Opinión Nacional

Los Diez Millones

Una cifra pavosa para la revolución es la de diez millones. En los setenta el fracaso de la Zafra de los Diez Millones inició la debacle de la industria azucarera cubana. Cuando Castro apoyó la invasión soviética a Checoslovaquia en 1968 y se convirtió en peón incondicional de la Unión Soviética, esta le exigió olvidarse de los planes de industrialización y diversificación económica y que regresase a ser productor de azúcar, tabaco y níquel.

Al comandante se le ocurrió la brillante idea de los diez millones y la revolución se vio forzada a realizar un esfuerzo con pobre planificación y peor ejecución. A la nueva variedad de caña no se le dio el periodo mínimo de maduración. La zafra duró más de lo acostumbrado y terminó en plena época de lluvia lo cual redujo el rendimiento significativamente. Al momento de la cosecha la maquinaria soviética resultó inadecuada y hubo que movilizar oleadas de funcionarios, milicianos y pueblo sin experiencia para ir a cortar o recoger caña. Cuando hizo falta producir azúcar crudo, los centrales no operaron a plena capacidad por falta de mantenimiento y de personal capacitado. La producción escasamente pasó de ocho millones y Castro no pudo falsear las cifras pues los soviéticos, que financiaron el proyecto, estaban muy al tanto de la recuperación de su inversión.

Treinta y seis años después la revolución de Chávez, hija de aquella, se ha propuesto cosechar diez millones de votos para el 3D. Esta meta revolucionaria huele otra vez a fracaso, aún cuando el CNE abulte exageradamente el registro y decidida manipular electrónicamente el número de votantes.

En las últimas elecciones presidenciales la abstención ha fluctuado entre un treinta y un cuarenta por ciento. De mantenerse esa tendencia el número de votantes que acudiría a las urnas no pasaría de diez millones. Quizás si tuviéramos un régimen como el cubano o el coreano de Kim Il Jon donde se obliga a votar al 100% de los electores por un candidato único, los diez millones serían alcanzables. Pero en Venezuela, por ahora, no hemos llegado a esos extremos.

De ahí que sí a la abstención histórica le sumamos el voto opositor, independientemente que este se exprese o no, el voto por el continuismo de Chávez pasaría a duras penas los cinco millones. ¿Quisiéramos saber como hará el CNE para alcanzar tan elevada meta?

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