Opinión Nacional

La izquierda siniestra

La ambición desmedida y la concentración de poder bajo un disfraz de compasión y altruismo

Ando con la palabra izquierda atravesada en la garganta y cada vez que escucho a alguien llenarse la boca y jactarse de ser políticamente de izquierda me atraganto. Ha transcurrido demasiado tiempo desde el 11 de septiembre de 1789 para que el lado de la Asamblea Nacional Constituyente en que se sentaron los delegados que votaron en contra del poder absoluto del monarca francés siga significando cambio social. Si no fuera por la desafortunada obsesión de Norberto Bobbio de pretender defender la vigencia de la dicotomía izquierda y derecha como categorías políticas opuestas entre sí, tal vez hace tiempo nos hubiéramos liberado del falaz estereotipo que como simplón estribillo asocia la izquierda con la preocupación por los pobres, la indignación ante la desigualdad y la exclusión social y la lucha contra la injusticia. Cuanto mejor andaría el mundo si todos aplicáramos una psicología desenmascaradora o sin tan solo atendiéramos la sabiduría de la intuición popular, como la expresada en aquel proverbio que dice: «dime de qué te jactas y te diré de qué careces».

Más allá de su uso retórico, vista la historia de las naciones y con base en la realidad empírica, a la palabra izquierda, en política, no le queda ya más que un solo significado cierto: la ambición desmedida y la concentración de poder bajo un disfraz de compasión y altruismo. Es posible encontrarle muchos otros significados políticos. Hayek la entendió como un racionalismo constructivista que hace de la sociedad el producto pasivo de una voluntad esclarecida y superior. Otros la ven como el «reparto equitativo de la miseria», como distribución de las utilidades del resentimiento entre quienes no producen nada, o como hipertrofia del Estado, pero lo que define verdaderamente su esencia es su voracidad, el exceso y la falta de límites de la voluntad de poder cuando se oculta bajo la fachada del amor al prójimo y la defensa de los débiles. No debemos olvidar que la represión de la izquierda produjo más de 100 millones de muertos en el siglo XX.

@axelcapriles

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