Opinión Nacional

Mama Rosa: del chavismo al trujillismo o viceversa

Recién caída la dictadura trujillista en República Dominicana, me tocó presenciar un hecho insólito: los dominicanos, en especial los jóvenes, no encontraban las direcciones en la ciudad si se les daba con el nombre que las calles, plazas y monumentos históricos, tenían antes del ascenso al poder de Rafael Leónidas Trujillo. Hasta a la ciudad capital, Santo Domingo, se le cambió el nombre y se denominó “Ciudad Trujillo”. Durante el trujillato calles, avenidas, parques, plazas y edificaciones públicas fueron bautizadas con los nombres de toda la familia Trujillo. Hermanos, primos, hijos, ahijados, cuñados, nietos, etc., del dictador vieron sus nombres convertirse en símbolos de la ciudad. El poder y la violencia del dictador los hacía famosos. Creían haber ganado un puesto en la eternidad de Quisqueya por voluntad del sátrapa. De esa nube se tuvieron que bajarse cuando desaparecieron el tirano y sus secuaces y Quisqueya volvió a ser una República y ellos parte de una historia de ignominia.

Ayer me tocó desde la distancia, y en medio del contraste de una nación civilizada, ver con vergüenza un acto en el cual el Guasón de Sabaneta, en cadena nacional, ponía la «piedra fundacional” del pomposamente llamado “Centro de Educación Inicial Mama Rosa”. Ver al Trujillo criollo poner una “primera piedra” no es nuevo. El país casi se ha convertido en un depósito de primeras piedras, “piedras fundacionales” según el vocabulario del régimen, sin que a su lado haya sido puesta una segunda y menos una tercera piedra. Y para preservar la dignidad de los venezolanos espero que no haya segunda ni tercera piedra en este caso particular. El lector se peguntará porqué este malsano deseo y qué tiene que ver con la dignidad de los venezolanos.

La razón es que este “Centro de Educación Inicial” ha sido bautizado “Mama Rosa”, en honor a la abuela del Guasón, que en ausencia inexplicada de su madre asumió su “educación” y según la locutora oficialista de VTV “moldeó” su personalidad, lo que sería suficiente para descalificarla como educadora. En un gesto típicamente trujillista, tercermundista, propio de repúblicas bananeras, el presidente se permite la licencia de expresar su amor por su abuela bautizando lo que se supone será un centro educativo para menores con el apelativo que él le daba a su abuela: “Mama Rosa”, a un costo para la nación de ocho millones quinientos mil bolívares “fuertes”. Sin empacho alguno, el Guasón utiliza el presupuesto nacional para rendirle culto a su abuela. Pretende convertir a su abuela en un símbolo por haber parido al tránsfuga vividor que a su vez lo engendró a él.

El cambio caprichoso de nombres y denominaciones a diferentes instituciones o lugares públicos ha sido una característica del régimen desde sus inicios. Ha sido una herramienta, un tanto elemental, para hacernos creer que se ha “refundando” la República, cuando en realidad se la ha “desfondado”. Los venezolanos han aceptado pasivamente el cambio de nombre de República de Venezuela por el confesional “República Bolivariana de Venezuela”, que excluye a quienes no somos “bolivarianos” pero que es inmensamente generosa e incluyente con los “bolivaristas” del voraz entorno presidencial. La Corte Suprema de Justicia fue degrada al nivel de Tribunal Supremo de Justicia. El Cuerpo Técnico de Policía Técnica Judicial, popularmente PTJ, fue rebautizado en el virreinato de Miquilena con la absurda denominación de Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas y el impronunciable acrónimo CICPC, denominación que hace pensar que ese cuerpo se dedica a supuestas “investigaciones científicas” en lugar cumplir con su función de apoyar la represión del delito. La DISIP pasó, recientemente, a ser el SEBIN, que no sé exactamente que significa pero suena ridículo como todas las acciones del régimen. Plagiando al régimen cubano a los ministerios se les ha añadido el remoquete de “del poder popular”, poder inexistente en la constitución. El Consejo Supremo Electoral fue rebautizado como Consejo Nacional Electoral, seguramente porque en la Robolución el poder “supremo” electoral reside en Miraflores o Fuerte Tiuna. Y pare usted de contar. El presidente de la república es denominado en la Robolución con el rimbombante título de “comandante presidente”, para destacar su extracción militar y su desmedido amor por el “ex comandante presidente” cubano. Es la Robolución de los nombres y denominaciones caprichosas y ridículas.

Así que no debemos sorprendernos cuando veamos centros educativos, calles, plazas y avenidas a las que se les pondrá el nombre de familiares, esposas, hijos, amantes, predilectos o predilectas del Guasón. Que nadie ponga el grito en el cielo cuando la Avenida Urdaneta pase a llamarse Boulevard Rosa Inés; el Paseo Los Próceres pase a ser Paseo Chávez Frías en honor a los próceres de Sabaneta Hugo de los Reyes y Elena que en mala hora o mal polvo le dieron vida al nuevo Libertador; la Avenida Andrés Bello sea renombrada Paseo de la Morrocoya en honor a la morrocoya de Rosa Inés; la autopista Francisco Fajardo pase a ser la Vía Expresa Argenis Chávez, aludiendo a la velocidad con que se fabrica una fortuna; la Calle Real o Boulevard de Sabana Grande sea rebautizado Boulevard Huguito Chávez por los numerosos sitios de ambiente en sus alrededores; la academia militar sea llamada Academia Adán Chávez por su condición de jefe militar de la defensa de la Robolución; el Parque del Este se llamará Parque Marisabel por ser madre de Rosa Inés, etc., etc.

Y en cuanto sus afectos más íntimos, el hotel Tamanaco una vez expropiado se llamará Posada del Poder Popular Diosdado Cabello; el río Guaire se llamará Playa Jacqueline; la Avenida Libertador será rebautizada como Avenida Jorge Rodríguez en honor a sus conocidas aficiones; la Avenida Casanova se denominará Avenida J. Chacón en para recordar las virtudes y gustos del héroe de la toma del Canal 8; La Plaza Venezuela se llamará Plaza Roja Rojita en honor al apasionado y descocado Rafael Ramírez; la avenida Fuerzas Armadas pasará a ser la Avenida Lucas Rincón por los recuerdos y afectos que éste y las fuerzas armadas despiertan en el Héroe del Museo Militar, edificación que por siempre llevará su nombre: Museo Militar Hugo Rafael Chávez Frías.

Es el exacerbamiento del culto a la personalidad del dictadorzuelo. Sus afectos son los afectos del Estado. Sus amores son los amores del gobierno. El tesoro público es la alcancía para homenajearlos y para comprar afectos y lealtades. ¡Pobre Venezuela! Y lo lamentable es que haya quienes consideran que no hay que enfrentar a un régimen y personalmente a un dictador que además de llevarnos por la senda del totalitarismo y la ruina, nos hunde en la ignominia como pueblo.

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