Opinión Nacional

Más que nunca, ESO CREO!

 

Escribí este articulo hace ya algún tiempo, para las elecciones de noviembre del 2008, en las que infringimos una seria derrota (ciertamente no escatológica) al Robespierre de Sabaneta,  a pesar de que en ese momento los ni-ni y los abstencionistas jugaron un papel  determinante en los resultados.  CREO, y sobre todo espero, que hayamos aprendido la lección.

Decía Wilfredo Pareto que el carácter de la sociedad es, ante todo, el carácter de sus elites.

No tuvo mucha suerte Pareto, como tampoco la tuvieron Max Weber o Gaetano Mosca cuando del nivel puramente conceptual de sus teorías sobre las «clases dirigentes» tuvieron que descender al plano de la constatación factual.

Esta suerte de idealismo pragmático que animaba a los neoliberales europeos de principios del siglo pasado, no llega a desembocar en la acción en el momento esperado y tuvo que resignarse a permanecer en el limbo de las formulaciones inefectivas hasta pasada la guerra fría. Tiempo en que irrumpió con toda su energía en las economías de mercado.

De hecho, si alguna tendencia subyacente ha pesado con fuerza y -posiblemente para mal- en el debate ideológico contemporáneo es, sin lugar a dudas -la del igualitarismo- que es obviamente la negación de todo elitismo, no importa cuán democrático o liberal se presente.

Sin embargo, esa impotencia practica no invalída la lucidez, ni el contenido de verdad que puedan tener los desarrollos políticos antes mencionados. Porque es cierto, aunque parcialmente, que el carácter de las elites determina el carácter de la sociedad, y porque es cierto que lo que piensan promueve y realizan ciertos hombres a todos los niveles del acontecimiento humano, configura el marco de referencia ideal y material de una sociedad situacionalmente analizada.

Viene al caso todo lo anteriormente señalado, en función de lo que ocurrirá en las próximas elecciones del domingo 26.

El país decidirá de nuevo cambiar a sus dirigentes. El país, después de tanto atropello, corrupción, sevicia y cinismo sin límites, siente la necesidad de abrirle paso a una situación diferente. De eyectar del poder a un grupo político que se ha caracterizado en sus ejecutorias por una imprudente y manifiesta soberbia, que pretende continuamente venderles a los venezolanos, baratijas en envoltura cara; Los resultados están a la vista.

Ello, ha adiabatizado el proceso logrando que muchos personajes antaño añorados, hoy no lo sean tanto. No obstante, a fuerza de machacar hasta el cansancio el eterno y sarampionoso ritornelo, se presenta de nuevo la tendencia subyacente que tan hábilmente el sátrapa ha sabido explotar a costa de lo que sea, el igualitarismo como formula.

Pero creo que esta vez no triunfaran. Creo que tendremos una nueva Asamblea plural y verdaderamente representativa. Creo que se abre una nueva ventana de participación que nos allanará el camino para las elecciones del 2012.
Caro ha sido el precio de querer hacer desaparecer a los partidos políticos, con aquello de “no volver al pasado” en vez de retirar forzosamente a los dirigentes corruptos e inescrupulosos.

            A la frustración natural de sus dolientes principales por el tremendo desastre causado al país por aquellos pseudo dirigentes en quienes confiaron dándoles un cheque en blanco, se agrega ahora la frustración de todos los venezolanos afectos a la democracia  a quienes todo este descomunal fracaso,  les significa un inmenso costo de confianza en el sistema democrático de gobierno.

Este sentimiento, potenciado por el actual desgobierno, en conjunción con el uso de la promesa de igualitarismo, es la principal arma de quien nos pretenden vender nuevamente las mismas desgastadas y arrugadas  baratijas en envoltorio caro. Es una compra, que debemos evitar  a cualquier costo.

NO CAIGAMOS DE NUEVO EN LA TRAMPA DE SU RETORICA BARATA, Y SOBRE TODO HAGAMOSLE SABER AL BUFON, CUAN DESNUDO LO VEMOS. 
Una nueva perspectiva se abre para Venezuela.

Creo superada en Venezuela la fase meramente emotiva y experimental de este mal llamado proceso, ahora convertido en vulgar dictadura grotesca y degradante.

            Creo necesario decantar, corregir, perfeccionar la «estructura Institucional» del sistema.

            Creo necesario reunir las voluntades más firmes, las capacidades mejor probadas para hacer del Estado un agente eficaz y eficiente de desarrollo y de bienestar social.

Creo que la democracia sin un contenido económico resulta una farsa.

Creo que el estado de derecho es una palabreja vacua sin la presencia y la participación (no repartición) efectiva de las mayorías en la producción y en los beneficios del ingreso. Y esto, no tiene nada que ver; ni con el igualitarismo, ni con el populismo socialistoide que algunos pregonan por allí sin darse cuenta que ser perfectamente igual desde el punto de vista del derecho no implica un reparto igualitario de la riqueza, que al final solo genera una pobreza inversamente proporcional a su base de repartición.

Venezuela es un galimatías que es necesario recomponer en términos de lógica y justicia, y hay que confesarlo: Este es un trabajo más de todos nosotros, que de los políticos. ESO CREO.

Amanecerá y Veremos.
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