Opinión Nacional

Los retadores

 Con el tiempo, unos desafiantes provocan ingenuamente y otros, maliciosamente. Hay peleadores por la defensa de sus espacios. Otros son bravucones, forman parte de una comunidad elite.

En el diario acontecer, se encuentran en cualquier esquina. Los hay mordaces, comentaristas incisivos sobre la vida, algunos individuos, o cualquier otro asunto; eso sí cargados de un fino humor de entre líneas lecturas y átonos. Hay que decirlo: los comentarios cargados de sonido no son fáciles de escribir, salvo que se exprese en el texto – léalo pensando en el hablador –

Los defensores de espacios están dispuestos a todo, hasta perder la vida. En este grupo inclúyanse las mujeres, todas, sin excepción.  Algunas más fieras, más fervientes, más amorosas que otras, pero todas capaces de hacer lo que la mayoría de los hombres no.

Los bravucones esconden en el comportamiento, desde y hasta cierto nivel, los miedos que le aterran. Son individuos a los cuales se les “puede mover el piso” si después de analizados, se les enfrenta a conciencia. Se sienten poderosos si el rival se amilana, y si lo detecta entonces se envalentona. Son gritones, escandalosos, pocos respetuosos del derecho ajeno. Altisonantes y “creídos”. Pero son inmensamente cobardes. Pero hay que saber cuáles son sus pánicos..

Venezuela conoce de retadores exitosos. Francisco de Miranda fue uno, lo mismo Bolívar, Páez, Urdaneta. Añádase en esta lista al Padre Madariaga, el del “no” de Emparan, de origen chileno. José Leonardo Chirinos, Juan Germán Roscio. En el siglo XX, la lista es interminable. Por ejemplo, en el beisbol,  Alfonzo “Chico” Carrasquel, Ramón Monzant, Luis Aparicio el junior, Johan Santana, Félix Hernández, Oswaldo Guillen. En el hipismo, Gustavo Ávila, Juan Arias, Pedro Baptista. En el ámbito científico, Fernández Morán, Convit, Rangel. En lo cultural, Rómulo Gallegos, Teresa de la Parra, Jesús Soto, Carlos Cruz Diez, Andrés Bello, Rafael María Baralt. En lo musical, José Antonio Abreu y el sistema de Orquestas Sinfónicas Venezolanas, Simón Díaz, Juan Vicente Torrealba y su Arpa Llanera, Aldemaro Romero Y para culminar la lista, Rafael Dudamel y su indiscutible éxito como Director de Orquesta. Me faltó una inmensa cantidad de nombres y de actividades.

Todos los mencionados fueron y son retadores. Pero en ellos el reto fue, ha sido y es una carga para mejorar y no para empeorar. Aún cuando le pueda parecer soso el tema, una revisión de esa lista así como de los logros de cada uno de ellos, se llega a una verdad incuestionable que debe servir de estímulo. Ningún éxito ocurre sin dificultades, es lo normal; el súper éxito es una situación excepcional. El fracaso, en los eventos vitales, no es más que una serie de aprendizajes. Indiscutiblemente, hay implícito en este estado, el “miedo”. Puede haber aprehensión a triunfar, a superar etapas, a asumir más y comprometedoras funciones, a expresar los desacuerdos. El miedo es una emoción que llevamos interiormente y en algunos se manifiesta a grandes rasgos, en otros no. Quienes lo vencen, pueden llegar al cielo. Recordemos a Jesús en el huerto de los olivos, sin embargo dio el siguiente paso: aceptar su cáliz. Los mortales distintos a él tenemos distintas tareas que cumplir, pero igualmente vitales.

La población local es retada diariamente. Cada día, hay un dilema. De una manera sutil, el pueblo ha sido obligado a callar lo indebido, a tolerar lo intolerable. Muchos hablan de conquistar la libertad, ¿a cuál libertad se refieren? Todos nacemos libres, lo que no es encarcela es el entorno. Me tomo la prerrogativa  de transcribir unas líneas de una conferencia de Jidu Krishnamurti: “La libertad implica inteligencia, amor, implica no explotación, no sumisión a la autoridad; la libertad implica virtud extraordinaria. Como dije: la respetabilidad es siempre un proceso aislador, porque el aislamiento y la respetabilidad van juntos, mientras que la virtud y la libertad coexisten. Una nación soberana siempre está aislada; por tanto, jamás puede ser libre, es causa de constante rivalidad, sospechas, antagonismos y guerras”.

Pudiera concluir este trabajo con esa trascripción para su reflexión. Sin embargo, advierto que hay más contenidos relacionados con lo anterior que encajan con el momento actual de Venezuela. En otra ocasión los expondré.

Finalizo, este texto reflexionando sobre el reto de los próximos días y meses que tenemos los venezolanos. Se dará, ya se dio, un paso trascendental, cual es la elección de un candidato a la presidencia según el gusto de los votantes.

El siguiente paso es reiterar los motivos para pedirle al actual mandatario que acepte el vencimiento de su tiempo. Debe comprender que no cubrió las expectativas, que el camino por él seleccionado para “sumar la mayor cantidad de felicidad posible” fue errado porque el haber dividido para reinar, el haber restado voluntades generó mayor marginamiento social que el encontrado a su arribo al poder, por la vía de los votos, hace tantos años. Es necesario inocular en quienes creen en él,  la pertinencia de su retiro, lo imperioso que otro individuo refresque las funciones de gobernante. Esta etapa está agotada.

Los venezolanos quieren otro As, de otra baraja.

 

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