Opinión Nacional

La MUD: sus comienzos, sus defectos, sus detractores, sus logros y sus perspectivas

Apenas hace unos meses, después de haber tenido, en general, un comienzo poco afortunado, los partidos hoy integrantes de la Mesa Unitaria Democrática (MUD)  dieron sus primeros pasos importantes en el sentido de articular sólidamente las fuerzas que cada uno poseía. El experimento no fue      –y no podía ser–  inmediatamente exitoso; pero con él nació un sujeto político plural que era indispensable para la lucha contra el régimen que Hugo Chávez encabeza, al mando de una camarilla militar-civil de la cual ha sido y es prácticamente dueño.

Cuando en Analítica Premium efectuamos varias reuniones sucesivas sobre “la cuestión de la MUD”, veníamos de un período en el cual habían sido ampliamente coincidentes los planteamientos críticos con respecto a lo tardío de las decisiones que los partidos democráticos de oposición tomaban sobre su actividad convergente en los diversos terrenos del combate contra las fuerzas que detentaban el poder. En tales  planteamientos había razones válidas; pero también sobregiros de la crítica y tonos de indebida petulancia. Las reflexiones subsiguientes fueron haciéndonos comprender que las actitudes asumidas eran exageradas y contraproducentes. Ocurrió, pues, con matices, en fin de cuenta útiles, un viraje de nuestro pensamiento, y de ello derivó la actitud de revaluar la importancia de la MUD, y la decisión de ayudarla en cuanto estuviera a nuestro alcance.

            Hoy en día actuamos en cumplimiento de lo acordado –si bien con retardo y ciertos incumplimientos- y estamos haciendo esfuerzos para proporcionar ayudas político-intelectuales que sobrepasen nuestros límites.

Como es ya ampliamente conocido, la MUD –por efecto de su autoanálisis, de la observación progresivamente más atenta y certera de la realidad nacional, así como de sus propias insuficiencias –adoptó decisiones que prontamente le dieron entidad en una sociedad que tanto requería de un bloque político democrático, unitario, combativo y dispuesto a convertirse progresivamente en uno de los más importantes cohesionadores de la amplia sociedad democrática, que cada vez más comprendía y sentía la necesidad de los acercamientos y los entendimientos unitarios. Entre los requerimientos más necesarios para poner en práctica los acuerdos que le dieron existencia estaban el ordenamiento de las actividades de dirección, la trasmisión adecuada a las MUD de los estados, la preparación de informaciones y declaraciones a los diversos medios de comunicación social y la facilitación de las decisiones que debía tomar el grupo de Dirección Nacional. Para todo esto fue, y son todavía particularmente útiles, la inteligencia, la experiencia y la disciplina mental de Ramón Guillermo Aveledo. (Tal es mi apreciación, en buena medida derivada de aquellos con quienes RGA trabaja regularmente).

Después de su estructuración y su ulterior consolidación como organización unitaria de la oposición política democrática, la MUD pasó a resolver –en cuanto le corresponde–  la cuestión de la selección conjunta y, por lo tanto, unitaria, de candidatos a diputados a la Asamblea Nacional (AN). Luego de varias discusiones que -como cabía suponer-  eran inevitables,  se arribó a un acuerdo general, conforme al cual se adjudicarán posiciones a partir de consideraciones ineludibles y justas, que toman en cuenta los potenciales distintos de los partidos en el mapa político de los estados, los potenciales de varios independientes muy destacados, y el especial derecho a ser libres de los comisarios Lázaro Forero, Iván Simonovis y Henry Vivas, condenados injustamente y de modo canallesco por órdenes de Hugo Chávez.

            Hoy podemos decir que la MUD nacional y las MUD estadales están haciendo valiosos esfuerzos por lograr un éxito que se materialice finalmente el 26/09/10, en una victoria trascendental, a partir de la cual se despejarán los caminos para avanzar hacia triunfos aún mayores.

            Todavía se puede hacer bastante más. Señalo, por ejemplo, la elaboración de un programa general de legislación en la AN, a fin de reformar leyes que fueron impuestas por Chávez a la Dirección de la actual mayoría parlamentaria, y que son violatorias de la Constitución vigente. Con un espíritu semejante debería y podría hacerse una legislación reformadora original sobre la economía, la educación, la prestación de salud, la seguridad pública, la protección de la infancia, el carácter y las funciones de la FAN, el carácter y las funciones de la política exterior.

La MUD –cuyo curso ascendente es notorio, y cuyas actividades conjuntas van convirtiéndola en una fuerza unitaria que se consolida progresivamente-  puede llegar a ser mucho más que un entendimiento electoral circunstancial. Si adquiere y consolida tal condición, podrá constituir una alianza política estratégica, como no ha habido en nuestra historia posterior a la independencia. Sin precipitaciones, pero sin retrasos. Sin diluir las identidades legítimas, pero conformando una fuerza multisocial transformadora en los terrenos de la vida económica, la vida política, la vida cultual, la vida familiar, la salud y la educación al alcance de los distintos sectores sociales, la política exterior orientada a relaciones de paz, cooperación, progreso y desarrollo.

Casi inmediatamente después de que la MUD de alcance nacional llegó a los primeros niveles de integración y consolidación, en el resto del país se iniciaron las primeras deliberaciones unitarias sobre los modos de escoger candidatos a diputados de la AN. Hubo, desde luego, discusiones que eran inevitables, y todos los representantes tuvieron conciencia de la normalidad que ello comportaba. En algunos debates hubo tonos relativamente subidos; pero ello nunca tuvo carácter de crisis.

            No fue eso lo que, en algunas ocasiones, divulgaron tales o cuales medios de comunicación social; mas fue indudablemente cierto que los sobregiros no pudieron sostener ampliamente sus excesos.

            Ciertos articulistas que escriben en medios impresos no han dejado de sobrecargar sus ironías con altas dosis de veneno. Algunos lo hacen con inteligencia y buen estilo, de manera que sus mensajes resulten o puedan resultar atractivos y, a veces, hasta bien intencionados. El más destacado de todos es, a mi entender, Armando Durán, asiduo articulista de El Nacional y ácido crítico de la oposición democrática. En su columna del 22/3/2010 lanza ideas como las siguientes:

“Lo cierto es que, a pesar de que a nadie le agrade admitirlo, ningún proceso electoral convocado por este CNE al servicio de Chávez sirve para nada”

“…El próximo 26 de septiembre, todos los demócratas del país debemos acudir a las urnas. El error consistiría, como de nuevo promueven algunos, en ir a votar creyendo que bastaría con ser mayoría para conquistar la Asamblea Nacional y que, al conseguirlo, podría finalmente devolvérsele al Poder Legislativo su autonomía, y obligar así a Chávez a emprender el rumbo de la rectificación, el diálogo y la reconciliación. Naturalmente, otra mentira más. Más que nunca antes, votar no equivaldrá ahora a elegir, y elegir no significará en ningún caso haber llegado a la cima del monte Carmelo. Ir a votar sí; pero conscientes de que las circunstancias no democráticas del momento y la desesperación de Chávez ante su rotundo fracaso de gobernante, le arrebatarán una vez más al voto su naturaleza original y a los resultados electorales su carácter de hecho irrefutable. Como en otras ocasiones, a lo largo de estos últimos 11 años, estas elecciones no podrán ser asumidas como un fin en sí mismo, sino como un medio que conduzca a otros caminos que lleven a Venezuela hacia la meta de la libertad y la democracia”. (Tomado de El Nacional, 22/03/10).

Antes de ahora, Durán había sostenido, con su peculiar ironía, que ir a votar era un acto enteramente inútil y sólo servía, aun sin quererlo, para fortalecer el poder de Chávez.

            Su pensamiento es distinto esta vez, si bien lo medular del mismo se mantiene, en buena medida. ¿A qué otros comicios se refiere? Es extraño que nada haya dicho al respecto, si bien no es difícil imaginarlo. Desde luego, tendrá tiempo para observar el curso que tomen los acontecimientos. Sería conveniente y útil que su cerebro apunte hacia rumbos positivos.

Una vez que la MUD nacional estableció, por unanimidad, después de numerosas discusiones, los criterios y métodos para escoger los candidatos que competirían para ser diputados, se produjo, por vía de los medios de comunicación social, una intensa y amplia información al respecto. Desde entonces, hasta el presente –como era esperable-  dadas la tradición y la importancia del asunto-  ha habido un torrente de noticias, declaraciones, réplicas, interpretaciones y tensiones. Ha predominado la seriedad de los hechos; pero no han faltado las exageraciones –interesadas o no-  así como, en menor medida, los improperios, las mentiras y los juicios políticos de mala fe. Éstos no podrían se atenuados con vistas a destacar los aspectos positivos de un proceso en el cual éstos predominan claramente; pero muchas veces han tenido prioridad las declaraciones o las informaciones sensacionalistas y, a fin de cuentas, dañinas para la mayoría sana de la sociedad.

            No tengo ni quiero tener concepciones santurronas sobre los estilos y las formas del lenguaje político porque juzgo –como muchos otros que han sido o son todavía dirigentes, gobernantes, parlamentarios, funcionarios, etc- que tal lenguaje es difícilmente suprimible, salvo en circunstancias que determinen la intervención de instancias jurídicas. Ese hecho debe ocurrir, según reglas legales o constitucionales, en situaciones extremas; pero en el marco jurídico hoy reinante es prácticamente imposible que ellas sean aplicadas, cuando el Jefe del Gobierno es el principal violador del Estado de Derecho.

            No obstante lo antedicho, afirmo  que son ese violador y sus secuaces quienes más han intervenido en la delictiva difusión de que los partidos presentes en la MUD son los que han violado sus propias reglas para la selección de candidatos a diputados de la AN.

Debo lamentar que la doctora Rocío San Miguel, respetable intelectual a quien conozco desde hace muchos años, haya cometido el error de emitir declaraciones ligeras sobre lo que hace y debe hacer la MUD. No emito juicio alguno sobre su intención, pero sí hago una mención amistosamente crítica.

Entrevistada, el 7/3/2010, por una periodista del semanario La Razón, cuyo cometido pareció ser estimular respuestas críticas a la MUD, emitió, con evidente desconocimiento de los hechos, opiniones genéricas que sugerían realidades negativas:

1ª) “La Mesa de la Unidad debe tener transparencia y rendición de cuentas a los ciudadanos. Hay consenso en miembros que conforman la Mesa, pero no hay mucha información de lo que allí sucede para las elecciones parlamentarias. Esperamos que esto cambie, para producir sosiego a los sectores democráticos”.

2ª) “Pueden apuntalarse algunos mecanismos democráticos, pero hasta ahora hemos visto como cerradas y oscuras todas esas decisiones en la Mesa sobre las primarias. Nos gustaría que el debate fuera más plural, que factores de la sociedad civil estén en la terna de candidatos para la AN”.

3ª) “El tema de los presos políticos es de ética. Se les hará difícil buscar votos, pero es obvio que el gobierno va a posponer cualquier decisión sobre este tema. Tenemos casos patéticos, se viola la inmunidad, en muchos casos”.

4ª) “El caudillismo, autoritarismo, caminos cortos, son las tentaciones demoníacas que nos persiguen a los venezolanos, pero nadie es tan bueno, ni tan malo, incluyendo al propio Chávez”.

Lamentablemente la doctora Rocío San Miguel expresó opiniones con bastante desconocimiento de cuál es el proceso real que está transcurriendo.

5ª) “Debe haber un elemento de equidad, un 50% para los candidatos de partidos políticos y otro 50% para la sociedad civil. Esta es la mejor manera de comenzar el tránsito democrático en Venezuela. Necesitamos nuevas caras, sin pasado político, para reanimar las propuestas, ideas”.

 6ª) “Es el mayor desafío político de este momento. Creo que los partidos políticos deben entender que necesitamos caras nuevas, independientes y que aglutinen a la sociedad civil”.

Lamentablemente, San Miguel está muy lejos de captar la situación real:

1)    La MUD es una alianza  firme, que no se descompondrá en circunstancia alguna. No hay, ni de lejos, posibilidades de que evolucione de modo semejante a la tristemente célebre Coordinadora Democrática.

2)    La sociedad civil no es un sujeto social con el cual pueda haber acuerdos electorales a escala nacional. Para que eso ocurra tendría que darse un proceso largo de entendimientos, cuya duración  podría ser mayor que el tiempo faltante para preparar y realizar la campaña que finalizará muy poco antes del 26/9/2010.

3)    Las “caras nuevas” no pueden ser, a gran escala, sujetos políticos renovadores. En sentido riguroso, los partidos que integran la MUD están llenos de caras nuevas, que en pocos años serán parte de los equipos dirigentes.

4)    La MUD no puede ni debe  estar “dando cuentas” a los ciudadanos. Hacerlo con gran frecuencia comportaría dar al adversario informaciones que tienen carácter táctico y estratégico. Los contenidos de la precampaña y la campaña electoral deben ser conocidos cuando aquella y ésta hayan entrado en fases de realización.

5)    Es muy equivocada la idea según la cual, por razones “de equidad”, los partidos de oposición deben distribuir por mitad los candidatos que presentarán ante los ciudadanos, de manera que 50% sean para ellos y 50% para la sociedad civil.

            Ésta  no es un partido peculiar, sino un cuerpo vital de la nación, una parte del cual se inclina hacia el oficialismo y otra –ya mayoritaria en este momento-  se inclina hacia el campo de la oposición, según el último sondeo de IVAD, primera de las encuestadoras venezolanas.

            Ese cuerpo vital está ya incorporado, en buena medida, al campo de oposición, no porque los partidos constructores de la MUD han venido convenciéndolos gracias a la conducta que han tenido en una etapa clave del combate político, y por efecto de las relaciones unitarias que de uno y otro se han establecido.

            El más reciente ejemplo de lo señalado tuvo lugar el 25/3/2010, en el estado Bolívar. Allí la Mesa de la Unidad logró un consenso de 14 partidos y organizaciones representativas del 83% de los votos que fueron emitidos en la última elección realizada, aproximadamente un año atrás. Causa R, AD, UNT, Primero Justicia, Podemos, Electores Bolívar, Proyecto Venezuela y varios movimientos de ciudadanos se sumaron en la oportunidad señalada. Antonio Rojas Suárez, quien en los comicios precedentes se separo, a última hora, y obtuvo una considerable votación, que hizo posible el triunfo del candidato oficialista, fue escogido entre los candidatos que pueden resultar triunfadores y  retornará al campo de la oposición democrática.

La condenable posición agresiva de Manuel Isidro Molina.

            Manuel Isidro Molina, periodista que frecuentemente escribe en el semanario La Razón, publicó en la entrega del 14/03/2010 una entrevista lamentable. Aspiraba al apoyo de la MUD para ocupar un asiento en la próxima AN; pero no le fue posible obtener  el apoyo necesario.

            Tengo entendido que hizo esfuerzos para conseguir postulantes; pero no los consiguió, al menos como él quería. Conmigo habló algunas veces sobre el asunto, mas no quise apoyarle como él deseaba, porque no compartía sus ideas básicas.

            Seguidamente doy a conocer lo que dijo en la mencionada entrevista plagada de agresiones e insultos. El calificativo de “autistas” tienen las trazas de una agresión apenas contenida. Esto es inadmisible para mí.

1)     ¿Ha formado parte de la Mesa de la Unidad en algún momento?
         “No, yo estoy en los sectores democráticos progresistas que con ánimo de reconstrucción del país proponemos la validación del liderazgo mediante la consulta a las bases, con el registro electoral abierto.”

2)     ¿Eso no suena como muy esotérico?, ¿enfrentarse a la maquinaria opositora?   
      “No, porque el movimiento a favor de primarias, es un sentimiento nacional que más temprano que tarde tendrán que aceptar en la Mesa de la Unidad. Ellos están en una especie de autismo, resolviéndose la vida a través de unas supuestas cuotas que tendrán en la próxima Asamblea Nacional. Por la vía que van, le facilitarán a Chávez el camino para hacerse de más de ciento veinte diputados, de ciento sesenta y siete que tendrá el próximo Parlamento”.
“Eso será –prosigue- un desastre político para Venezuela, para las expectativas democráticas del país. Los dirigentes de la Mesa de la Unidad, con su sectarismo y mediocridad, están empujando a la nación hacia un barranco, y, otra vez, no asumirán la responsabilidad. Se harán los locos y a partir del 27 de septiembre, comenzarán a hablar de fraude. Mira, el país que cree en el equilibrio, en la democracia, en la armonía, que defiende la justicia social, los derechos humanos, no se siente representado en las cabezas partidistas que ofrece en las listas y en algunos circuitos, esa Mesa de la Unidad. Pero, ojo, yo no soy antipartido, de hecho yo milité en un partido político, y creo en las organizaciones políticas,
pero en un marco de virtudes, de pensamiento, en lo programático, de servicio a la sociedad”.

Si no fuera porque he leído la entrevista, creería que no fue obra de Manuel Isidro Molina (ya porque indujo las preguntas, ya porque él las hizo y las respondió). En cualquiera de los dos casos uno se encuentra  con un ambicioso frustrado, que lleva por dentro una  tremenda carga de odio. ¿Desde cuando? No lo sé; pero tiendo a pensar que su problema viene de muy atrás. Lo lamento; pero no puedo justificarlo. Todavía tiene tiempo para rectificar. Ojalá lo haga.

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