Opinión Nacional

Los militares en la función de Gobierno

I

Los militares han construido una cultura corporativa con estudio y práctica, se han apoderado de ella y la han internalizado dándole vida propia. Esta manera de ser les define un camino, un sentido de dirección, una forma de actuar que ha hecho surcos muy profundos en ellos.

En este aprendizaje continuo, los militares como profesionales se han hecho expertos en el arte de la guerra, es decir, en la anticipación de conflictos, en la preparación de hipótesis de guerra, en el uso eficiente de los recursos para la guerra, en la planificación del ataque contundente y efectivo, en la recolección y análisis de información significativa, en la infiltración, en el uso de la sorpresa y de la emboscada, del camuflaje, del engaño del enemigo y del hacer creer, todo ello para asegurar el aniquilamiento efectivo del enemigo, porque caso contrario, el enemigo los aniquila a ellos.

Como resultado de este avanzado, altamente estructurado y continuo entrenamiento, los militares responden casi de manera automática, esto es: atacar, matar y avanzar; o sorprender, golpear de manera certera, evadir y escapar, porque esta es la esencia de su aprendizaje. Además, es lo que se espera que hagan y es también para lo que se han entrenado todos los días durante largos años. Esto se denomina adoctrinamiento militar.

En suma, los militares han invertido durante mucho tiempo en un aprendizaje a fondo del arte de mandar y obedecer, en un marco muy exigente y estructurado de obediencia (se hace lo que es ordenado, sometiendo el libre albedrío a la voluntad del comando), disciplina (sumisión a un conjunto de leyes y reglamentos que rigen la vida militar y que no se cuestionan) y subordinación (se acepta la sujeción y relación de dependencia respecto a otro que es superior jerárquico). Este conjunto que he descrito, entre otras cosas, es el cuerpo clave de conceptos, creencias, valores y prácticas organizacionales que definen la cultura militar. Esto es lo que los hace profesionales de carrera competentes.

II

Esta idea del aprendizaje para hacerse profesional en el empleo eficaz de conceptos, herramientas y estrategias, es también muy válida en cualquier otro campo del conocimiento, como por ejemplo en el de la función de gobierno. La política como el arte de producir transformaciones sociales con la gente para crear educación, trabajo, riqueza y desarrollo económico, es algo muy distinto a mandar y obedecer.

Así como el sistemático y continuo entrenamiento militar es indispensable para alcanzar un alto nivel profesional, gobernar un país, una región o un municipio, requiere igualmente un nivel de profesionalización significativo. Es indispensable ser un profesional competente para gobernar, así como es indispensable ser un profesional competente para ser militar. Para gobernar se requieren competencias, habilidades y conocimientos muy específicos totalmente opuestos a la obediencia, la disciplina y la subordinación militar. Es muy importante entender esto.

El hecho de ser un excelente militar profesional, no es calificación suficiente como para considerarse habilitado y facultado para gobernar. Por ello, oficiales superiores que conozco, muy conscientes de sus limitaciones, han tenido que reeducarse con talleres de crecimiento personal, entrenamiento avanzado en gobierno, gerencia y manejo de la diversidad y del conflicto con especialistas en la materia para poder hacerle frente con éxito a actividades muy complejas del mundo no militar.

Es verdad que en Venezuela durante años se pensó que cualquier pana de partido, o amigo de confianza estaba calificado para gobernar. Esta creencia y esta práctica destruyeron la función profesional de gobierno en el país. En el caso de los militares el adoctrinamiento es tan eficaz, que les dificulta comprender las complejidades de la gobernabilidad.

En este punto podrían encontrarse algunas explicaciones claves a las dificultades que parece experimenta actualmente la función de gobierno en Venezuela, bajo el liderazgo de militares retirados junto con una elite política que lo valida. Para gobernar con eficacia y con éxito es indispensable involucrar a la diversidad, a la crítica, a la oposición. Es indispensable buscar opiniones diferentes. Es indispensable construir gobernabilidad, es decir, proveer información oportuna, asegurar participación ciudadana, propiciar entendimiento y alianzas entre la diversidad de intereses, construir consensos productivos, y generar acuerdos confiables y duraderos.

Esto no se logra siendo muy competente en el arte de mandar y obedecer, porque no es suficiente. Es difícil construir gobernabilidad con un estilo gerencial y un aprendizaje fundamentado en obediencia, disciplina y subordinación. Para apoyar esta idea de ser o no competente para una función en particular por falta de entrenamiento, un buen ejemplo es el caso de los gerentes petroleros.

Durante muchos años se pensó que una manera de mejorar la función de gobierno, era enviando gerentes de la industria petrolera al sector público. La experiencia no fue muy buena: no se adaptaron, no entendían la cultura de esas organizaciones, se dedicaban a definir criterios y a delegar como si estuvieran trabajando en una corporación disciplinada como P.D.V.S.A., donde el concepto de “la norma” resolvía casi todo. Uno de los presidentes de la corporación entendió este error y regresó a la industria a todo el personal en comisión de servicio. Sencillamente, no eran competentes para gobernar.

Otro buen ejemplo es el de los médicos. ¿Conoce usted algún médico gerente general en alguna clínica u hospital que sea verdaderamente competente como gerente?. Probablemente no, porque la experiencia conocida evidencia que los médicos venezolanos son supremamente competentes y profesionales en sus distintas especialidades, pero no son competentes para gerenciar, les falta el conocimiento, las competencias, las habilidades y el entrenamiento.

Esto que es válido para P.D.V.S.A. y los médicos, es también válido para los militares, les falta competencia para gobernar, porque no tienen el aprendizaje que les da contexto para entender y actuar como gobernantes profesionales. No porque los gobernantes conocidos fracasaron, se pueden sustituir por militares profesionales. Buena parte de la élite política actual parece no entender esta situación. Lo clave en la función de gobierno es la profesionalización y la creación de una cultura de servicio civil. Esto sólo se logra con una profunda inversión en reeducación. Todos los que aspiren al liderazgo civil, tienen que prepararse y aprender cómo se desempeña la función de gobierno de manera profesional.

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