Opinión Nacional

La militarización del país

Venezuela se juega el futuro. El derecho a vivir en libertad. El derecho a vivir en paz. El derecho al disenso. El derecho al libre ejercicio de las garantías y derechos humanos. Un esquema de sociedad militarizada ha sido decretado y todos quedaremos a discreción del comandante en jefe por obra y gracia de una lógica perversa concebida a través de la nueva Ley Orgánica de la Fuerza Armada Bolivariana.

Los primeros signos no se han hecho esperar. A dos semanas de haber aprobado el paquetazo de leyes habilitantes –sin consulta y de espaldas a la sociedad–, el presidente Hugo Chávez ha dejado en claro –en menos de 72 horas– que está dispuesto a utilizar la fuerza de los tanques y fusiles para enfrentar a opositores, empresas privadas y a todo aquel que se le ponga por delante. La militarización temporal y la confiscación de equipos en dos emisoras radiales del estado Guárico, sumadas al uso de los militares en la toma de la más importante cementera del país en el estado Zulia y la confiscación de alimentos por sobreprecio en cadenas privadas de automercados, con el apoyo de la Guardia Nacional, son claros ejemplos de los tiempos por venir.

Y este es sólo el comienzo de la infinita gama de posibilidades de la utilización de los militares por parte del Comandante en Jefe de la Revolución. Un modelo de militarización de la sociedad que autoriza la nueva Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional; un traje confeccionado a la medida de las necesidades que enfrenta nuestro presidente militar.

Esto significa el retorno de los Círculos Bolivarianos y del Frente Miranda. Fuerzas de choque ideologizadas que fueron utilizadas en el pasado para amedrentar y atemorizar a todo aquel que decidiera expresar su descontento frente al gobierno. El detalle es que ahora, como parte de la milicia nacional bolivariana, portarán armas de guerra en su acción.

Chávez ha comenzado a usar nuevamente la Fuerza Armada Nacional como último recurso para controlar la sociedad y provocar una ruptura en el sistema que le beneficie. Necesita hacerlo desesperadamente, como en el 2002, cuando los números no le favorecían en las encuestas, cuando fue necesario ganar tiempo, inventar misiones, repartir real y crear en su momento justo la lista Tascón. Entonces arremetió contra el personal de la estatal petrolera (%=Link(«http://www.pdvsa.com «,»Pdvsa»)%), despidiendo a más de 19.000 personas. Creando miedo en la sociedad y controlando a la vez la principal fuente de ingresos del ejercicio de su poder.

Seis años después, en el marco de un panorama similar al del 2002, está decidido el Presidente a dar el siguiente paso. El más difícil por su repercusión en la sociedad, el de controlar definitivamente la Fuerza Armada Nacional –el otro pilar en el que se sustenta el poder en Venezuela– y sacar de sus filas a quienes no le son fieles, desprofesionalizándola para convertirla en su guardia pretoriana. Este paso lo dará, obligando a los militares a definirse en situaciones límite de militarización de la sociedad que él mismo provocará. Y dando de baja a la vez, a todos aquellos que ha mantenido deliberadamente sin cargo en estos últimos tiempos. O peor aún, colocando bajo el mando de oficiales subalternos a oficiales superiores, tal como lo autoriza la nueva Ley; quienes con algo de dignidad solicitarán su pase a retiro

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