Opinión Nacional

Lo que la oposición debería ofrecer al venezolano

Independientemente de si la oposición llega al final en las próximas elecciones presidenciales, en ocasión de que la campaña electoral ya se inició, creo oportuno alertar sobre la tendencia tradicional de muchos políticos venezolanos, de hacer ofertas demagógicas y populistas para atraer el voto. En tal sentido, me voy a permitir hacer algunas reflexiones y dar mi opinión como un venezolano del montón al que se supone va dirigido el mensaje del líder político.

Con el desastre nacional provocado por este régimen que nos gobierna, el cual se apoyó en un programa de gobierno esencialmente demagógico y populista, programa este que el régimen incumplió groseramente y lo cambió en el camino para ajustarlo a su proyecto totalitario, hechos estos que le han ganando el descontento y el repudio nacional, incluyendo el de militantes de los partidos que les apoyan; el liderazgo de la oposición, debe tener mucha sensatez y prudencia de no caer en el mismo juego de ofrecer un programa de gobierno pleno de ofertas y terminar cumpliendo otro mucho más reducido que el que ofrecieron.

El pueblo venezolano, a pesar de que su nivel de educación promedio es todavía relativamente bajo, ha madurado bastante y ha superado la etapa de Juan Bimba. Las tecnologías comunicaciónales le están permitiendo al venezolano y a los demás habitantes de la tierra estar mejor informados, lo cual le permite razonar, evaluar y comparar mejor. El tratar de emular o superar en ofertas demagógicas y populistas al contendor, es un arma de doble filo, que la oposición debe evitar en lo posible utilizar durante su campaña electoral.

Debemos tener bien claro, que al venezolano de hoy no le interesa que le ofrezcan mucho, le interesa que le ofrezcan lo que básicamente necesita, y solo espera que le cumplan. Al venezolano de hoy, no le interesa que le regalen, le interesa que le den oportunidades. Al venezolano de hoy no le interesa que le paguen sin trabajar, le interesa que le garanticen y ofrezcan trabajo digno. Al venezolano de hoy no le interesa que le regalen títulos, ni le reduzcan los programas de estudio, le interesa que le construyen más escuelas, institutos, universidades de calidad y le faciliten el ingreso a éstas. Al venezolano de hoy no le interesa que le ayuden a invadir casas y terrenos ajenos, le interesa que se construyan viviendas masivamente y le faciliten y ayuden a comprar la suya. El venezolano de hoy clama por la verdad, seriedad y responsabilidad del político, ya que está cansado de que no le hablen claro, le engañen y le manipulen.

Tratar de captar el voto chavecista ofreciendo mas de lo que ofrece Chávez es un gran error. No obstante el carácter incluyente y de amplitud que debe tener la oferta de gobierno de la oposición, se debe hablar claro al voto chavecista, sobre lo inocuo e inconveniente de algunos programas populistas del régimen, cuyo origen tuvo que ver más con la intensión de ayudar a Cuba a pagar el petróleo que le vendemos y engrosar el bolsillo de algunos líderes del régimen, que resolver el problema social del venezolano pobre. Ofrecer que los programas barrio adentro continuaran de la misma forma actual, es una manipulación inconveniente, y está en contra de los principios e ideologías concentrados en los que formamos la oposición, quienes estamos abiertamente en contra de esos programas populistas y demagógicos, cuando se pueden ofrecer programas sociales mas completos, amplios, efectivos y de mayor visión que garanticen resolver el problema de raíz.

El venezolano es por naturaleza emotivo, con una gran dosis de ingenuidad, razón por el que es propenso al desborde de sus emociones, disfrutando a plenitud las buenas noticias e intensiones de la gente. Esto lo saben los políticos, y en ocasiones se aprovechan vilmente de esta sana característica del venezolano, para manipularlo y engañarlo, tal como lo han hecho en el tiempo los políticos inescrupulosos. El político moderno, honrado y responsable debe ofrecer lo que en la realidad puede cumplir. Es preferible disponer de una cartera de ofertas reducidas y cumplirlas todas o casi todas, que ofrecer una inmensa cartera de ofertas y cumplir muy pocas. Es preferible intentar dar soluciones permanentes a los problemas graves y urgentes de la comunidad, aún cuando los problemas pequeños se queden temporalmente sin resolver, que aplicar parches o soluciones temporales a todos los problemas de la comunidad. Es decir, el político debe saber jerarquizar y dar prioridad a sus actividades, programas y proyectos.

Desafortunadamente, por razones que pudieran requerir de otro tipo de análisis, el político tradicional venezolano, por lo general tiene la tendencia a ser cortoplacista. Es decir, pareciera que está entrenado o adoctrinado para resolver solo los problemas menores de las comunidades que requieren menos inversión esfuerzo y tiempo. Una explicación pudiera ser la de que siempre esta centrado en la próxima elección y considera al venezolano tan estúpido que cree que éste se sentirá satisfecho, feliz y contento, cuando le pintan las aceras, o le dan un retoque a los huecos de las vías, o le pintan una escuela, o le reparan un ascensor, o le parapetean un puente. Lo malo de ello es que pensando y actuando de esa forma, han inducido en el venezolano un conformismo preocupante y aberrante que les impide exigirle más al gobernante.

El político venezolano promedio de hoy es incapaz de concebir, promocionar y aupar grandes proyectos sociales tales como: a) Hospitales modernos de mediana y gran capacidad en todas la ciudades de todos los estados, escuelas modernas y bien dotadas en todos los barrios y urbanizaciones de las ciudades, b) estadios deportivos modernos de gran capacidad en todas las ciudades, c) aeropuertos internacionales modernos con gran capacidad almacenaje, carga y transporte en áreas geográficas estratégicas, d) grandes represas para garantizar agua y energía eléctrica a todo el país, e) grandes autopistas de cuatro y seis canales para comunicar a Venezuela, f) vías férreas ambiciosas que comuniquen, por ejemplo, a Guayana con el mar, g) monorrieles y/o metros para transporte masivo en las ciudades con problemas de tránsito, h) hoteles cinco estrellas en todas las capitales y regiones turísticas del País, i) universidades modernas, amplias y confortables con todos los servicios y áreas verdes, j) grandes teatros y espacios culturales para difundir y popularizar la cultura, k) cárceles y/o centros de reclusión y rehabilitación modernos, suficientes, dignos y altamente humanizados, etc., etc., etc.,etc.

El político venezolano debe aprender a pensar en grande y a mediano y largo plazo. Resolver problemas como el de la educación, el desarrollo económico, la pobreza, la vivienda, la delincuencia y la salud, requieren de programas y proyectos de largo plazo (10-30 años) que alguien algún día tiene que iniciar. Aún cuando esa administración no los pueda terminar, debe dejar las bases y estudios para que otras administraciones, así sean de otras ideologías, los terminen para beneficio de toda la comunidad. Así piensan y trabajan los líderes exitosos de los países desarrollados. Pretender resolver todos estos problemas en una administración o periodo de gobierno es una utopía.

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