Opinión Nacional

Marx y Chávez

Estos “socialistas” son antes que nada ignorantes. La promesa del socialismo en los textos canónicos no era la escasez. Se suponía que un cambio que llevara a ese nuevo estadio de la sociedad traería la prosperidad y la abundancia. Por lo tanto, que el socialismo del siglo XXI proponga un retroceso a la miseria y las penurias que vivían el vasallaje medieval o el campesinado del siglo XVIII en las estepas rusas es todo un contrasentido.

Para el determinismo marxista el mundo progresaba indefectiblemente. La revolución sería una aceleración de los cambios a los cuales de todas maneras se llegaría. Si el progreso no era total y sincrónico en todas partes, tampoco podría ser detenido.

En ese marxismo de manual que practican a ratos Chávez y algunos de sus acólitos no está claro esto. No han entendido que el mejoramiento de las condiciones de vida y el aprovechamiento de la tecnología son elementos indispensables de la nueva sociedad. Marx nunca propuso regresar al trueque o volver a vestir en guayuco.

Mientras el régimen chavista gasta millones de dólares en aviones Shukoy y otros artefactos de guerra, Venezuela vive el peor de los retrocesos en cuanto al servicio de energía para el normal funcionamiento de sus sistemas de educación, de salud, sus industrias, su comercio, sus comunicaciones y demás actividades.

Es tanta la admiración por Cuba que ya varias ciudades venezolanas viven el paisaje habanero de la oscurana. Nadie puede olvidar la triste sensación que da llegar de noche al aeropuerto José Martí en una ciudad sin luz. Y aún dicen algunos que se exagera cuando se habla de la cubanización de Venezuela.

¿De qué sirve comprar un satélite a los chinos (en cuya elaboración no hubo ni una gota de ingeniería venezolana), si no hay energía eléctrica para aprovecharlo? ¿Para qué se gasta en armamento militar si la ausencia de iluminación en los barrios y avenidas aumenta la inseguridad personal a niveles pavorosos?

El cinismo del chavismo en el poder es ilimitado. Todavía los ministros socialistas -el binomio destructor de Pdvsa, Alí Rodríguez-Rafael Ramírez- no han explicado qué medidas tomaron para tratar de evitar la crisis de hoy. Nadie recuerda que se hayan opuesto a la regaladora de recursos a otros países, incluyendo plantas eléctricas a Nicaragua y Bolivia. ¿Por qué continúan en sus cargos si mostraron tanta imprevisión e irresponsabilidad mientras ocuparon la cartera de Energía?

Y para nada vale la excusa de lo hecho o no en los cuarenta años de democracia. Ya son once años con todos los poderes y el dinero imaginados en la mano y estos son los resultados.

El socialismo que promociona Chávez, mientras recorre el mundo en el Airbus de 70 millones de dólares, viste sus trajes de alta costura y muestra su colección de relojes de lujo, no tiene nada que ver con la redención de las clases populares venezolanas que ahora viven en tinieblas, esperando inermes el ataque del hampa y experimentando la destrucción diaria de puestos de trabajo. “Ser rico es malo” repite pero no deja de lado ni un privilegio ni nos ahorra ningún gasto

Marx vivió en la pobreza más cruel, escribiendo su fallida teoría para liberar a los pobres. Su supuesto pupilo vive en la más grosera y exitosa riqueza para hacernos retroceder, para que seamos más pobres.

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