las elecciones pasadas, fuimos decididos defensores de la abstención. Pero siempre en el entendido que dicha abstención debería formar parte de un planteamiento estratégico de acción política, que le diera el peso específico suficiente para transformarla en un hecho contundente de denuncia del fraude que estaba montado y que al final se llevó a cabo. Este objetivo se logró en parte a pesar de la poca visión de la dirigencia, que sólo ante la irresistible presión de la gran mayoría de los venezolanos que se respiraba en el ambiente, a última hora retiraron sus candidaturas y con ese movimiento táctico, dejaron fuera de balance al régimen.

Como resultado de la decisión de la gran mayoría de los votantes de no asistir a un acto comicial totalmente viciado, se logró desmontar el mito de un poder de convocatoria del autócrata, que no era tal. A pesar de los connotados esfuerzos del régimen para llevar a las urnas a unos supuestos seguidores que decían representaban al menos el 60% de la población votante, el resultado fue un estruendoso fracaso y el autócrata quedó al desnudo con un escasísimo 15% de personas que se acercaron a los centros, de las cuales debemos descontar a los opositores que votaron en la creencia de que se podía derrotar un fraude largamente anunciado.

De nuevo nos vemos ante la circunstancia de un acto comicial, que igualmente se presenta con todos los visos de un fraude armado en base a las grandes posibilidades de manipulación que caracteriza a los sistemas de votación totalmente automatizados. Una vez más la oposición al régimen ha estado enfrascada en una discusión bizantina sobre el llamado o no a la abstención, aunque el hecho de haber logrado al fin una candidatura de unidad representada por Manuel Rosales, parece haberle quitado fuerza. Insistimos como en la oportunidad anterior, en que se debe elaborar un Planteamiento Estratégico a partir del cual derivar las diversas líneas de acción según los posibles escenarios que se definan.

Por de pronto debemos entender que la existencia de una candidatura única que representa a la gran mayoría democrática de los venezolanos, tiene de suyo una enorme capacidad de presión para forzar al adversario a luchar en un escenario favorable al logro de los objetivos de esa mayoría. Es por ello que el llamado a la abstención sin colocar en el análisis esta variable, es por demás una temeridad. Creemos que una de las líneas estratégicas a seguir es aquella en la cual ya no la abstención, sino el retiro de la candidatura de unidad de la oposición por no existir las condiciones que garanticen la validez del acto de votación, sea la acción táctica que desmonte la pretensión del régimen de continuar en el poder a través del fraude. Pero para que esto sea creíble se debería definir desde ya cuál es la fecha tope que el Candidato de la oposición establece para que se garanticen las “condiciones mínimas” para aceptar la convocatoria a las urnas. Lógicamente que se requerirá una continuada y sostenida acción de calle para hacer efectiva una presión de tal magnitud que obligue al CNE a garantizar esas condiciones, porque de lo contrario debemos estar claros que si se acepta pasivamente la estrategia del régimen de estirar la cuerda para hacer creer que existe la posibilidad de lograr las referidas condiciones, se caerá de nuevo en la trampa y asistiremos una vez más a un fraude que ya está montado. El peligro reside en que la ingenuidad de algunos puede hacer mella en la unidad de la oposición, por lo que se hace impostergable definir si esa será la línea estratégica a seguir y comenzar a actuar en consecuencia.

Sin embargo hay que acotar que existe otro escenario, del cual ya se habla, que se daría si el CNE se niega a garantizar la transparencia de los comicios y la oposición, liderizada por su Candidato, decide asistir a los centros de votación y obligar a abrir todas las cajas en todas las mesas de votación para así desvelar el fraude. Es la idea de “cobrar”, ante la intención del régimen de hacerse de la victoria por medio del engaño y la mentira y en vista de que se cierran todos los caminos legales para hacer respetar el derecho a elegir. Pero hay que tener claro que para activar esta decisión, se requiere estructurar una logística que permita garantizar en cada mesa suficientes defensores del voto de la oposición dispuestos de verdad a abrir las cajas, no importa cual sea la amenaza que se les venga encima. Esto es importante señalarlo porque los acólitos del régimen seguramente echarán mano de la violencia para evitar la apertura de las cajas. Si la dirigencia de la oposición considera que este último escenario es el más probable, o es en definitiva el que han decidido montar ante la intransigencia del CNE, habría que preguntarse si se tiene la organización adecuada para llevarlo a cabo. Si están dispuestos a llegar hasta el final, es decir, a garantizar que todas las cajas serán abiertas pase lo que pase.

Este último, consideramos que podría ser el escenario más probable si es que los dirigentes democráticos tienen el carácter y el coraje suficientes para montarlo y alcanzar el objetivo. De ser así, quien esté a la cabeza de estas acciones tendrá la oportunidad de convertirse sin duda alguna en el Líder de la democracia venezolana en una nueva etapa que se iniciará desde ese momento.

(*) Contralmirante

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