Opinión Nacional

La Oposición debe reflexionar

En los tristes y terribles días que hemos vivido, los venezolanos fuimos testigos de dos espantosas caras de nuestro país. Hay dos países, eso no se puede negar. Un país representado por la gente que marchó desde el Este de Caracas el 11 de Abril de manera pacífica y cívica (que no nos vengan con que de ahí vino la agresión), ese país se manifestó por la renuncia del Presidente Chávez. Esa es una realidad, no es un país virtual.

El otro país, principalmente desde el Oeste de nuestra capital, salió a demandar el regreso de “su” Presidente el sábado siguiente. Lo hizo de un modo agresivo que se desbordó, y que al momento de redactar estas reflexiones, su líder no ha podido controlar; pero ese país tenía (y tiene) la Constitución y la legalidad de su lado.

El país de la marcha, víctima de una fanática agresión, avaló una situación igualmente violenta: el desconocimiento de la Democracia.

Muchos de los que nos hemos opuesto al chavismo y marchamos contra él el 11 de Abril, observamos y oímos con (%=Link(7328053,»estupor»)%), el decreto que instalaba a un gobierno provisional en Miraflores el viernes en la tarde.

Pero conciente o inconscientemente, contribuimos a una maniobra que pretendía desconocer, no sólo a la Constitución, sino a la otra parte del país. Esa es la realidad.

En ese acto espurio y a todas luces ilegal, se pretendió desconocer la autoridad de los representantes electos por la voluntad popular. No sólo fue ilegítimo, fue torpe y me atrevo a calificarlo de traidor, para con los factores de la oposición que apoyaron la huelga general y la marcha del 11.

Como la oposición no tiene como hacer que el gobierno reflexione, debe meditar seriamente sobre su situación. El domingo en la tarde desde Maracay, el Presidente volvió a lo mismo de siempre: volvió a negar la realidad de una parte del país que le adversa.

Pero la oposición no debe dejarse arrastrar nuevamente por la desesperación y el histerismo. No se le puede seguir dando espacio, a quienes se la pasan llamando a los militares para que “hagan algo”.

Esto tiene que tener una salida constitucional y legal. No podemos salir de Chávez por las malas. Si algo quedo claro, es que la división de la nación alcanza a las Fuerzas Armadas. Eso es extremadamente peligroso.

Observando el comportamiento de la actual dirigencia política, social, económica y militar venezolana, no queda más remedio que recordar la calidad del liderazgo venezolano durante la mayor parte del siglo XX. ¡Ojalá pudiéramos aprender algo de ellos!

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