Opinión Nacional

Las preocupaciones de César Gaviria

El Secretario General de la OEA justificó su más reciente y repentino viaje a nuestro país aduciendo que se encontraba sumamente “preocupado” por la situación en Venezuela. Seguramente al regresar a Washington, después de dos días de, al parecer, infructuosas gestiones para conseguir que oficialismo y oposición firmen sin reservas una suerte de Declaración de Principios, esa preocupación se habrá incrementado, sobre todo al tomar conocimiento el ilustre ex presidente de Colombia de la última pero peligrosa payasada de Hugo Chávez Frías, que no de otra manera puede calificarse el episodio del “abortado golpe de Estado” denunciado por el primer magistrado nacional donde, hasta el momento de escribir el presente comentario, el único imputado es el ex canciller Enrique Tejera París.

Para quienquiera esté familiarizado con las artimañas de las que se vale el presidente de Venezuela para descalificar las iniciativas políticas del movimiento opositor, es evidente que el solo anuncio de la marcha cívica del próximo jueves 10 lo trae de cabeza y, por ello, no son de extrañar cuantas patrañas surjan, impulsadas por el oficialismo, tratando de amedrentar y atemorizar a la ciudadanía que se propone participar pacíficamente en la jornada prevista para la fecha antes señalada.

No hay duda que en los próximos días aparecerán nuevos escollos que impedirán que la propuesta del Secretario General de la OEA se llegue a concretar, tal como el alto funcionario del sistema interamericano la concibió, en mérito a facilitar el diálogo y la negociación entre los dos factores enfrentados. Pero esto no tiene por qué llamar la atención. En Venezuela, ciertamente, existe un gobierno originariamente legítimo en tanto fue electo mediante el voto libre y soberano de una mayoría determinante del electorado. Pero su desempeño se ha distanciado de esa misma legitimidad, día con día, a tal punto que ya el predominio de los sectores de la sociedad que adversan al gobierno y piden al Presidente que renuncie, se hace cada vez más efectivo.

Es así que las disposiciones de la Carta Democrática Interamericana que se refieren a “situaciones que pudieran afectar el desarrollo del proceso político institucional democrático”, que es el caso de Venezuela, comienzan a ser invocadas por densos sectores del país nacional interesados en rescatar el estado de derecho y la vigencia de la Constitución de 1999. Y por ello se espera que César Gaviria, en su condición de Secretario General de la OEA, asuma la responsabilidad de informar al Consejo Permanente sobre los hechos que acontecen en Venezuela a fin de que en el seno de esa instancia se realice “una apreciación colectiva de la situación” y se adopten “decisiones dirigidas a la preservación de la institucionalidad democrática y su fortalecimiento” (Art. 18/CDI). De seguirse esa línea de acción, cabe esperar que la Asamblea General de la OEA sea convocada a un período extraordinario de sesiones y, con fundamento en las disposiciones de los artículos 20, 21 y 22 de la CDI se adopten las decisiones que correspondan a fin de contribuir a restablecer en nuestro país la vulnerada institucionalidad democrática.

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