Manual para ser cómico
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Usted está meditando: «Cómo hago para ponerme a valer con este gobierno, pero sin estar con el gobierno».
Y ahí es cuando entro yo, y le digo:
Escríbase un monólogo. Eso sí, que comience diciendo por ejemplo:
—La morrocoya de Rosinés se llama Quinta República, por lo lenta que camina…
Con esa entrada usted logra que el público, (clase media que puede pagar 25 mil bolívares por verlo a usted , se ría, y ya lo demás viene solo, habla un par de pendejadas que le han pasado en su vida, dice dos tres cosas que recuerda que alguna vez leyó, y al final usted termina diciendo:
—Por lo menos yo termino aquí, y lo reconozco, sin embargo el Presidente uno no sabe nunca cuándo va a terminar. Yo sí, buenas noches.
Usted, téngalo por seguro, que termina con media hora de aplausos por dentro y por fuera..
Pero sucede que usted todavía no se atreve a escribir un monólogo, entonces opte por otra cosa. Hable con unos amigos que imiten las voces de los ex presidentes de este país, mi país, tu país, y también del presidente que tenemos ahora.
Así tendrá a Rómulo Betancourt, (no importa que esté muerto, porque la historia está viva, esa frase la puede citar en la comedia) a Raúl Leoni, ( pasa lo mismo que con el anterior) a Rafael Caldera, (que vale por dos) a Carlos Andrés Pérez (que casi llega a dos), a Luis Herrera Campíns, a Jaime Lusinchi y a Hugo Chávez. Así vemos que usted tiene allí seis ex presidentes y un Presidente. Entonces, usted monta una comedia que se llame así:
—Siete hombres y un destino: Poner la cagada.
Y para que la cosa tenga ciertos aires intelectuales, coloca en la obra a una persona que va llevando el hilo de la narración, ese personaje dará la connotación para los críticos ( que los hay) que es el pueblo el que está representado allí. Ese personaje entra directamente en la obra diciendo:
—A mi se me empezó a joder la vida, cuando voté por Rómulo Betancourt…
Y ahí entra el personaje que hace de Presidente en ese período, y dice:
—Un momento, conciudadano…
El Presidente tiene que estar vestido igualito y hablar igualito a Betancourt, de manera que entre el público se escuche cuando la gente diga: «Coño, pero si es idéntico, y habla igualito».
Y así sigue usted llenando huecos hasta que llega al presente: A Chávez, allí todo le sale más fácil, porque la gente hay vainas que no recuerda de los otros, usted sabe, la memoria del venezolano es frágil, muy frágil.
Cuando usted comience a ver que está respirando el grato olor del éxito, entonces tiene que estar pendiente de la política nacional. Si por ejemplo, usted ve en una cadena que el presidente Chávez saca un condón y dice: «Este se lo vamos a poner a Carmona Estanga en la cabeza, para evitar que ese hombre siga pariendo tan malas ideas.».
En ese momento, usted sonríe, el presidente, sin saberlo, le ha dado una gran idea para su próxima obra. Ya usted la tiene lista. Y nuevamente usted llama a sus amigos, esos que imitan y hablan igualito y qué bueno son esos tipos, y tienes que verlos, y les dice:
—Prepárense, que ya el Presidente me dio la nota para escribir mi próxima sinfonía.
Y en menos de una semana ya usted tiene llena toda Caracas con carteles, pendones y vallas que dicen: El Condonazo. Venga a verlo hoy antes de que acabe.
Después trate de que los amigos que usted tiene, (que debe tenerlos, porque usted últimamente se la está comiendo con esas obras de humor que está presentando), lo lleven a la televisión, lo entrevisten en la radio y lo saquen en la prensa. Eso sí, trate de no repetirse. Sus respuestas deben ser originales. Que rompan con la rutina. Que se note que usted tiene imaginación. Que usted es realista y pide lo imposible.
Siguiendo al pie de la letra este manual, tenga la plena seguridad, (la única que hay en Caracas) de que usted tiene un lugar en la historia del humorismo político de este país, mi país, tu país.
