La Libertad Rebelde

Las admirables y dignas y luchas por la libertad que actualmente estamos viendo en Birmania donde una coalición de monjes rebeldes, estudiantes valientes y mujeres dignas hizo que nos pusiéramos a reflexionar sobre la libertad y de repente nos asaltó una pregunta: ¿qué es la libertad?
Esto fue lo que nos vino a la mente como respuesta: la libertad es rebelde Porque nunca la podrán asfixiar definitivamente, a la larga o la corta siempre se impondrá.Como aquí desarrollaremos es un derecho del ser humano que lo hace semejante a Dios. Dios es libre, tan libre es, que es dueño de la vida y de la muerte. En el Padre Nuestro pedimos que se haga su Voluntad, y para tener Voluntad hay que ser libre: un esclavo no puede tener voluntad a menos que lo liberen.

La libertad es algo que mezcla lo divino y lo humano. Es inevitable tener que empezar hablando algo de religión y teología. Como será de grande la libertad que Dios prefirió crear al ser humano libre aunque pecara o se equivocara, como de hecho lo hace. Si no lo hubiera creado libre, hubiera creado un robot o una máquina pero nunca un ser humano. En consecuencia, todo régimen, sistema o afín que atente contra la libertad está atentando contra un derecho divino, que como regalo gratuito de amor fue dado por Dios al ser humano al momento de nacer y por el mero hecho de ser persona.

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Creced y multiplicaos, poblad la tierra y sometedla…” (Génesis, 1:27-28)
Por eso mismo la libertad no es una concesión, ni del estado ni de ningún dictador, ni de nadie; es como antes dijimos, una condición inherente a la naturaleza humana como máximo regalo de Dios Creador al ser humano.

Si puede crear es en consecuencia libre, una máquina solo puede “crear” pero dentro de lo programable, y aunque tenga una capacidad muy poderosa siempre estará programada y por lo tanto limitada; es decir la diferencia esencial entre un ser humano y una máquina es la máquina está programada y el ser humano no, por lo tanto la máquina no es libre mientras que el ser humano sí: la máquina siempre estará limitada y el ser humano no ya que su potencialidad de crear siempre será ilimitada.

Adicionalmente a lo antes dicho:” Bendijo Dios el Séptimo día y lo hizo santo, porque ese día descansó de sus trabajos después de toda esta creación que había hecho” (Génesis 2, 2-3). En consecuencia, descansó para que la creación la siguiéramos nosotros, pero en libertad; no en la opresión, no en la represión, no en la dictadura, no sojuzgados por un poder omnímodo y vitalicio, como el que pretende Chávez con su “reforma” (es una nueva Constitución) donde todo el poder es para Chávez, así se sea disfrazado de “todo el poder para el Pueblo”.

Este concepto teológico de la libertad se dio hasta en El Cielo: hasta los Ángeles la tuvieron. Dios les dijo “escojan” y les puso una prueba para que se quedaran fieles a Dios o se rebelaran. Dicen algunos teólogos que la prueba fue que les hizo ver la futura visión de Jesucristo en la Cruz y les dijo: “a Ese tendrán que adorar, Escojan si quieren o no”.

Esta visión del Hijo de Dios hecho hombre en la persona de Jesucristo de la Pasión y Muerte de Jesucristo: humillado, azotado, abandonado, traicionado despedazado, blasfemado, burlado, irreconocible, como la expresó muy bien El Profeta Isaías: “despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro,
tan despreciado, que lo tuvimos por nada…y nosotros lo considerábamos golpeado,
herido por Dios y humillado…
al ser maltratado, se humillaba
y ni siquiera abría su boca:
como un cordero llevado al matadero,
como una oveja mudante el que la esquila,
él no abría su boca…se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos… El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento… expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables…” (Capítulo 53).

Hubo una serie de Ángeles que no quisieron adorar a “Ese” y otros que sí; en consecuencia se entabló una batalla en el Cielo y el Capitán de los Ángeles fieles, de la Milicia Celestial fue San Miguel Arcángel, que fueron los Ángeles que se quedaron fieles a Dios en la guerra que se instauró en lo Alto, en contra Ángeles rebeldes que se convirtieron en demonios, entre los cuales estaban Satanás antiguo Lucifer, Luzbel: “Ángel de Luz”.

«Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche» (Apocalipsis 12:7-10)
Dios también les puso una prueba a nuestros primeros padres Adán y Eva. Hay gente que se forma rollos con eso y por lo tanto pierden lo esencial del asunto que en el fondo tiene que ver con la libertad de escoger que Dios nos dio.

Dios puso una prohibición:»de cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, morirás sin remedio» (Génesis 2:16-17). Permitido por Dios luego vino el diablo, el tentador, el falso pagador, astuto y mentiroso: “la serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios les ha dicho: No coman de ninguno de los árboles del jardín?… Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal.” (Génesis 3: 1, 5).

Después vino la rebelión: “Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido que igualmente comió. Entonces se les abrieron los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores. .” (Génesis 3: 6, 7).

A continuación el castigo: “entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida… A la mujer le dijo: “tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará… Al hombre le dijo: Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás… Y lo sacó del huerto del Edén, para que labrase la
tierra de que fue tomado.” (Génesis 3: 14, 16,19, 23).

Hay quienes dicen que el trabajo lo puso Dios como castigo y que fue consecuencia del pecado de Adán y Eva que es lo que llamamos “Pecado Original”. En español la palabra “trabajo” viene de “Tripalium” que “era un yugo hecho con tres palos donde se ataba a los reos para apalearlos. De tripalium se derivó “tripaliar”, que significa algo así como torturar, y de ahí surgió la palabra “trebajo” que quería decir sufrir, esforzarse, sacrificio. De aquí derivó la actual palabra “trabajo”, que en un principio se atribuía a cualquier actividad que producía dolor en el cuerpo…”
Esa interpretación es falsa, el trabajo no fue un castigo: “creced y multiplicaos, poblad la tierra y sometedla…” (Génesis, 1,28), lo que fue u n castigo fue la fatiga, el cansancio y el stress.

También es falso decir que el sexo sea pecado, el sexo se lo dio Dios al ser humano: “creced y multiplicaos” (Ibíd.), y era obvio se multiplicaría a través del sexo; es mas, el sexo Dios lo creó como algo bueno: “vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto” (Génesis, 3-31); lo que fue consecuencia del castigo fue el desorden sexual y demás pecados.

El desorden es lo que quita la paz, bien dice San Agustín: “la paz es la tranquilidad en el cumplimiento del orden”. El sexo en si mismo que fue creado como bueno y “bueno en gran manera.

Sin embargo, Dios se compadeció: “el Señor Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió”…” (Génesis, 3,21), y a la vez le ofreció la salvación y la reconciliación a través de su Hijo nacido de Mujer, Ésta Mujer es la Virgen María: “Y pondré enemistad entre ti y la Mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza y tú le herirás en el talón”. (Génesis, 14-15).

Esto llevó a San Agustín a comentar: « ¡Oh feliz culpa que nos mereció tal Redentor!»
Hemos visto que la libertad es un derecho bajado del Cielo como regalo de Dios a los seres humanos. En Venezuela nos enfrentamos a un proyecto de “reforma” constitucional que atenta contra la libertad del venezolano porque lo mas suave que se pudiera decir es que nos secuestran la libertad.

Lo que está en el fondo de esta supuesta “reforma” es la “re-elección indefinida” que se pudiera traducir como la Presidencia Vitalicia.

Si el consigue la Presidencia Vitalicia ya volverá a arremeter contra la Propiedad privada y en todo lo que ceda de aquí a al día de la “reforma”, y además les quitará a los ilusos los caramelitos envenenados de la galleta esa de las “seis horas por cinco días de trabajo diario que de acuerdo al engalletado ministro del trabajo y cuyos números no haya como cuadrar, supuestamente dan treinta y seis horas de trabajo semanal.

En el fondo es el deseo de Chávez de perpetuarse en el poder y de emular dictadores como Francisco Franco, autodenominado “caudillo de España por la Gracia de Dios” que rigió a España por 35 años con garrote vil y que se murió en su cama; o como el sanguinario dictador Fidel Castro que el 1º de Enero de este año cumplió 48 años en el poder; o como el “Benemérito” Juan Vicente Gómez, que rigió a Venezuela durante 27 años con el criterio de un “machete”, que al igual que Chávez creyó que Venezuela era una hacienda que él había descubierto y que por lo tanto era su capataz,, con la diferencia que el General Gómez en algunos casos se reunió de gente muy valiosa y muy capaz, y que Chávez en estos momentos tiene aun mayor poder que el que tuvo el General Gómez y para muestra vale un botón: Chávez hace lo que le da gana, se encadena cada vez que le da la gana y cuantas horas le da la gana, regala lo que le da la gana y no le rinde cuentas a nadie excepto a Fidel Castro.

O como el dictador Augusto Pinochet, que a Chile durante 17 años a punta de represión, sangre, violación de derechos humanos y violencia, rigió a Chile durante 17 años; o como la actual Junta Militar Birmana que ya tiene 45 años oprimiendo a su pueblo.

Veamos este resumen militarista: Comandante Fidel Castro: 48 años, junta Militar en Birmania: 45 años, General Francisco Franco: 35 años, General Juan Vicente Gómez: 27 años; General Augusto Pinochet: 17 años; Comandante en Jefe, Teniente-Coronel Hugo Chávez: casi 9 años y pretende La Presidencia Vitalicia a través de su amañada “reforma” “

Chávez pudiera ceder en algunas cosas como en lo de lo la propiedad privada como en efecto pareciera que cedió “por ahora”.

Desde el punto de vista de la estrategia militar eso se llama “repliegue táctico”: es decir, retroceder un paso para luego avanzar dos.

Es como si se dijera a si mismo: “dadme la Presidencia Vitalicia y todo lo demás vendrá por añadidura”.

Hay que entender que esto de “la reforma” no es negociable, hay que luchar contra ella aún después de “aprobada” por fraude y/o por abusos de poder ya que Chávez los controla todos. No todo lo que es legal es lícito.

No olvidemos lo que dijera nuestro verdadero Libertador Simón Bolívar: “nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo Ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y el se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía” (Congreso de Angostura, 1819).

Que el ejemplo de los valientes birmanos y los mártires ante dichos inspiren para no dejar que nos quiten nuestra libertad.