La inflación crónica en Venezuela

La inflación es como el pecado, cada gobierno la denuncia, pero cada gobierno la práctica.
Georg Christoph Lichtenberg
Introducción
La inflación en América Latina no es nueva, durante los años 1949 y 1970, un estudio hecho por el profesor Felipe Pazos, sobre la inflación en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, además de calificar esta inflación como crónica, la presentaba como poseedora de una intensidad superior que la de baja o débil intensidad, pero inferior a las de las hiperinflaciones. Así la de Argentina había alcanzado un 114% en 1959, Brasil un 92% en 1964 y Chile un 76% en 1955. Mientras que, en Venezuela, en esos mismos 21 años los precios al consumidor subían a un ritmo de 1% interanual. También la oferta monetaria creció en ese lapso en 10%, de igual forma el PIB se incrementaba en términos reales en un 6%, cada año.
La inflación arranca en Venezuela en el año 1973[1] un año en el cual empezaron precisamente a incrementarse los precios del petróleo, principal producto de exportación y el generador por excelencia de ingresos fiscales.
Período 1973-78
De este modo, en el lapso 1973-78 los precios aumentan un 149% mientras la liquidez monetaria (M2) se expande en un 371%; posteriormente en el período 1979-1985 los precios continúan su ascenso en un 205% y la oferta monetaria y además M2 sube un 244%. En el período 1986-89 el impulso en los precios es un 305% y el crecimiento del M2 es 182%.
Como una prueba del gasto fiscal deficitario a pesar del alza de los precios del petróleo en el año 1974, tenemos que en 1973 la relación deuda pública externa/PIB era del 5,9%; en 1978 se remontó al 15,3%; y en 1985 llega a 17,6%.
Período 1986-1993
Para 1986, la inflación era un gran problema que no se podía solucionar, así en este año el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) convocó ese mismo año una conferencia con destacadísimos economistas como Rudiger Dornbush, Gustavo Escobar y otros más. De esta conferencia salió el libro Inflación, Economía, Empresa y Sociedad publicado por el IESA mismo con varios trabajos sobre la inflación tanto en Venezuela como en otros países de América Latina.
Aquí nos llamó la atención de un cuadro de un trabajo de Gustavo Márquez en donde se señalaba que la tasa de pobreza en Venezuela había pasado de un 37% en 1981 a un 65% en 1989. Consultamos a un ex director general de Cordiplan y no dio confiabilidad de estas cifras, pero aun siendo verdaderas, la culpa no era del gobierno entrante en ese año de 1989 (segundo de Carlos Andrés Pérez) sino el de Jaime Lusinchi que se manejó con un esquema complicado de tasas cambiarias que implicaban subsidios de alimentos y servicios. Este mismo año este gobierno que anhelaba solucionar problemas que habían causado los dos gobiernos que le precedieron unificó las tasas de cambio, y el resultado fue un salto de los precios en un ¡81%!
Pero, poco después en el año 1991, el país había experimentado una tasa de crecimiento de un 9,7% del PIB la más elevada de toda su historia económica. El programa apoyado por el FMI y los tecnócratas venezolanos estaba produciendo resultados. Pero políticamente con los intentos de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 y de noviembre de ese mismo año, se anuló la continuidad del ajuste macroeconómico. Luego, entre los años 1990 y 1993 los precios ascienden un 244%, la inflación continúa su proceso de erosión del poder adquisitivo del bolívar. El problema era el sector público que lo atrapaba un gran déficit y solo se impuso el impuesto sobre el valor agregado después de la salida de CAP del gobierno por un juicio amañado, lleno de irregularidades, y matices pseudopolíticos.
En el año de 1994, Rafael Caldera consigue de nuevo a la presidencia de la república y le estalla casi en la cara, una crisis bancaria causada por el ansia de afectar al Banco Latino uno de los más grandes bancos venezolanos. Por lo tanto, en apenas dos años 1993-94 los precios suben un 61%. El nuevo presidente perdió un tiempo valioso en tratar de culpar de todos los males del país al gobierno saliente. Ya en 1996 tuvo que acudir al Fondo Monetario Internacional para un programa de ajuste económico. Por lo tanto, para reducir el déficit fiscal el gobierno impuso un fortísimo aumento en la tasa de ventas al por mayor del 12,5% al 16,6% y además quintuplicó los precios de la gasolina. Y a los pocos días eliminó el control de cambios, que nunca arregla los problemas cambiarios sino más bien le da un fuerte empujón a la salida de capitales[2].
Período 1999-2004
En 1999 el golpista teniente-coronel Hugo Chávez F. gana las elecciones y es presidente de la república, y aquí viene otra etapa del Gólgota de la inflación. En ese mismo año cambia la Constitución del país mediante un procedimiento heterodoxo, y concentra más poder en el Ejecutivo.
Bajo el mandato de Hugo Chávez F. la producción de crudo se redujo de 3,12 millón de barriles diarios a 2,95 millones de barriles diarios, mientras que los precios del petróleo llegaron a niveles estratosféricos aumentando un 660%. En el año 2003 se imponen controles de precios en 400 alimentos básicos.
En 2004, $ 1,5 mil millones del presupuesto de $ 15 mil millones de PDVSA se destinaron a financiar programas sociales, y luego se elevó a $ 4 mil millones por año. Chávez también explotó la liquidación de algunos o todos los activos de la filial estadounidense de PDVSA,Citgo, que recibió críticas entre el público venezolano debido a la corrupción. Según el ministro de Hacienda, Nelson Merentes, el presupuesto de 2006 de Venezuela obtendría más ingresos por impuestos que por la industria petrolera, a diferencia de antes.
Ahora bien, entre 1999 y 2004, la tasa de cambio pasa de 648,25 por US $ 1.920 US $ un incremento de 296%. A su vez los precios suben un 255%, y la liquidez monetaria un 332%.
Año 2005
En el año 2005, el gobierno nacional, promulga una Ley sobre un Fondo para el Desarrollo Nacional, más conocido por sus siglas FONDEN y al mismo tiempo reforma la Ley del Banco Central de Venezuela para sustraerle reservas para ser “invertidas” en este Fondo que a todas luces es una desviación del principio de unidad del tesoro que debe regir en las finanzas públicas.
De acuerdo al economista José Manuel Puente en el documento, “Bases para el diseño de un programa de reconstrucción nacional” publicado en el portal WEB Pro Da Vinci, en un cuadro explica que entre los años 2005-2014 el Banco Central de Venezuela le traspasó al FONDEN la suma de US $ 48.925 millones, como también PDVSA US $ 83.044 millones. Un total de US $ 131.969 millones. Las fuentes del cuadro de Puente son del Ministerio de Finanzas. ¡Esto es, nos quedamos a propósito sin reservas internacionales! ¡Me acuerdo que en ese tiempo, DF Maza Zavala quien era miembro del Directorio del BCV pedía tímidamente al gobierno que sustituyera las reservas por unos bonos del sector público!
En la actualidad
En el año 2017, estallo el proceso hiperinflacionario, cuando la remontada ya permanente de precios anual había alcanzado a 863,6%. En el 2018 el huracán de los precios aumentó en 130.060%.
Algunas consecuencias quizá no buscadas. Cuando Chávez amarró la silla de Miraflores, impuso un salario mínimo en US $ en mayo de 1999 que en US $ era 376,16 uno de los más elevados de América Latina, en la actualidad es de US $ 2,50 el más bajo de América Latina. En el cuadro 1 podemos ver cómo Argentina ha vencido a Venezuela en su carrera por bajar la inflación.
Cuadro 1

Por último, la pobreza que siempre la informa el Encovi de la UCAB, alcanzó en el 2023 un 82,8%. Esto es, un país que exportó entre 1999 y 2023 un millón de millones de US $ en lugar de ocupar un puesto de renombre en las economías latinoamericanas, resulta que entre 2014 y el 2020 el PIB se contrajo en un 82%. ¿Culpa de los gobiernos norteamericanos o sencillamente del actual gobierno madurista? También producto de la debacle económica, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados, informa que hay 7,7 millones de venezolanos viviendo fuera de su país, equivalente al 22% de los 34 millones de habitantes que había en Venezuela según el último Censo realizado en el año 2011. De acuerdo a estas cifras la ola migratoria venezolana es superior a la que tenía Siria ( 5 millones de personas) y que la originada por la Guerra de Ucrania (6,5 millones de personas).
Bibliografía
Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA): Inflación, Economía y Sociedad, varios autores, compilado por Antonio Francés y Lorenzo Dávalos, Caracas, Ediciones IESA, 1991.
KRIVOY, Ruth de: Colapso, Caracas, 1994.
PAZOS, Felipe: Chronic Inflation in Latin America, New York, Praeger Publishers, 1972.
[1] Último año del primer gobierno de Rafael Caldera.
[2] En el mencionado libro del IESA en un artículo de Eliana Cardozo se tiene el dato de que los venezolanos tenían en bancos del extranjero para el año 1987 la suma de 12,9 mil millones de US $.