Opinión Nacional

Maduro

Ahora que Nicolás se apoderó de las riendas del poder de Miraflores, no debemos esperar mejoras en el manejo de nuestras actividades de ciencia, tecnología e innovación.

Muy por el contrario, podemos estar seguros ­pero bien seguros­ que junto a la academia nuestra ciencia seguirá inexorablemente deteriorándose; rodando cuesta abajo en calidad, cantidad y desempeño.

Desde hace ya unos cuantos años, la actividad investigativa venezolana viene cayendo en picada. El año pasado, por ejemplo, el número de publicaciones científicas y tecnológicas del país apenas llegó a 907 artículos registrados en alguna de las grandes bases de datos de información científica como, `Web of Science’ o SCOPUS. Un valor muy similar en magnitud al producido cuando Hugo Chávez accedió al poder en 1998 y muy por debajo del record histórico de 1.543 en el 2008. Para calibrar la magnitud del descalabro conviene comparar en el tiempo nuestra producción científica con la de países similares. Colombia, por ejemplo, produjo el año pasado 2.677 artículos mientras que a Cuba ­nuestra Némesis­ se le contabilizan 725 publicaciones. Anteriormente, en el año 1998, la producción científica de Colombia y Cuba fueron de unas 475 publicaciones cada uno.

No nos comparamos con Brasil o Argentina para no morir de pena. El año pasado batieron record con 31.297 y 7.318 artículos respectivamente.

Lo reseñado muestra que mientras en la América Latina la producción científica crece en cantidad y calidad ­hastados y tres veces por década­ en Venezuela se reduce en esa misma proporción.

El marcado deterioro de nuestra ciencia se debe en buena parte a la situación de tierra arrasada que presentan nuestras universidades autónomas, responsables del 80% de toda la actividad científica, tecnológica e innovación del país.

Desmanteladas en cuanto se refiere a sus recursos humanos profesorales, equipos de enseñanza e investigación o recursos financieros, nuestras universidades como la Central, Simón Bolívar, Andes, Zulia, Carabobo u Oriente no son hoy en día sino una mala caricatura de lo que otrora fueron.

El otro factor responsable del colapso de la actividad es la falta de conocimiento y liderazgo de quienes conducen la actividad de ciencia, tecnología e innovación. Ese tema no forma parte del ropaje o equipaje intelectual de Nicolás y su combo. Para prueba una muestra: el nuevo ministro de Ciencia es quien era (y continúa siendo) el presidente de la telefónica estatal. Si bien en el enroque le quitaron la carga laboral de manejar las industrias y el comercio nacional, a las tareas propias de presidente de CANTV le añadieron la de marcarle el rumbo a los investigadores y tecnólogos del país. ¡Vaya tarea!

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