Opinión Nacional

La televisión educativa y los medios informáticos

(%=Image(6136350,»R»)%) Desde que se estableció en muchos países la gratuidad y la obligatoriedad en la educación básica, se tiende a pensar que existe una equidad en el trato hacia los distintos sectores de la sociedad, que permitiría un acceso indiferenciado y no clasista a todos los niveles de la educación. Pero se sabe que no es así, pues aún en la educación formal una familia pudiente no sólo puede financiar la entrada de sus hijos a los mejores colegios privados, sino enviarlos a las mejores universidades del mundo desarrollado. La educación superior gratuita, sin distingo de clases, y el plan Plan Mariscal de Ayacucho son dos medidas que compensan un poco esas inequidades, pero -aun así- persiste el hecho de que los colegios privados permiten una mejor enseñanza, por sus mayores recursos didácticos, profesores mejor pagados y una mejor disciplina interna, sin contar la menor pérdida de clases en las huelgas y manifestaciones típicas de los institutos públicos.

Un enfoque modernista de la educación ha insistido últimamente en que los medios audiovisuales e informáticos podrían salvar esas diferencias, al permitir que todos los que quieran aprender tuvieran acceso a excelentes clases televisadas o cursos interactivos por computadoras. Sin embargo, nuevamente resulta que los sectores de mayores recursos tienen una ventaja considerable, al poder sufragar el costo de la televisión educativa -generalmente por el sistema satelital- o de los equipos y tarifas de los sistemas computarizados, que implican una porción sustantiva de los ingresos familiares, especialmente si se trata de gente con un nivel mínimo de educación y/o entrenamiento y, por lo tanto, que devenga salarios cercanos al mínimo.

Actuamente, con la entrada de televisión por cable al país, ya operan múltiples canales tanto educativos como culturales, tales como Discovery, Mundo, History, People and Arts, Animal Planet, National Geographic, Discovery-Kids, Travel, además de ciertos buenos documentales disponibles en otros canales, especiamente los de países europeos. Lo positivo es que casi todos vienen adaptados al idioma español, aunque las narraciones y diálogos traducidos a veces dejan mucho que desear, por ser realizados a través de traductores que no conocen la materia o con deficiencias en la redacción.

Lo ideal sería que estos materiales educativos fueran accesibles a toda la población, de lo contrario se estaría añadiendo un nuevo factor de inequidad entre las familias de amplios recursos y la mayoría de la población -quizás las dos terceras partes- que apenas puede sufragar su manutención básica. Sería muy deseable, entonces, que el gobierno tratara de democratizar el acceso a estos servicios, pues no se trata de simples lujos como lo sería un costoso libro ilustrado o un profesor privado, sino medios de comunicación masiva, que deberían estar accesibles a todos los grupos sociales, si realmente se quiere insistir en la equidad de los servicios educativos, que nadie duda son los mejores instrumentos para mejorar la calidad de vida de todos los sectores, y en especial los de menores recursos.

(%=Image(3555249,»L»)%) Muchos -como el suscrito- insisten en que la reducción de la pobreza puede tener en los medios audiovisuales y computarizados su arma más efectiva, ya que permitirían no sólo el acceso a una mayor cultura general de la población sino una nivelación de conocimientos al tener todos los jóvenes el acceso libre a la misma calidad y cantidad en la información recibida. A través de estos sistemas, todo el mundo vería el mismo material didáctico, y sólo el interés y la habilidad para asimilar los conocimientos impartidos harían una diferencia entre los usuarios. Naturalmente, si el acceso a estos medios está supervisado por un educador o un familiar culto, se tendría también la orientación necesaria para aprovechar debidamente dichos materiales y convertir los conocimientos en conceptos y datos útiles para aplicarlos a su debido tiempo y así convertirse en elementos útiles para la sociedad.

En ciertos países latinoamericanos como México, Costa Rica, Brasil, Argentina y Chile, estos medios pedagógicos se están tomando en serio desde hace alguna décadas, y se tienen modestos programas de difusión pública de materiales audiovisuales e informáticos, que al menos permiten un amplio acceso a los mismos, con los efectos benéficos que ello representa. Por algo son los países latinos más avanzados de Latinoamérica -a pesar de sus fallas- lo cual debería dar una pista a los demás sobre el camino que deberían tomar, en lugar de considerar a estos medios sólo como un lujo apto para las clases pudientes.

Es evidente que en Venezuela no se los ha aprovechado adecuadamente, ya que poco se ha hecho en este campo, aparte de los esfuerzos pioneros del antiguo Ministerio de Educación a través de su división de Tecnología Educativa, los programas didácticos de la Universidad Nacional Abierta, y los dispersos programas de distribución de materiales audiovisuales a cargo del Conac.

En años recientes, el esfuerzo más positivo ha sido delegado -curiosamente- al Arzobispado de Caracas, que ha tratado de aprovechar el canal 5 para convertirlo en un verdadero canal cultural, coordinando la obtención y transmisión de materiales educativos. De hecho, este canal -conocido como ValeTV – transmite toda una serie de documentales culturales, mayormente centrados en las ciencias naturales, la historia y la geografía. Pero -aparte de algunos cortos hechos en el país- casi todos provienen de otras naciones, introduciendo un nocivo elemento de trasculturación, no sólo por las traducciones deficientes sino porque los contenidos muestran generalmente la cultura y los logros de países avanzados. El joven tiende a pensar que casi nada de bueno proviene de la civilización iberoamericana, y que estamos supeditados a la cultura proveniente de países anglosajones o noreuropeos. El idioma también se va adulterando, debido a la influencia de materiales torpemente adaptados, aunque el lado positivo sea el de facilitar el aprendizaje de idiomas extranjeros. No hay duda de que hay Todo un bagaje de alienación y baja autoestima implícito en la importación masiva de materiales de otras latitudes.

Quizás un esfuerzo encomiable en el sentido correcto ha sido el realizado por el canal de Historia (History Channel), el cual -dentro de su programación regular- ha intercalado cuatro horas diarias -dos en la mañana y dos en la tarde- de una televisión realmente educativa, con materiales elaborados en Norteamérica pensando específicamente en el público latinoamericano. Con todas sus fallas, y junto con la excelente hora matutina de «Discovery en la Escuela» , y otros cortos de Discovery Kids, son los programas mejor adaptados a realizar una labor didáctica dentro de la juventud, y aunque van dirigidos a un público general, muchos de los conocimientos son bastante avanzados y son interesantes incluso para un estudiante o graduado universitario.

Actualmente, y en forma urgente, lo mejor que podría hacer el Estado venezolano, sería publicitar mucho más dentro del sistema educativo los escasos programas culturales de la televisión pública, especialmente en los canales 5 y 8, e inclusive motivar a los profesores a grabar y utilizar en monitores ubicados en las escuelas los materiales transmitidos por la televisión satelital, algo que no estará contraviniendo ninguna ley ya que no se haría con fines de lucro. Todavía mejor sería que las autoridades educativas puedan persuadir a los poseedores de los derechos para retransmitirlos por ValeTV, o incluso por el canal 8 (que por fin se pondría a valer) y los canales comerciales, para que sean accesibles a todo el público, sin distinción de clases o región geográfica. Esto, si se desea aprovechar los recursos televisivos disponibles sin hacer un costoso esfuerzo de producción propia, el cual sólo sería factible siempre si se pensara en un sistema de tv-educativa latinoamericano, financiado por todos los países de Centro y Sudamérica.

Ya algunos países como México, Argentina y Colombia han elaborado suficientes materiales educativos como para iniciar, con la apropiada adaptación a los programas vigentes y las características idiomáticas locales, un serio programa de tv educativa en Venezuela.

Y, en cuanto a la democratización de los recursos informáticos -ya abundantes incluso en español- debería implementarse el tan reiterado plan de tener computadoras en cada escuela y liceo, con acceso al Internet y la disponibilidad de selectos cursos en discos compactos, pero siempre con una orientación profesoral para que los jóvenes -con su natural curiosidad o interés errático- no se desvíen hacia materiales malsanos o irrelevantes. En países más avanzados ya existen universidades y escuelas virtuales que incluso ofrecen diplomas reconocidos por las autoridades educativas, y sería cuestión de tiempo que aparezcan también en el ámbito hispano.

En Venezuela, la Universidad Nacional Abierta, pudiera convertirse –con materiales audiovisuolaes e informáticos apropiados- en una verdadera alternativa para la educación superior, dadas las limitaciones de cupo en las instituciones actuales y la dificultad de acceso a dicha educación para estudiantes que trabajan.

En fin, si realmente estamos convencidos que el deseable cambio social es un proceso que pasa a través de una educación eficiente, es hora de aprovechar al máximo todo material educativo que se pueda divulgar, democratizando el acceso a estos medios, con el fin de no sólo de mejorar la enseñanza pública sino culturizar a amplios sectores de la población y así ayudarles a elevar su nivel de vida. Estas medidas, junto con una mejoría sustancial del sistema educativo formal -público y privado- harán sentir sus efectos a mediano y largo plazo y contribuirán sustancialmente a la esperada lucha contra la pobreza, que no puede dar resultados concretos y visibles a menos que se le conceda la necesaria prioridad a la educación. De lo contrario, en poco tiempo estaremos engrosando las filas de los países del cuarto mundo, a pesar de nuestra riqueza petrolera y minera, o los ambiciosos planes de los gobernantes de turno.

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