Opinión Nacional

La ruta suicida del madurismo

La gente sabe que en poco tiempo la escasez se extenderá, ya no solo en los alimentos sino en casi todos los bienes importados que significan 70% de lo que consumimos y que la inflación no podrá ser detenida a punta de fusiles.

Mantener el poder y decirle al país «yo soy el que mando» ha sido para Maduro más importante que afrontar la situación económica heredada de su padre político. Es muy seguro que Maduro y la cúpula que dirige conozcan la verdad y estén conscientes que lo que han anunciado: «los precios bajos se mantendrán en 2014» no solo es falso sino imposible.

Una cadena al día, un lenguaje amenazante y de agitación permanente, en el cual el uso de la primera persona: «yo les voy a dar» que sustituye la institucionalidad, como fórmula para manejar el poder, revelan la desesperación por consolidar un liderazgo que no tiene y la necesidad de acciones populistas que le permitan sobrevivir, más allá del 8 de diciembre.

Maduro le ha echado un hueso a la clase media y media baja. Su jugada tiene que ver con la necesidad de mantener su votación en las municipales, de modo de demostrar que él es un líder, digno de Hugo Chávez.

Conscientes de la crisis económica que se profundizaba en 2013, consecuencia de las erradas políticas promovidas por Giordani y la cúpula radical que rodeaba al líder enfermo, se imponía entonces hacer cambios profundos en la política económica.

La devaluación fue un paliativo inevitable pero no suficiente al no estar acompañada de otras medidas que permitieran una flexibilización del control cambiario en el contexto de una economía sostenida en la importación. Pero el costo era muy elevado para un presidente sin liderazgo sólido.

Ha pasado casi un año y Maduro ha mantenido el mismo esquema del gobierno heredado, con lo cual la crisis se ha profundizado.

Las últimas medidas pueden distraer a la población e incluso proveer de votos al gobierno en las municipales justificando la crisis combatiendo la llamada «guerra económica» ahora representada en los «comerciantes ladrones». Pero el problema económico seguirá allí con mayores estragos para la población.

Hacia lo interno del PSUV hay dudas y diferencias. Es posible que se abran sectores que comprendan que esa es una ruta suicida que no sólo destruirá la economía del país sino la base popular que sostiene al chavismo, tal como lo alerta el intelectual izquierdista Heinz Dieterich.

No todos en el chavismo están en el ala radical ortodoxa que insiste en aplicar para Venezuela las viejas fórmulas soviéticas o maoístas que llevaron a la hambruna a millones de personas.

Twitter: folivares10

 

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