Opinión Nacional

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios

Los venezolanos que se enfrentaron a las dictaduras del pasado y fueron forzados al exilio, tuvieron que soportarlo de manera mucho más difícil que los exiliados de hoy, que somos muchos. Ellos tuvieron que soportar no solamente la ausencia del país, sino la ausencia de información diaria sobre el acontecer nacional, lo que supongo generaba en ellos más inquietud y angustia.

Las tecnologías de comunicación desarrolladas en los últimos años nos permiten a quienes nos encontramos en esa situación estar casi al minuto sobre los acontecimientos en Venezuela. Internet nos permite leer la prensa diaria, la televisión internacional nos ofrece cada día noticias y opiniones sobre el estado de cosas en la nación, TV Venezuela que nos acerca al país minuto a minuto, los portales noticiosos y blogs de opinión nacionales, mientras duren, ofrecen acceso a las más diversas posiciones políticas. Todo ello contribuye a aliviar las dificultades del exilio y a mantener vivas la presencia del país y la esperanza del regreso.

A la vez, las noticias y algunas opiniones a veces generan preocupación y desconcierto. Ellas nos deparan cada día sorpresas y más sorpresas, lo que me trae siempre a la memoria la letra del canto desafinado, según Rubén Blades, del borrachito que encontró los cadáveres de Pedro Navaja, el azote del barrio, y de la prostituta que asesinó a mansalva pero que sorpresivamente le dio muerte: “… La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios…”.

Aún cuando uno debería estar acostumbrado a esas sorpresas, siempre hay una que te da “más sorpresa” que la anterior y no termina por acostumbrarse. A lo mejor por ingenuidad, nunca termina uno de aceptar lo que parece una ley de la vida en general pero que a veces cobra más fuerza en la vida política. Y es que seguramente quienes no hemos tenido a la política como profesión ni hecho de ella un medio de vida, sino una forma de tratar de participar en la vida de la nación, no tenemos ni la formación ni el tacto ni la fina percepción ni la malicia que tan compleja actividad requiere no solamente para su ejercicio, sino para su comprensión.

Ciertamente, a los legos en la materia como yo, nos cuesta entender que en la política rijan unas leyes de la lógica diferentes a las que manejamos los humanos que todavía estamos en capacidad de razonar, aun cuando sea de manera muy elemental.

Así, por ejemplo, volviendo a Pedro Navaja el azote de barrio que cometía delitos que aterrorizaban a la comunidad, creo que no podría uno decir que se opone a su conducta delictiva y no a la persona de Pedro Navaja. En otras palabras me opongo al delito pero no al delincuente, lo que pareciera indicar que los delitos se produjeron independientemente de la conducta de Pedro Navajas, lo que es un absurdo para quienes quizás razonamos con una lógica tan estrecha que, por lo que veo y oigo, no alcanza el nivel a los sofisticación y agudeza necesarias para entender algunos razonamientos.

Y todo esto viene a cuento porque ayer escuche a un connotado dirigente opositor definir la línea política de los sectores democráticos en los siguientes términos: “…nosotros somos opuestos a las políticas de este gobierno y no a la persona del Presidente de la República…” Es posible que haya sido un error en la expresión, lo que no le resta gravedad. Pero cuando escuché la afirmación inmediatamente comenzó a retumbar con fuerza inusitada en mi mente, cual si tuviera un iPod conectado en mis oídos, “… La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios…”

La verdad es que me siento incompetente para entender, en mi limitada capacidad de razonamiento lógico, que se diga que “somos opuestos a las políticas de este gobierno” y acto seguido se complemente diciendo “…y no a la persona del Presidente de la República…”. ¡Coño! ¿Será que las políticas de “este gobierno” no son responsabilidad de Hugo Chávez? ¿Será que ellas le son impuestas a contrapelo de su voluntad democrática y que los venezolanos de “a pie” no lo sabíamos? O será que como Hugo Chávez es bipolar no se lo considera responsable de sus permanentes agresiones verbales, su incitación al odio, la politización de las fuerzas armadas, la destrucción de la industria petrolera, la liquidación de la industria y la agricultura nacionales, la persecución a la disidencia, su permanente llamado a pulverizar la oposición, la utilización del poder judicial como instrumento de represión política, los presos políticos, el desconocimiento del derecho de propiedad, el asedio a los medios de comunicación, el abuso de poder, su complicidad con el saqueo a la nación por parte de sus boliburgueses, la asociación de Venezuela con los más despreciables regímenes del planeta, etc., etc. etc.

Es como si un político alemán hubiese dicho, en su época, me opongo a las políticas del gobierno, no a la persona del Füherer. O un ruso, en la época de Stalin, hubiese dicho me opongo a las políticas del gobierno no a la persona de Stalin. Confieso mi incapacidad para entender tan sofisticados razonamientos. Dado mi escaso entendimiento, podría malinterpretar que me quieren decir que Chávez no es “el malo”, “lo malo” son “las políticas de este gobierno”, que aparentemente no son de su responsabilidad. ¡Vaya duro y venga suave!

Como yo no soy tan sofisticado y padezco de anti chavismo primitivo, a lo que se agrega que soy un poco testarudo, me opongo no solamente a las políticas del régimen sino al responsable directo de ellas, es decir al autócrata Hugo Chávez. Me opongo a la persona del presidente que ha causado la ruina material y moral de la nación. Muchos venezolanos tenemos la esperanza de que Chávez sea sometido algún día a la justicia en cualquiera de sus expresiones, a menos que como parte de la “reconciliación” se le garantice inmunidad y “borrón y cuenta nueva”.

Mientras esto escribo, insistentemente retumba en mi cabeza el estribillo de Pedro Navaja: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios” Pero la canción de Blades trae también una verdad más que probada en la historia cuando dice «…Pedro Navaja matón de esquina, quien a hierro mata a hierro termina…” y si no lo creen pregúntenle a Kadafi.

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