Opinión Nacional

La piscina de grasa gubernamental

Desorden, crisis y un hueco emocional (hondo, insoportable) en la ciudadanía, signan el momento político.

El índice de precios de julio cierra en 3,2%, el más alto en los últimos seis años. La inflación interanual en 42% y subiendo. Y esta escasez desquiciada, que “desquicia”. Como expresan los helados economistas, la única manera de que esta escasez baje es permitir que los precios represados se desprendan. Y al parecer el Gobierno escogió soltar al demonio. A ver cuánto aguanta este país. Así que imaginen.

Y el desorden gubernamental no se sofoca.

Hasta el oro se les está yendo al fondo. Y cercados por la crisis (por la vida), atacan a los operadores de oposición y a los medios. Demasiado.

A El Nacional lo condenan a pagar una multa que equivale al 1% sobre sus ingresos brutos, casi impagable para un periódico herido económicamente, como todos. Y grotesco el nuevo golpe contra TalCual.

Como en una especie de “rebelión de los verdugos”, hasta los fiscales del Ministerio Público manifiestan sotto voce su hartazgo a seguir “esa m… que nos imponen”, obligándolos a actuar contra la Constitución, las leyes y el Derecho Internacional, a hostigar, perseguir, a pedir privaciones de libertad, a “me metes preso a ése o me le pides una privativa de libertad y batazos por las costillas”.

Y así avanza la situación. Evidenciando, tras la muerte del líder, que existe un “chavismo sin Chávez”, sobre todo en el uso abusivo del régimen tanto de las instituciones como del billete, algo que posibilita (o ha posibilitado) que Maduro haya conservado parte de la influencia de Chávez.

Alguien que, como dice el periodista Antonio Caballero en broma, ungido en artículo mortis, “quedó desconcertado como un caballo súbitamente sin jinete”, y que “cuando baila parece un oso amaestrado”. Éste mismo Maduro que tras 100 agotadores días en el poder no termina de materializarse dentro de esta Revolución inexistente como “una cabeza sólida e indiscutida”.

No. Sobrepasado por el país, por la crisis, carece (junto al resto de la directiva del PSUV) de la fuerza del desparecido para imponer su dedo decisor. Y la división y el descontento amenazan con erosionar la base justo cuando entramos en un nuevo marco político: las elecciones locales (o mejor dicho: plebiscitarias) de diciembre. Un voto que puede mandarlos al más allá, porque si pierden la votación total municipal (y ése es el terror, sin importar si con las trampas topográficas sacan más alcaldías), a partir del mes de enero se producirá un nuevo escenario político.

Un impacto de tal magnitud (si se produce) apuntalaría la tendencia opositora, ya creciente hacia una definición estructural. Y si la oposición aguanta un año sin volverse loca, pudiera, en las parlamentarias de 2015, “salvar a la República del abismo”.

Si buscamos un diagnóstico rápido de la situación, ante la mirada atónita de todos los venezolanos, lo que priva es el miedo y la plata. El lema de Pablo Escobar Gaviria: “Plata o plomo”. ¿Y cómo terminó Pablo Escobar?

Cuando acudes a esta cacería económica, judicial, de la crítica mediática y de las cabezas opositoras que pueden eyectarte al Infierno, demuestras que perdiste toda la capacidad para manejarte en otros ámbitos y que el marco de actividad política no te da para más.

Que estás acorralado.

Y entonces sueltas a tus perros de presa.

Y espejeas el lenguaje con el que te nombra el país. Y disparas con el revólver parlamentario: “La mafia amarilla queda al descubierto”. “La dirigencia de ese partido es total y absolutamente corrupta”. “Ninguno se salva, la propia plaga”. Lenguaje que choca y rebota contra las paredes de la cancha política, pues brotan desde bocas inauditables.

Cubiertos de caca hasta los ojos.

La misma palabra “moral” luce naif, como si la pronunciaras en el patio de una prisión. Dice el taxista en un retrato gráfico de hoy: “Pareciera que todo el mundo tiene que meterse a ladrón para poder sobrevivir”.

Obligándote a acaparar hasta el papel toilette. O a lanzarse de cabeza en la piscina de grasa gubernamental.

Cráteres

– ¿Por qué se lanzan contra Primero Justicia? Porque, como era de esperarse, al salir de su seno el candidato presidencial del 7-O y el 14-A, habría de convertirse en el partido de más alta votación en la oposición. Y, por continuidad, en la base real y simbólica de la plataforma unitaria. ¿Cómo no atacarlo? Además, se recurre a un recurso fácil y a mano del Gobierno, como lo es la represión selectiva. Primero, en Diputados: si logras un voto más, luego del caso de Richard Mardo, alcanzas las tres quintas partes para aprobar una Ley Habilitante para Maduro. Y saben que se puede obtener si inhabilitan a María Corina, pues se incorporaría Ricardo Sánchez, pasado al Gobierno como Ojeda.

– Y el MAS, prácticamente en la carretera, al parecer juega, con el Mocho De Lima a la cabeza a romper la unidad y crear o favorecer en algunos sitios candidaturas “opositoras” paralelas. A él se le sindica haber sido el operador gubernamental en el caso de William Ojeda y Ricardo Sánchez.

– “¿Plata o plomo?” Como dice el compa: “Creen que golpeando a PJ lo aíslan. Jodidos económica y políticamente, lo único que tienen en la cabeza y que les ha funcionado es la agresión. Ya anularon a los medios radioeléctricos. Ahora van por los impresos”. Y así presionan a la oposición para que caiga en la trampa de la violencia que, de fracasar, los atornillaría y les crearía el escenario perfecto para seguir. ¡Si ya lo están construyendo sin eso! Recurriendo por enésima vez a la tontería del magnicidio y los aviones de guerra supuestamente comprados por la MUD. ¡Están creando un escenario en el que levantas una mano para pedir la palabra y te acusan de terrorista! Y los medios comienzan a vivir el terror de una censura miedosa e histérica.

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