Opinión Nacional

La unidad es responsabilidad de todos

La unidad de los distintos factores de oposición y alternativa democrática al Gobierno no debe postergarse más. Las posibilidades para restituir el equilibrio político en Venezuela; con base a la correlación de fuerzas que se expresó en el referendo del pasado 2 de Diciembre, pasa indefectiblemente por la estructuración de una plataforma electoral coherente, unitaria y cohesionada. Sólo así -mediante la conjunción de esfuerzos-, se podría enfrentar con éxito la enorme maquinaria electoral que ha puesto en funcionamiento el oficialismo.

La articulación electoral unitaria de las fuerzas democráticas debe emprenderse bajo una verdadera visión estratégica y, mediante un compromiso fundamentado en una valoración positiva de la democracia, de la inclusión y de la solidaridad. La responsabilidad de la construcción de esa plataforma unitaria no corresponde con exclusividad a los partidos políticos, como algunos suponen erróneamente; por el contrario, este es un asunto que compete también a cada ciudadano, a cada comunidad organizada y a cada sector social que se encuentre comprometido con las luchas por los derechos fundamentales y por las libertades democráticas. Es decir, la construcción de una plataforma unitaria es una tarea que incumbe; tanto a las organizaciones partidistas como a los movimientos sociales autónomos y alternativos.

Pese a su debilidad organizativa los partidos políticos de oposición han realizado un importante esfuerzo para alcanzar acuerdos unitarios en algunas entidades federales. Al respecto, los partidos “Un Nuevo Tiempo” y “Primero Justicia” se han convertido en un referente importante para estructurar los consensos necesarios. De tal manera, que no reconocer estos avances sería desacertado e injusto. Por supuesto, aún queda camino por recorrer y serias dificultades políticas para conseguir una “alianza perfecta” entre los factores democráticos.

Otro factor ideológico-político que está obligado a contribuir a la unidad, es aquel conformado por los llamados “candidatos independientes” o de la “sociedad civil”, y cuyo discurso gira –en la mayoría de los casos- alrededor de la anti-política y del anti-partidismo. Estos aspirantes, con su legítimo derecho a participar, no se encuentran exentos de los compromisos que puedan establecerse entre los actores democráticos para conformar una sólida plataforma alternativa a los candidatos del “centralismo socialista”.

De igual forma, si los movimientos sociales y vecinales están realmente comprometidos con las luchas por el mejoramiento de la calidad de vida, de la representación y la participación popular, de la descentralización y la desconcentración, de la corresponsabilidad en la gestión pública y de la no discriminación tendrían que abandonar su postura de “espectadores inteligentes y pasivos” para convertirse en actores protagónicos en la conformación de la unidad democrática.

La participación electoral unitaria de los factores de oposición democrática al régimen, es la garantía para restablecer el equilibrio político en Venezuela. En tal sentido, la unidad no es un compromiso sólo de los partidos políticos; sino también de las expresiones asociativas de la sociedad y de todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que aspiran como forma de gobierno aquella que aprecie el respeto a los valores democráticos, la gestión cercana, transparente y eficaz de los recursos públicos y la promoción de la participación popular de manera efectiva y con objetivos claros; así como la organización autónoma de las comunidades y de los distintos sectores sociales de cada entidad federal y municipio del país. Construir la unidad será un triunfo de todos.

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