Opinión Nacional

La oposición también es marxista

El doloroso drama que padecemos los venezolanos no se debe únicamente al crudo y primitivo estalinismo de los chavistas que controlan hegemónicamente al poder público, sino también a la ignoracia supina que sobre el marxismo padece una enorme porción de la sociedad venezolana (chavistas y antichavistas por igual) y mucho más tristemente, a que todos los partidos políticos de oposición son también marxistas -con la única excepción de la recién creada opción política, que aún no es partido, llamada «Alianza Por La Libertad».

Empecemos por recordar que poco antes de convertirse en el planificateur noveau, del chavismo, Felipe Pérez Martí, nos recomendó leer un artículo escrito por Albert Einstein en 1949, porque según él, la más brillante de las mentes científicas del siglo XX era marxista.

Pero cuando uno lee el mencionado artículo de Einstein, el sabio alemán-estadounidense más bien nos interroga de la siguiente forma sobre el Socialismo: «¿Cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso al poder de la burocracia?»; diciéndonos claramente con esas interrogantes, que si una mente tan brillante como la suya no halló soluciones a esos peligrosísimos males del Socialismo, esas son las inevitables consecuencias de instaurar como gobierno, en cualquier nación, al Socialismo: una burocracia todopoderosa y arrogante que deja sin protección a los derechos individuales ante un poder sin contrapeso democrático.

Si el chavista a cargo de «planificar a Venezuela» padece de esa incomprensión sobre las consecuencias del Socialismo… ¿Qué podemos esperar de los otros chavistas que observamos diariamente actuar desde el Poder Ejecutivo, desde la Asamblea Nacional y las Gobernaciones, Alcaldías y desde los trozos de calle que aún quedan en su poder?.

Pues basta con leer la entrevista que el periodista Ramón Hernández de El Nacional, le hiciera el pasado domingo 23 de junio, al profesor Eduardo Vásquez -camarada desde muy joven de los profesores universitarios que han acompañado a Hugo Chávez en su desgobierno- quién dijo lo siguiente:

«En la Facultad de Humanidades [de la Universidad Central de Venezuela], en la década de los sesenta, uno no podía hablar de las irregularidades que ahí se presentaban, porque era darle armas al enemigo, al imperialismo. Uno tenía que quedarse callado. Si se denunciaba un atropello, que mataron a alguien injustamente, que se cometió alguna fechoría, se estaba ayudando al enemigo. Un chantaje. Terror. La gente se ha olvidado de lo que fue aquello. Fue la primera vez que me topé con el chavismo. Ahora lo estamos viviendo en el país. Todos los que estaban allí entonces están ahora en el Gobierno. Se formaron en la intransigencia y en los libros de la Academia de Ciencias de la URSS.»

Cuando el periodista Ramón Hernández le pregunta al profesor Eduardo Vásquez, doctor en filosofía,: «¿Qué se hicieron los académicos que enseñabam marxismo en URSS?, éste respondió: «Eran profesores de doctrina, no filósofos. Les pagaban por repetir, no por investigar o producir ideas propias. La URSS tenía su Academia de Ciencias y sus investigadores en filosofía , pero para repetir lo que le convenía al régimen [de Joseph Stalin]. Ya no hay pensadores que se proclamen seguidores de Marx.»

La inmensa mayoría de los venezolanos -entre los que destacan protuberantemente los militares y esa mayoría silenciosa que se abstuvo de votar el 6 de diciembre de 1998, en la «mega-elección» del 30 de julio de 2000 y en el «referéndum sindical» del 3 de diciembre de ese mismo año, no sólamente no sabe nada de marxismo porque no haya leído los libros de la Academia de Ciencias de la URSS ¡sino porque nunca ha leído nada sobre marxismo! Por ello cree que existe la posibilidad de una «salida constitucional e institucional» a la actual guerra de guerrillas que se libra contra la sociedad democrática desde el desgobierno chavista.

Para ellos, existe un remedio: Primero recordemos, como nos acaba de informar el doctor Eduardo Vásquez, -que los estalinistas (léase chavistas), no investigan ni producen ideas propias; para de inmediato percatarnos de que en algún lugar debe estar escrito todo lo que han estado haciendo -o deshaciendo, mejor dicho-desde el gobierno,los chavistas. Y lo más importante: qué es lo que pretenden hacer los chavistas, ahora que la sociedad democrática de Venezuela, ha despertado y se les enfrenta decididamente. Lo afortunado de esta situación, es que a los venezolanos democráticos les bastará con leer un sólo libro:

Che. Ernesto Guevara, Una Leyenda de Nuestro Siglo

Del diplomático francés Pierre Kalfon, publicado en 1997 por la editorial Plaza & Janés.

Esta biografía del Che Guevara, escrita en el trigésimo aniversario de su muerte a manos del ejército boliviano, no es una más de las «tradicionales» hagiografías que han escrito por miles sus admiradores y partidarios; se trata de un muy importante texto de alto valor histórico, lleno de datos y deducciones objetivas, escrito por un diplomático francés que paso varias décadas de su vida observando directamente la realidad latinoamericana.

En ese libro encontrarán; por ejemplo, que la palabra «dignificados» que usó Chávez para denominar a los campesinos, a los que su desgobierno ha dotado de parcelas de tierra, en los llamados «Saraos» (Sistema de Aldea Rural Auto-Sostenible Organizada), no es un invento suyo, sino que ése fue el término que usó el Che Guevara, para denominar a los guajiros (campesinos) de la Sierra Maestra a quienes se les repartieron las tierras confiscadas por la revolución a los «terratenientes» de esa cordillera cubana.

También podrán comprobar que lo que está haciendo Adán Chávez Frías, desde el ilegal e inconstitucional Instituto Nacional de Tierras, tampoco es un invento chavista, sino una burda copia de lo que hizo el Che Guevara cuando diseñó desde su casa de reposo en Tarará, la «Ley de Tierras» cubana y la institución para llevar a cabo la revolución agraria cubana -el INRA, Instituto Nacional de Reforma Agraria de Cuba-.

También podrán enterarse; por ejemplo, que el actual y asiduo articulista de opinión del vespertino Tal Cual, Oswaldo Barreto [no confundir con el diputado chavista Juan Barreto], es un «comunista histórico» al ser él, quien tradujo del Castellano al Francés el discurso que el Che Guevara pronunció en Argel, la capital de Argelia en 1964; y que su trabajo en ese país norafricano, era el de administrar una empresa de importación-exportación de aceite de oliva, que era en realidad una fachada que se encargaba de recibir las toneladas de armamento americano que los comunistas chinos confiscaban a los gringos muertos o capturados durante la Guerra de Viet-Nam, para después enviarlos al país latinoamericano que le indicase Fidel Castro.

Y lo más importante, es que en ese libro de Pierre Kalfon, los venezolanos democráticos podrán hallar, qué les falta por hacer a los chavistas y cómo lo harán, en su tarea de «consolidar la revolución» en Venezuela; porque ello les permitirá prepararse debidamente para neutralizarlos y defender la democracia y la libertad de los venezolanos. También les permitirá defenderse de los partidos políticos de la oposición que asumirán el poder una vez ido Chávez, porque todos ellos, también son marxistas.

¿Cuáles son los partidos políticos venezolanos que asumirán el poder una vez ido Chávez?

Pues, nuestros viejos conocidos Acción Democrática, Comité Organizado Para Elecciones Independientes (Copei), Movimiento Al Socialismo (el MAS de Felipe Mujica y Leopoldo Puchi), Partido Comunista de Venezuela (PCV), Bandera Roja, La Causa Radical (LCR), Proyecto Venezuela (PVZLA), Convergencia, y los novísimos Primero Justicia (PJ), Un Nuevo Tiempo (UNT), Alianza Bravo Pueblo (ABP), Unión -y tengan la seguridad de que por lo menos, algunos concejales serán electos con los votos de nada más y nada menos, que del Movimiento Quinta República (MVR), el partido de Chávez.

¡Y todos ellos son marxistas!

Por lo que una vez ido Chávez, el drama venezolano no habrá finalizado. Ya que el problema de fondo de Venezuela -no es Chávez, sino sus ideas – y las ideas alrededor de las cuales han sido organizados todos los partidos políticos que hoy colectivamente llamamos «oposición», lo acepten ustedes o nó, son casi exactamente las mismas ideas que movieron a Chávez a incursionar en política.

Si analizamos la organización interna de cada uno de esos partidos, observamos que han copiado la organización inventada por Joseph Stalin para el Partido Comunista de la Unión Soviética, con un politburó a la cabeza, que recibe el nombre -dependiendo del partido- de CEN komitet , perdón, comité ejecutivo nacional- ó CDN -komitet, perdón de nuevo, comité directivo nacional; y entre sus más importantes autoridades, está por supuesto el camarada secretario general y los otros camaradas a cargo de los burós , campesino, femenino, juvenil, etc.

La similitud, no se detiene en la forma. Acción Democrática (AD), es miembro de la Internacional Socialista, el nombre del MAS no puede ser más obvio: movimiento al socialismo, Copei, -como lo demostró su fundador (Rafael Caldera) al ser electo presidente de Venezuela en 1993 por una amplia alianza de partidos socialistas, al que se bautizó como «chiripero» y entre los que destacaron el propio MAS -y el Partido Comunista de Venezuela (PCV), demostró que las ideas de la democracia-cristiana (que en algún momento de su historia llegó a rebautizar a su partido estrella como «partido social-cristiano Copei), no son muy diferentes a las ideas de los socialistas originales.

¡Cuando al llegar a su tercer año de mandato, su gobierno se vió con el agua al cuello, por los graves problemas económicos que había creado -como exactamente le está ocurriendo a Chávez en este momento- ¡Rafael Caldera hizo exactamente lo mismo que está haciendo Chávez en estos momentos!: nombrar como ministro de planificación a un reconocido economista… ¡Pero socialista! (Teodoro Petkoff).

Los demás partidos, o se llaman «social-demócratas» como los nacidos de las divisiones de Acción Democrática, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) o del MAS, como Bandera Roja, La Causa Radical (LCR), Un Nuevo Tiempo (UNT), Unión (Cuyo presidente, Francisco Arias Cárdenas formó parte de la célula marxista infiltrada en la Academia Militar por el ex-guerrillero Douglas Bravo, y su camarada secretario general, Luis Manuel Esculpi, proviene del MAS) y Alianza Bravo Pueblo (ABP) que proviene de AD… o se llaman » social -cristianos» como Proyecto Venezuela y Convergencia, nacidos de la agrupación de elementos provenientes de Copei.

Y si ustedes mantienen una conversación «doctrinaria y seria» con el novísimo partido Primero Justicia (PJ) llamado despectivamente por los emeverristas «la derecha sifrina», se percatarían que de derecha no tienen nada. ¡Al contrario!…son partidarios de «un estado fuerte».

Si salimos del estalinismo primitivista de los chavistas, para caer en manos de otros partidos socialistas, ya sean éstos light (como los socialdemócratas o los socialcristianos) ó real (como Unión o Bandera Roja), Venezuela seguirá en la misma espiral viciosa de constante crecimiento de la pobreza.

Las tareas de organización que necesita encarar la Sociedad Civil venezolana, no es lo que le están recomendando algunos insensatos que no ven más allá de sus propias narices: organizarse a imagen y semejanza de las Autodefensas Unidas de Colombia, para enfrentar posibles ataques de los Círculos Bolivarianos.

La vital tarea de organización, es la de comenzar desde ya, a crear nuevos partidos políticos -y sobre todo- a buscar con lupa -y a reclutar- entre los abundantes economistas -y abogados- venezolanos (que los hay muy buenos) a aquellos que no sean socialistas; así como procurar el asesoramiento y la asistencia técnica -y hasta financiera- de partidos y fundaciones políticas de otros países -que luchan por la verdadera democracia, para comezar a formar sus cuadros directivos, en la multitud de tareas sociales, políticas, económicas y de administración pública, que necesita dominar con propiedad todo partido que aspire a gobernar un país.

Esa es la tarea que necesita hacer la Sociedad Civil: organizarse para quitarle el poder a los Socialistas.

Si esa tarea organizativa no se emprende con mucha seriedad y vigor, desde este momento, Venezuela, una vez ido Chávez, volverá a caer en manos del marxismo; es decir, seguirá inmersa en la perniciosa espiral de crecimiento de la pobreza, en la que ha estado inmersa desde hace demasiado tiempo.

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