Opinión Nacional

Masacre de Cararabo: un primer escalón…

“… Todo el mal que puede desplegarse en el mundo se esconde en un nido de traidores….” Francesco Petrarca (1304-1374)

En su intervención del lunes 23/04/12 sobre las 19:30 horas, el Embajador Diego Arria Salicetti dejó colar una expresión que si bien es de viejo conocida, sin embargo, en el avatar de estos acelerados acontecimientos, había pasado desapercibida siendo que sobre una operación criminal derivada de una traición, se inició y edificó la estrecha relación de dos personajes de trascendente vigencia.

Hugo Rafael y Eladio Ramón

Un triángulo de referencia marca de forma indeleble el inicio de las sólidas relaciones definitivas y radicalmente criminosa entre los dos principales personajes de este juego disque político y revolucionario y que fuera motivo de atención en esa entrevista en el programa Aló Ciudadano en Globovisión:

a)    En un vértice, el hoy presidente y pretendiente a la reelección, el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías.

b)   En el otro vértice como punto de encuentro y la férrea bisagra de sus relaciones, ataque del ELN al Puesto Naval AF Manuel Echeverría; la “Masacre de Cararabo”

c)    Y en el tercero, brazo ejecutor de la particular justicia revolucionaria de Hugo Rafael Chávez Frías, el hoy defenestrado y en manos de la DEA norteamericana, el expresidentes de la Sala de Casación Penal del TSJ, general Eladio Ramón Aponte Aponte.

Menciona el entrevistado como una de las gestiones en proceso de preparación por su equipo de abogados y para acudir por ante la instancia del Fiscal de la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, la vinculación de los dos citados personajes con esa masacre de soldados venezolanos.

Ataque del ELN al Puesto Naval AF Manuel Echeverría, conocido como la Masacre de  Cararabo, crimen que hemos catalogado como una de las más grandes traiciones que Venezuela y los venezolanos, jamás hayan podido conocer en 182 años de vida republicana:

La masacre

Múltiples han sido las notas donde se han tocado algunos particulares de aquel ataque ejecutado por las fuerzas irregulares colombianas del ELN contra el puesto fluvial de la Armada de Venezuela sobre el río Meta, en Cararabo estado Apure, la noche de aquel domingo  26 de febrero de 1995.

Evento que saltaría a los titulares como “La Masacre de Cararabo”, con un saldo de ocho infantes de marina muertos, cuatro heridos y tres desaparecidos y algunos escabrosos detalles:

a)    entre trece y diecisiete tiros fueron registrados sobre cada cadáver;

b)   las gargantas de algunas de las víctimas habían cortadas para sacarles la lengua y dejarla colgando como dantescas corbatas;

c)    a dos cadáveres cortes en canal;

d)   otros con los cortados genitales atapuzados en la boca.

El objetivo:

Táctico de los atacantes, el parque del puesto militar. El equipamiento bélico: se llevaron las dos lanchas, los alimentos, las medicinas, las armas (FAL, FAP, AFAG, morteros, granadas para fusil y de mano, visores nocturnos), lanzacohetes (aún cuando mencionan AT–4 al parecer eran unos Carl Gustav) y municiones para fusiles.

Estratégico, destruir el punto de control de la Armada de Venezuela, que limitaba o impedía el tránsito de la gasolina destinada a la refinación de pasta de coca para la producción de cocaína por sobre 90% de pureza.

En Colombia se informa

El presidente colombiano en turno Ernesto Samper Pizano, emitiría un comunicado oficial expresando la indignación y el rechazo de su gobierno.

Después el ministro interino de Defensa y comandante de las fuerzas militares de Colombia, general Harold Bedoya Pizarro, a su vez  comentaría a la agencia AP:

“… Cuatro guerrilleros de la columna Domingo Laín, del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que participaron en el ataque contra la Infantería de Marina de Venezuela, en el puesto de Cararabo, fueron liquidados en un enfrentamiento… el objetivo del ELN y de las FARC… en los últimos tres años han perpetrado 10 ataques en territorio de Venezuela, con un saldo de 21 militares venezolanos muertos…”.

Por su parte el periodista Roberto Giusti quien viajaría a la zona guerrillera, entrevistaría  al jefe de los atacantes de Cararabo; el llamado “comandante” Alexis, quien luego caería en manos del ejército colombiano y fuera confinado y se encontraba para agosto del 2009, a buen recaudo en una celda de máxima seguridad de la prisión de La Picota en Colombia.

Lo actual y trascendente del crimen

  1. De aquella época, la información de Moseñor Ignacio José Velazco, Arzobispo de la región para aquel entonces, destacado en la zona, quien señaló a un teniente coronel activo de la FAN como el informante y quien suministrara a la narcoguerrilla colombiana, toda la información que les permite complementar los datos aportados por sus observadores en el terreno y sobre la unidad militar, el personal, equipamiento y las reales y potenciales capacidades de la unidad destacada en Cararabo.Tampoco investigaría Carlos Aniasi Turchio al comandante fluvial de quien dependía el Puesto de Cararabo y quien quedó evidenciado en su momento, ninguna fue la atención a sus deberes y al omitir deliberadamente sus obligaciones militares permitió el éxito del ataque criminal (Aniasi Turchio luego sería Comandante de la Armada de Hugo Chávez y el personaje que le firmaría tres concesiones de almacenes en los muelles de Puerto Cabello a Walid Makled García)
  2. Desde aquella época, el teniente coronel identificado como informante de la guerrilla colombiana, según los datos de los servicios de inteligencia venezolanos fue, precisamente, Hugo Rafael Chávez Frías, quien por cierto como queda comprobado, aparte de que los datos nunca fueron investigados tampoco serían negados por ulteriores indagaciones puesto que todas fueron bloqueadas desde los altos mandos.
  3. Expresamente, para que todo quedara en silencio para siempre, mediante precisas maniobras al interior de la justicia militar encargada de juzgar ese crimen, fue designado para “investigar” ese caso el Fiscal Militar Eladio Ramón Aponte Aponte, quien apropiadamente y a partir de su designación, se encargaría desde ese momento de congelar y luego desaparecer el expediente (el informe del capitán de navío Carlos Lavado Mottola, las actas, declaraciones, indagaciones y elementos de convicción) y más precisamente, los datos para la identificación de ese teniente coronel señalado como el que le pasó los datos al ELN,.

Cararabo de nuevo

Trascendente la Masacre de Cararabo no sólo en la relación Chávez Frías/Aponte Aponte, sino en las ulteriores informaciones que, de una u otra forma, ponen de nuevo el asunto en los titulares e investigaciones de los medios y en las, a veces,  atolondradas reacciones de Miraflores.

El 2 de junio de 2009, durante el desarrollo de la cumbre de la OEA en San Pedro Sula, Honduras, funcionarios colombianos hacer conocer de sus pares venezolanos, un informe sobre el hallazgo en las selvas de La Macarena, en un campamento de las FARC, de varios lanzacohetes de propiedad del Ejército venezolano.

Dos meses después de entregada esa información, la respuesta venezolana no había llegado.

En octubre del mismo año, en otro campamento de las Farc y en la misma zona, el Ejército encontró partes de otros lanzacohetes de ese mismo estilo, fabricados por la empresa Saab Bofors Dynamics de Suecia; los números de serie de los lanzacohetes encontrados en los campamentos correspondían a un lote que había sido vendido hace algunos años por la firma sueca al Ejército de Venezuela.

Sale a la luz parte de la información revelada por los computadores de Raúl Reyes: “… 4 de enero de 2007 ‘Iván Márquez’ le envió un correo electrónico a ‘Reyes’ y otros miembros del Secretariado, en el cual les da un reporte con varios puntos. ‘Como estaba previsto, el 3 de enero me reuní con los generales (Cliver) Alcalá y (Hugo) Carvajal con el cual ya me había reunido en tres ocasiones en compañía de Ricardo (Rodrigo Granda)). Hablamos del Plan Patriota, canje, la ‘para-política’ y de tres aspectos del plan estratégico: finanzas, armas y política de fronteras”, afirma al comienzo de su carta. “Entre tanto nos van a hacer llegar (la próxima semana) 20 bazucas (no recuerdo el calibre) de gran potencia, según ellos, de las cuales 10 serían para Timo (Timochenko) y 10 para acá. Alcalá sugirió que fuera una cantidad mayor”, dice el cuarto de los ocho puntos del e mail de Márquez. Pocos días después de esa comunicación, el 20 de enero de 2007, Márquez envió un nuevo correo dirigido a ‘Tirofijo’ y al Secretariado. Allí les confirmó, entre otras cosas que “los aparatos que hemos recibido con Timo son cohetes antitanque de 85 mm., dos tubos y 21 cargas. El amigo dice que tienen más de 1.000 cargas y que próximamente nos hará llegar otras más, así como algunos tubos…”

“… El general Alcalá es el comandante de la 41 Brigada Blindada y Guarnición Militar de Valencia. Pero el más polémico, sin duda alguna, es el general Hugo Carvajal, jefe de la Dirección General de Inteligencia Militar de Venezuela (Dgim). En febrero de 2008 SEMANA reveló una extensa investigación que evidenció la estrecha colaboración de Carvajal con las Farc…”

De nuevo en la voz del propio Hugo Rafael Chávez Frías y en respuesta a las demandas colombianas y suecas sobre el origen de la AT–4 en manos de las FARC, emerge la obsesión por Cararabo: “… las armas antitanque suecas incautadas en un campamento de las FARC y propiedad de la Fuerza Armada de Venezuela fueron robadas en 1995 por los rebeldes en un ataque al puesto naval venezolano de Cararabo…”

Más reciente

En las páginas 82 y 101 del libro de José Vicente Rangel de reciente publicación “De Yare a Miraflores el mismo subversivo” (Editorial Correo del Orinoco, marzo 2012, impreso en los talleres de la Imprenta Nacional y Gaceta Oficial) un testimonio personal: “… hemos cruzado el desierto. A nosotros se nos trató de sepultar en vida con campañas, que llegaron incluso a señalarnos como los autores de la masacre de Cararabo, persecución, difamación, durante casi seis años después del 4 de febrero [de 1992]… Según ellos, yo estuve en la guerrilla colombiana, yo maté gente en Cararabo, yo soy terrorista, de todo han dicho, tanto que ya no les creen. El pueblo venezolano sabe quién soy yo…”

Como se observa, muy distinto es el preciso contenido de la información que vincula eventualmente a Hugo Rafael Chávez Frías con la Masacre de Cararabo, al señalarlo como aquel efectivo de la FAN que suministró las informaciones al ELN para el ataque al Puesto Naval, con esta versión novelada en la habilidosa pluma de otro de los activos cómplices de sus andanzas.

El señalamiento de aquella época y silenciado, refiere suministro de información no a la intervención personal en el ataque del Héroe del Museo Militar 1992.

Conclusión

Si bien la Masacre de Cararabo puede perfectamente considerarse como el primer y férreo eslabón sobre el que se construyen las relaciones entre Hugo Rafael Chávez Frías y  Eladio Ramón Aponte Aponte,  brazo ejecutor de su “justicia” desde la tarima de la Sala Penal del TSJ, saltan a la luz a la hora de revisar algunos detalles del ataque, no sólo los nombres de los otros importantes miembros afiliado a la banda que opera con absoluta impunidad en Venezuela, sino que también queda bien a la luz, el interés que les une y bajo cuya “bandera” se han rendido y tienen sujeta a toda Venezuela: El tráfico de cocaína.

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