Opinión Nacional

Las dos caras de una moneda falsa

Una de dos: o el presidente Chávez es un caso agudo de bipolaridad semántica, que puede sostener en la cabeza sin que le explote dos cosas enteramente contrarias, o es un desvergonzado que se reserva el privilegio de la inconsistencia. En el primer caso sería una personalidad desdoblada: no, como pretende, la reencarnación de héroes o santos, sino calco del famoso personaje doble de Robert Louis Stevenson: el Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

En la presentación anticipada y típicamente irregular de la Memoria y Cuenta de su cargo en 2010, fue este sábado en la Asamblea Nacional casi el Dr. Jekyll, todo un caballero. Antes de dirigirse a la tribuna de oradores estrechó la mano de diputados de la oposición y a alguno, Eduardo Gómez Sigala, le palmeó el brazo. (Gómez Sigala devolvió este saludo). Una vez al habla, dijo a esos diputados: “Me parece maravillosa la ocasión de vuestro regreso… Me da mucho gusto saludarles, diputados de oposición. De verdad, sin ninguna ironía. Qué bueno es encontrarse entre humanos… Señores de la oposición: ustedes creen que soy un verdadero demonio, con el que no se puede hablar, y nosotros creemos que ustedes son unos demonios con los que no se puede hablar. Echemos los demonios y que viva lo humano, las ideas, el debate… No perdamos esta nueva oportunidad, el espacio es de ustedes, yo desde mi puesto de combate vengo a ponerme a disposición de ustedes… Finalmente, todos somos venezolanos. Ni ustedes se van a ir de aquí ni nosotros tampoco”.

Escasamente diez días antes, cuando se instalara la nueva Asamblea, decía a un mitin de sus seguidores: “Me pareció muy bien, además, que estuvieran allí, haciendo acto de presencia, junto a los diputados revolucionarios, un grupo de diputados electos por las corrientes reaccionarias, electos por la corriente contrarrevolucionaria de la derecha venezolana. ¡Que hablen, que nuestros diputados los triturarán con el discurso de la verdad, como hoy ocurrió!”. (La palabra triturarán fue proferida con efectos especiales de voz, en tono de arenga. Entonces estaba en ciclo de Mr. Hyde).

Pero esta hipótesis de la doble personalidad no es sostenible. Primero, porque también el sábado destiló veneno, aun en medio de su fase conciliatoria. Es verdad que atribuyó la culpa de la distancia entre gobierno y oposición a terceros factores, como reporta Ocarina Espinoza en el sitio web de El Universal: “Volvió sobre la teoría que maneja de que la oposición y el chavismo están irreconciliados porque hay intereses ajenos al país a los que les conviene esa enemistad”. Pero al saludar por primera vez a los representantes opositores ya había dicho: “Me parece maravillosa la ocasión de vuestro regreso, algunos son nuevos, algunos son ya fraguados desde centros de mucho poder, internacional y también interno, empeñados en que nosotros seamos incapaces de dialogar, de darnos la mano, empeñados en que Venezuela caiga de nuevo en la desestabilización, empeñados en que ustedes crean, señores de la oposición, que yo soy un verdadero demonio”. Antes había hecho una chocante distinción: “…revolucionarios, revolucionarias, no revolucionarios, no revolucionarias. A todos les doy mi saludo de respeto”.

Luego, la explicación de personalidad escindida no se sostiene porque esta farsa tenía por objeto presentar una trampa como si se tratara de un acto magnánimo. Soltó entonces la bomba noticiosa: “Soy capaz de solicitar a esta Asamblea Nacional la derogatoria de esa Ley” (la habilitante). Propuso que su lapso de vigencia se reduzca de dieciocho meses a cinco, pues estima que “hasta en cinco meses podemos hacer las leyes  que tenemos que hacer para enfrentar la emergencia; no tengo ningún problema. Cuatro o cinco meses, porque lo que necesito son instrumentos especiales para enfrentar una emergencia”. Es decir, que lo que pensaba atapuzarnos en año y medio puede administrarlo en menos de medio.

La ley habilitante que él mismo solicitó y predicó sobre la emergencia de las lluvias no tiene mucho que ver con damnificados, que lo han sido mayormente por el incumplimiento gubernamental de metas y promesas en materia de vivienda. La verdad es que Hugo Chávez tenía ganas, hace tiempo, de su cuarta habilitación para legislar por decreto. El 25 de julio de 2009 ya decía a la Asamblea Nacional: “Ni una sola ley contrarrevolucionaria para el 15 de diciembre… si ustedes consideran que para ello requieren refuerzos, entonces habilítenme de nuevo y vamos acelerando por aquí y por allá”. En ese momento no había ninguna emergencia.

Como tampoco estaba declarada todavía el 12 de octubre del año pasado, cuando el sitio web del PSUV anunciaba: “El diputado electo por la circunscripción 2 de Caracas a la Asamblea Nacional (AN), Robert Serra, aseguró este lunes en el programa transmitido por Venezolana de Televisión (VTV) ‘Despertó Venezuela’, que el parlamento actual debería otorgar una ley habilitante al mandatario Hugo Chávez: ‘Así el presidente podrá avanzar en el andamiaje jurídico, lo que permitirá desmontar el Estado burgués y crear el revolucionario’, argumentó”. Ni siquiera está declarada a estas alturas, como ha podido hacerse en uso de la atribución presidencial del Artículo 338 de la Constitución.

El Presidente de la novísima y falsa reconciliación—”Cuando aquí estemos haciendo una ley, cuando el gobierno tome una medida que no tenga la mas sólida oposición de la burguesía es porque no sirve, es porque sería inútil porque aquí estamos en el medio de la lucha de clases: burgueses y proletarios. Ellos allá, nosotros aquí. Es una batalla por la vida, es la batalla de la historia… la llamada conciliación siempre termina siendo la puñalada contra las espaldas del pueblo proletario” (25 de julio de 2009, cuando empezaba a pedir la cuarta ley habilitante)—ha leído encuestas, simplemente; sabe que además de la imposición del socialismo, su carácter pendenciero causa mucho rechazo; sabe de la dramática zambullida en popularidad de Evo Morales; sabe de la caída del autócrata tunecino, forzada por la protesta popular; sabe que su sala situacional ha alertado sobre la propensión a la explosión social en Venezuela.

Por eso recula por segunda vez en once días; porque no le gustan estas premoniciones de su derrota electoral en 2012, porque cree que los venezolanos somos idiotas y no guardamos memoria de su incesante pendencia. Además, porque ya prepara el rasgado de sus vestiduras. “Yo tendí mis brazos amorosos, éticos, a esos parlamentarios no revolucionarios, burgueses, fraguados en el exterior, contrarrevolucionarios, y ellos no quisieron abrazarme, ni decirme que yo soy el mejor presidente que este país ha tenido. A mí, que después de dos o tres períodos más, me gustaría entregar mi cargo a una mujer”.

Escudado tras la desvergüenza *

Cuidado con dejarse adormecer por tal encantamiento de serpientes. No proviene del Dr. Jekyll, apaciguado temporalmente al haberse saciado con la violencia de Mr. Hyde. La cosa es meramente producto de la desvergüenza. Por esto, cuando muestra una debilidad que quiere aparentar prudencia de estadista, cuando posa como gente de diálogo, hay que seguir apretando.

* = Desvergüenza:
1. f. Falta de vergüenza, insolencia, descarada ostentación de faltas y vicios.
2. f. Dicho o hecho impúdico o insolente.
 Diccionario de la Real Academia Española

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