Opinión Nacional

La licitación de SMARTMATIC

A fines del 2003 en el nuevo CNE dirigido por el «masista» Carrasquero era evidente un funcionamiento extraño. El Presidente del cuerpo colegiado era un jarrón chino que de vez en cuando era atrapado infraganti mirando al vacío con un dedo dentro de su nariz. Carrasquero era el presidente pero el que mandaba era el de la oficina de el frente: Jorge Rodríguez. Todas las consultas debían ser aprobadas por el. Sus decisiones eran apoyadas rodilla en tierra sin chistar por Carrasquero y Battaglini. Era claro que el CNE estaba blindado a favor del chavismo. Todas las decisiones se tomaban 3 a 2 sin discusión. El CNE había endosado su «poder» a Miraflores y este a Cuba.

Los dos rectores de la oposición Sobella Mejías y Ezequiel Zamora trataron inútilmente de hacerse oír y de plantear opiniones distintas pero se enfrentaban a una aplanadora que no creía en exquisiteces democráticas. Para todos los efectos Jorge era el que mandaba, o mejor dicho era el dictador del CNE. El tenia el poder dentro del Poder Electoral y hacía lo que le venía en gana o lo que ordenara el futuro galáctico. El sabía cual era su misión y para eso lo habían entrenado. El siquiatra pupilo de Petkoff era ahora un experto en asuntos electorales gracias a las lecciones de Tibisay Lucena y en materia de sistemas telemáticos de mano de Leonardo el jefe de Informática del CNE y su hermana Socorro la experta en informática del chavismo convertida ahora en flamante directiva de PDVSA.

La designación del trío de rectores del CNE sumisos a Miraflores no fue accidental. Los Castro preocupados por la crispación en Venezuela no querían dejar un resquicio por donde se escapara el poder porque en ello les iba la vida de su régimen. Para perpetuarse en el gobierno electoralmente tenían listo el Plan Prócer, pero aun faltaba mucho para ponerlo en practica. En ese momento la prioridad era retardar al máximo el referéndum revocatorio que clamaba la oposición. Este hecho obligó a Ramiro Valdés a viajar repetidamente a Caracas para asegurarse que los detalles preliminares del proyecto secreto se estaban cumpliendo.

En el 2003 la oposición siguió activa promoviendo manifestaciones públicas y se respiraba un ambiente prerrevolucionario en las calles. Pese a la difícil situación el precio del petróleo empezó a subir impulsado por el paro petrolero dándole un segundo aire al gobierno. Gracias al aumento del flujo de caja el gobierno capeó ese año a duras penas la difícil situación.

Dentro del CNE la tarea de retardar el revocatorio se asignó a Carrasquero y Battaglini. Entretanto Chávez se dio cuenta que la operación retardatriz no impediría el revocatorio y ordenó a Jorge Rodríguez iniciar sigilosamente los preparativos para licitar un nuevo sistema electoral en base a las especificaciones que había recibido. Jorge cumplió la orden sin informar a los dos rectores de oposición tal como le fue ordenado.

El sistema existente instalado por INDRA había costado $120 millones apenas cuatro años antes y funcionaba perfectamente. La salida de INDRA fue decretada mediante la emboscada de la mega elección y confirmada posteriormente por el «auto suicidio» de la empresa española al rechazar la propuesta de utilizar un software secreto. El nuevo sistema seria mas costoso pero por fortuna para el gobierno, había dinero para ese gasto que era innecesario para el revocatorio, pero crucial para los cubanos.

A finales del 2003 SMARTMATIC a través de Alfredo Anzola había aceptado integrar el software que les iba a ser entregado y solo quedaba por finiquitar algunos detalles menores para aceptar el acuerdo. Esa empresa de maletín proveería lo demas, es decir la fachada, el hardware e instalar el sistema. En noviembre de ese año se llama precipitadamente a licitar a las empresas INDRA, DIEBOLD, TECOSA Y SBC. SBC era un consorcio integrado por SMARTMATIC, BIZTA y CANTV. BIZTA era la corporación encargada de proveer la fachada para el software diseñado por COPEXTEL, la empresa dirigida por Ramiro Valdez. Para los efectos de la licitación BIZTA fue declarada como una «filial» de SMARTMATIC y los cubanos desaparecieron del mapa pero quedaron manipulando los hilos tras bambalinas. Las ofertas fueron entregadas por los licitantes ante el CNE el 13 de febrero del 2004. Los detalles sobre ese tema los conocerán en mi próxima entrega.

 

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