Opinión Nacional

¡La igualdad es imposible!

Chávez 2007-01-10, durante la toma de posesión de su cuarto mandato dijo: “La igualdad es imposible en el capitalismo. Sólo es posible en el socialismo”, agregó.

Todos seremos iguales de pobres, me atrevo a corroborar, cuando reviso, echando una miradita atrás, la historia de las sociedades comunistas (sin excepción).

El guacamole de arroz con mango político-social que este señor presidente tiene en la cabeza, hace patente el grado de enfermedad psíquica en que se encuentra; ya que estos ocho años de buen comer no le han curado las dolencias (ni a él ni a los duros “desiguales” de la cúpula del poder “Audi”).

“Barriga llena y corazón contento” es un dicho que cualquier venezolano entiende. Y por supuesto que se debe también entender que el dicho sólo se refiere a los que están totalmente bien comidos, bien bebidos y bien vestidos (tanto de traje, como de techo y diversión).

Con esas frases engañosas: “igualdad” (pillería de embrollones), pretende convencer a los que se quedan fuera de los privilegios “socialistas”, para que sigan esperando por el bendito turno a comer con dignidad, cosa que “el enajenante capitalismo” entorpece con premeditada maldad.

Al margen de si eres vago o maleante, o un pobre trabajador abnegado, la culpa de tu desgracia es el capitalismo devorador. Esa mortificación siempre ha existido por la falta de control que debe implementar una autoridad suprema (yo, el salvador bien comido), que por encima del bien y del mal, y sin “necesidades propias”, logrará emparejar las necesidades del vago o maleante con las necesidades del ingenuo trabajador.

¡Qué gran revolución!
La igualdad es imposible (digo yo) porque ésta va íntimamente ligada a los esfuerzos del individuo (sin que esto implique que pretendo ocultar los abusos que se cometen tanto desde el poder del capital privado como desde el poder del capital de Estado).

Las palabras del presidente son entonces palabras para ilusos, palabras que reviven las exasperantes esperanzas de los necesitados. Palabras que les crean la idea de que el paraíso terrenal (la igualdad) finalmente está a las puertas de sus descompuestas casas (aunque no hayan hecho el más mínimo esfuerzo por repararlas o ganarse el derecho a vivir mejor).

No es por entorpecer el derecho de los indigentes a disfrutar de una vida decente que hago este análisis, sino porque el bienestar nunca ha sido gratuito (ni lo será jamás) y va íntimamente ligado a los esfuerzos propios (ya trabajes o seas ladrón); y se dará siempre y cuando prevalezca la hegemónica diferencia de que el que más se esfuerza más tiene (cosa que se quiere abolir en nombre de una “nueva libertad” igual para todos).

Chávez no nos ofrece una posibilidad de crecer en libertad, sino todo lo contrario; todos vamos a tener la misma igualdad (tanto nos esforcemos en querer progresar, como si simplemente nos dejemos medio alimentar). Esa es la igualdad de la que tanto garabatea; ese es el jarabe que el charlatán vende a los ilusos de una vida mejor sin trabajar.

¿Cuantos chavistas saben cuál es la diferencia entre una botella de champagne francés y un vino Cava español o un Pro-seco italiano?

Me imagino que sólo lo sabe la cúpula chavista, ya que el otro 95 % de los ilusos paupérrimos que los apoyan, con toda seguridad, no saben ni siquiera lo que es un espumante.

Esa es la realidad de “la igualdad” que promulga el embrollador más eficiente que ha existido en la historia de nuestra nación: “es bueno ser pobre”, – y eso lo voy a lograr con eficiencia (y a la manera de Cuba) con al menos el 95 % de nuestra población (¡qué efectividad de gobierno!).

A ese 95 % de nuestra sociedad (clase media que al menos sabe lo que es un espumante y todos los otros que no tienen necesidad de descubrirlo porque “es malo ser rico” y es “bueno ser pobre”), les ofrezco la envidiable ventaja de saberse en iguales condiciones de bienestar (eso es igualdad, aunque sea paupérrima).

La justicia igualitaria será entonces un hecho logrado en un 95 % de la patria, cosa sólo lograda por las fantásticas y revolucionarias patrias hermanas de Cuba, Corea del Norte y ahora Irán, entre otras (porque el otro 5 % de los privilegiados, ameritan de los “supuestos” privilegios que “se necesitan” para poder mandar).

– Que no me obliguen a defender con la fuerza lo que quiero lograr con la potencia que me da el amor que le tengo a Jesucristo (que era comunista como yo); ya que hoy comienza (de verdad) el sublime proceso de esta imparable “igualdad”.

– ¡Dejad que se acerquen a mí…, ya que con este sublime y patriótico proceso revolucionario (que he recibido de la mano de Dios), me siento dispuesto a defenderlo hasta con la muerte de quienes se me opongan (¿Jihad?)!

¿Qué podemos entonces decir nosotros (groseros disociados mortales de la oposición), ante tanta recalcitrante oligofrenia?

¡La conclusión es que a veces la locura (aunque concuerde con ciertas probadas verdades científicas de posible recuperación de orden terapéutico) no se cura con terapias: sino con intervenciones quirúrgicas…!

¡Se solicitan especialistas de oposición…!

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