Opinión Nacional

LA TONADA HECHA HOMBRE

La sabana venezolana pareciera en lontananza, un llano mar que se extiende al infinito, “puntero en la soledad”, un silencio que canta, que palabrea un silbido hecho verso, un verso que rema entre rimas un sentimiento fluido como las aguas del río a cuya vera se canta. Un amor sembrado en un ancho lienzo de tierra cálida, donde el espíritu sueña, entre olores de mastranto, el perfume de la vida donde el sentimiento yace, “mi querencia”.

La sabana abrió los ojos entre soles y lunas, en la octava hora del octavo día del octavo mes del calendario de un año veinte tambien octavo , y con los ojos abiertos por la fuerza telúrica de un instante extraordinario, alcanzó a exclamar su nombre cuando un niño brotaba de su vientre ¡ Simón!. Y Simón fue el niño hecho hombre. La piedra angular de la iglesia de nuestro folklore.El alma nacional convertida en manantial de inspiración, en la voz y poesía del extraordinario cantautor que sembró los corazones de su tierra para que cantaran juntos las tonadas del ordeño, y con ellas, enternecieran al continente y su cultura, con un amor que trasciende lo humano en tanto que es el amor hacia y desde la naturaleza, donde aquél se inscribe.

En un año octavo con un veinte precedente, en este 2008 de nuestros días, el hijo mayor de la sabana cumple ochenta años de vida física. Vida fructífera, vida ancha, vida plena, vida en la cual convirtió un mandado a la capital a sus veinte años, en un mandamiento de vida para las próximas generaciones: hagan de sus vidas portentosos ríos a cuyo cauce no se les niegue el agua y hagan de su amistad una sabana, infinita y llana, ancha y diversa, propia en lo ajeno para cobijar el amor de todos, como nido de turpial en el caney convertido en el paraíso del mundo.

Simón Diaz, el tío de todos, el Tío Simón, ha hecho que su música pueble al mundo. Y con ella, esa forma especial de sentir al cantar, cuando se hace cantar a la naturaleza en la voz de todo un pueblo. De allí proviene la fuerza de su arte.Es capaz de convertir el aguacero de las penas en un río que alegre irrumpirá de la montaña luego de un parto de flores y emociones.

La Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación lo distinguirá el próximo 12 de Noviembre con un Grammy Especial, en ceremonia que tendrá lugar
en el Hobby Center for the Performing Arts en la ciudad de Houston. La Academia reconoce de esta forma la pasión y calidad artística del eximio compatriota, cuya música se ha extendido durante varias décadas a lo largo y ancho de muchos países, incrementando el acervo de la música latina en todo el mundo.

En efecto, desde la grabación de su primer disco en el año 1963, ha realizado más de 70 volúmenes a lo largo de su carrera como cantante y compositor. En la memoria colectiva se escuchan consecuentemente sus emblemáticas melodías. “Luna de Margarita”, “La Vaca Mariposa”, “Tonada de Luna Llena”, “Mi Querencia” y “Caballo Viejo” para mencionar algunos de los temas que surgieron de la inspiración de este poeta para deleitar a propios y extraños .

En particular “Caballo Viejo” es una de las canciones venezolanas más famosas en el mundo entero, que ya cuenta con 400 versiones, ha sido traducida a por lo menos 12 idiomas, y entonada por los vocalistas mas renombrados de todos los géneros musicales.

Aún podemos agregar más. Su melodía en ocasiones, se ha desprendido de la voz humana para tomar por voz los acordes de la orquesta sinfónica o los efluvios de la música electrónica del siglo XXI. Esas tonadas van adquiriendo ribetes extraordinarios
ensayando nuevas palabras, nuevos aires, nuevas resonancias que conservan el tronco común de su inspiración.

La música de Simón se encuentra proyectada al entorno universal. Así como el pesebre inspiró a todo el barroco europeo que le cantó y compuso con espectacular grandeza al sencillo aposento inicial del redentor de los hombres, el caney representa el pesebre del llano, el lugar donde se recrea el primero haciéndolo patrimonio de la naturaleza, de la vida, compartiendo con él la belleza de su sencillez, la humildad de su generosa alegría. Porque la grandeza de la música de Simón es que no se apartó de la sencillez cristalina de lo humilde, que supo buscar los acordes a su cuatro de inspiraciones en la flauta de las aves, en el coro de los jóvenes vacunos, en el violín del silbido de una abeja que anuncia la dulzura del panal protegido, o en la sonrisa simulada de envidencias del caimán que ha satisfecho sus deseos.

Esa grandeza sencilla, esa sencilla grandeza, esa humilde manera de enseñar la cordialidad sin señoreo, esa mano musical que se aproxima fraterna para culminar en el abrazo sincrético de la creación compartida, generosa, magnánima en su esencia, es lo que hace universal el arte del músico nacional por excelencia.

No escapó de su acción la aproximación a los más jóvenes. Su programa “Contesta por Tío Simón” estableció la concreción de un vínculo vivencial, cercano, cotidiano, corpóreo y no etéreo, entre los niños y la cultura nacional.Porque Simón sabía que el problema de la cultura es un problema de amor, es un problema de comunicación, es un problema de afectos. Y esos amores nacen y crecen en la niñez, porque si no se siembran cuando la tierra del amor es fértil, luego, la aridez de la vida puede restarle el alimento para crecer. Y a una Patria, hay que alimentarla desde la semilla para hacerla tierra fértil.

Allá lejos, en lontananza, el creador presiente la cercanía de la sabana infinita y su horizonte de mares ignotos, desconocidos. Nunca estuvo lejos, siempre cercana en los hechos y lugares que han poblado su dilatada vida de referencias.Esa vida que ha sembrado sus días con un caney de alegrías, le dió una compañera para que tremolara en ella su alma de picaflor saltarín pero consecuente y leal con el néctar de sus amores. Le dió hijos amantes de la naturaleza, del afecto y de los amigos, y le encarnó la poesía en la musa de una hija que concibió su alma de poeta redentor en el vientre de su compañera Betty, sabana plena. No le ha faltado pues, el sentimiento del Jesús complacido ni la comprensión del Dante, de Cervantes, de los grandes hombres en sus grandes momentos.Los interpretes de la actualidad de ese mundo interminable del navegar sin fin de las artes, lo abrazan y se alegran de contarle entre ellos, como expresión viva y tambien infinita, de la sabana que se expande ante la vista. Y la escena no deja de ser humana. Pero en su terrena dimensión tiene una percepción divina.El que nuestra cultura que canta y danza al corazón en todas sus expresiones, se reúne alrededor del Tío Simón para plasmarlo en un momento no congelado de nuestras vidas, porque tenemos una tonada para ordeñar al futuro en un nuevo amanecer y un corazón cercano que ofrecer para aquilatar nuestros afectos en el alba siempre naciente
de una humanidad amiga.

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