Opinión Nacional

Matar a Chávez es eternizarlo

Cuando era niño, de cuyos tiempos quiero acordarme siempre, intensamente  los vivo, porque me hacen contemplar la belleza de los niños, hay algo que los hace bellos, su sinceridad o sus habilidades para la ficción y su displicencia ante al verdad, sin  frenos para no callarla. Hay algo en ellos que siempre me da más fuerzas para amar, hay siempre una niña en la mujer que se ama y  hay siempre un niño en cada hombre bueno.

Presumo que en cada niño hay siempre un ser muy viejo, que quizá sea eso cuanto de malo pudiera haber en ellos. Pues bien, en  aquella  era, cuando los perros se encontraban, reafirmaban  sus espacios, cuidadosamente delimitados,  mostrándose los dientes y gruñendo.

En cosa de amores las peleas, en cambio, eran en dimensión diversa,  se seguía la comparsa que ella imponía para buscar el de ella, sin prejuicios. El triunfo no se hallaba en éxito del perro, siempre sujeto a apuestas, trampas, fuerza, concesiones aprendidas de los humanos o enseñadas por ellos, sabrá dios y los perros, sino la decisión estaba en ella. 

Terminada la faena, la jauría sigue como si nada, cada quien satisfecho por los éxitos logrados, mejor dicho, los premios alcanzados,   o cada uno conforme con sus naufragios, porque  siempre es un naufragio no alcanzar la otra orilla  que del amor se espera. Pero, los niños riñen, se pelean, a veces muy duramente, incluso hasta se hieren de armas y de voz, mas,  no queda ni una herida donde se grabe el odio.

            Cuando iba aumentando de años,  escuchando la radio, una señora muy especial ella, cantaba una pegajosa obra, un tema, dicen,  no se si era joropo o un golpe de esos que  corren por los cañaverales del Tocuyo, antes de que los  asaltara Chávez,  y en las cosas mejores de las casas buenas,  se escuchaba “usted está enfermo/ usted también; usted come chimó/ usted también…era que no me acordaba y de pronto me acordé…  y en entre ires y venires supe del maestro Abreu  que no ha tenido tiempo distinto a hacer las cosas  tal como él las hace y solo él a su perfecta imagen y semejanza   y no hay nadie que, en justicia, según su obra, que vio que era buena, no se rinda a sus pies.  Pues  bien por esos tiempos,  en la ruta del tiempo y yo tras él,  vi las acusaciones, delaciones, chismes, calumnias, verdades,  así como así, como daba la gana,  contra CAP,  que provenían de sus otrora fan, de sus comensales de honor en  sus banquetes, de las traiciones de sus favoritos y conmilitones, y así murió de triste, muy triste, en soledad, y la soledad que lo indujo al mas lento harakiri, mas allá de lo humano concebible, lento, bebiéndose el dolor,  tragándose la ausencia de sus favoritos, favorecidos, acólitos,  y en su amargura solitaria y en medio de  sórdida y sorda ira vio  su derrota final con la coronación  de Hugo Rafael.  Todos con él y todos por él, así se pronunciaron desde Cisneros hasta Granier. Del Cardenal hasta el curita anónimo,  del Pastor citadino hasta el evangelizador  de la aldea mas remota, del testigo de Jehová hasta el  mormón, desde el académico hasta el  marialioncero, desde el cristiano místico hasta el  vudú santero  y muchos más, casi todos con él. Pocos muy pocos y pocas muy escasas voces se atrevieron decir que Chávez  no era  el redentor, por distintas razones y diversos métodos recordemos a Morales Bello y  Teodoro…

            Después Chávez, convertido en héroe, primero, actor protagonista luego, empezó a “implementar” su proceso. A correr su película.  No hubo palabra obscena, ni calumnia conocida, ni descalificación que no hiciera contra muchos, pero y sobre todo, contra todos  aquellos que no repitieran, Chávez mi comandante presidente, el líder supremo,  el salvador de los afrodescendientes, el redentor de los indios, el patrón de los mestizos,  el vengador contra los blancos, el paladín y dueño de la justicia, el supremo omnímodo  sapiente,  y  muchos de los mismísimos que anduvieron con él  se percataron de que ese nuevo Chávez no era el Chávez a quien ellos quisieron y creyeron, concibieron como su socio. La torta del poder no alcanzó para ellos. Nos traicionó, dijeron y así… algunos vieron que las cosas de ese modo no eran como creyeron y,  entonces, llenaron su prudencia de dólares y se fueron a otras latitudes en silencio. Son pocos, pero como los buitres esperan el triunfal regreso  preservándose en su mudez como Juan Peña, el del diente roto, y de ese modo no comprometerse, pero con las orlas llenas de éxito,  a veces, exclaman, yo, para allá  no regreso, así me llamen  si no es en reconocimiento a   mis éxitos.  Otros se han quedado, el miedo a lo ignoto, allá muy lejos,  les pesa mas que el miedo a Chávez, de quien en ocultas hablan y hasta maldicen su suerte y desean para él la peor pena.  Otros lo han logrado y están lejos, peor, lejos tan lejos que su distancia les hace  imposible sentir cuanto aquí pasa. Sin ser todos, hay quienes han hecho un gran negocio con el antichavismo.  Cobran bien sus servicios por decir que hay que hacer contra Chávez, que tienen que hacer los demás, si fueran ellos los supremos jefes y se siguieran sus consejos, Venezuela sería un paraíso, todos estaríamos encaramados en él, disfrutando sus frutos.

            Pero, también hay muchos,  esos que aquí andan buscando la razón, bajo al ética para salvar al país. De esos he visto en Cuba, también. ¡En Cuba! No en Miami. Los de Miami tienen  50 años esperando que el imperio  asesine a Fidel.  No les ha ido bien. A Fidel,  sí. En cambio, los cubanos que  en Cuba están  presos en esa inmensa cárcel que es la Isla, o en mazmorras abominables, en breve, después de estos miles de años, cada día de una dictadura  son cien años de muerte, pero estos cubanos, que lo arriesgan todo, que no tienen ayuda del imperio, solo su alma, sus ser y su consciencia son los héroes verdaderos  y  no lo dudemos mas, saldrán de Fidel, y  con piedad y amor irán a su entierro.  Aquí nos está pasando algo de eso.  Que Capriles  le diga a Chávez lo que Chávez quiere que les diga piden esos consejeros maimeros, los cobardes que huyeron con maletines llenos. Usted es un hijo de su mamá que es de Barinas. Usted es más majunche,  mas majunche eres tú. El  verdadero majunche, come chimó,  y cuantas cosas quieren que se repitan tal como  él hace.  En estos años eso  se ha repetido. Se ha obedecido a Chávez, en todo cuanto Chávez le ha dado su gana que se haga. De su juego se ha sido la otra parte del equipo,  pero con al reglas de Chávez, los manager de Chávez, los balones de Chávez…En parte ese fue el gran negocio, la gran inversión del lenguaje de Chávez, con tanto, tanto éxito.

            Hasta que alguien y muchos alguien como él hemos dicho, el problema no es  Chávez, es parte de él, más no su núcleo, de modo que de esta tragedia no se sale decapitando a Chávez, sino saliendo de ese Chávez que se lleva dentro, que hace de la política una charcha y de sus restos  una excreta.  Esa del quítate tú para ponerme yo. Esa que  hace del poder un fin sin moral y de éste un método para el engorde pantagruélico. (Marienbad Belugheilig).  El “juego”  que se debe hacer  es crear un  inmenso equipo de venezolanos, de extranjeros aquí bienvenidos y de buen obrar, de esa  inmensa cantidad de venezolanos que han sido echados del país, mucho mas que por su decisión de irse, huyendo porque no existe espacio para su realización integral, profundamente humana, libre y que ahora están fuera pero que buscan regresar no para imponerse sino para compartir esfuerzo, capacidad, sacrificios en la construcción de un país nuevo.

            Y de esos se trata. Un país nuevo.  Esto es demasiado cursi, todos en cada oportunidad dicen lo mismo.  Se parece, me dicen sin decirlo, a tus poemas, tus cantos, tus cuentos. Eso es verdad, lo admito. No son buenos, ojala alguno,  solo que uno sea bueno ya sería bueno; pero  con no leerlos y  rechazarlos  es suficiente y es baja la molestia.  En cambio  aquí lo nuevo es lo que nunca hicimos. No repetir  las experiencias de eso que  llaman y fue puntofijismo, pero que fue mucho más que eso, el país repartido. Los partidos y, encima de ellos, sus caudillos, absolutos jerarcas…  Fedecámaras,  la alta jerarquía eclesiástica,  las mafias sindicales… El país despedazado, el país  lejos de la ciencia, del arte,  independientemente de que hubiese  muy buenos artistas y científicos, sinfónicas y museos. El país de la corrupción, a pesar de que pudo haber algunos padre Píos, que seguro hubo. Repetir  y repartir el celestinaje  entre jerarcas y mandamases con el coro del silencio de santos con sotanas, intelectuales comprados con cañas y otros  vinos. La perversión de las universidades, que hicieron de la autonomía un gran negocio de grupos, partidos, burocracia, gremialismo, pedagogicismo, clientelismo y, en el mejor de los casos, cientificismo,  eso nunca más. Acabar con prostitución de la democracia  en todo el país, ésta que impone el voto a la consciencia, la maniobra a la capacidad,  la corrupción a la honestidad, la trampa a la idoneidad.  Limar las garras al presidente, que no sea su poder omnímodo.  Esto que no sea más.   Un país nuevo en el cual podamos evaluar a nuestros gobernantes, concejales, alcaldes, gobernadores, presidente…y echarlos si no funcionan. Es decit, medir el valor de una gestión no en años constitucionales sino medidas de eficacia, compromiso, eficacia, decencia, idoneidad…

            Pero sobre todo, por encima de todo, que  el presidente, nuestros alcaldes, gobernadores, decanos,  dirigentes sindicales, gremiales,… no sean reelectos, nunca mas, al termino de su elección,  y  si hubiere, por desgracia,  cuando menos  un periodo después de su gobierno.

            Que cada cargo, cada uno sin ninguna excepción,  sea la capacidad, condición necesaria la para la función, para el desempeño del oficio y no el carnet, la militancia, el negocio…

            Pero, sobre todo, que la idea de la educación deje de ser domesticación, adecuación, sumisión. Demagogia.  Los  estudiantes, los maestros, los profesores, los bedeles, los limpiadores, todos los que conforman ese universo formal requieren con urgencia dejar de ser los viejos maestros de la  FVM,  de los  sindicatos esos que ayer  se amamantaron  del clientelismo,  dejar de ser vacíos de conocimiento y de saberes, ponerse a  investigar cada palabra que objeto de sus clases ha de ser.  El Estado todo,  que es mucho mas, mas que el gobierno, que es gobierno y oposición, que es cada poder libre y en ejercicio de su autoridad, que se genera  por su honestidad, confianza, eficiencia.  El gran paso quizá sea una doble lección de Confucio. Yo se que Capriles es  ecuménico, que es un venezolano de verdad como venezolanos son su padre y su madre, sin importarnos de donde vinieron,  sino que acá llegaron y se hicieron con el trabajo, la dedicación, el amor a esta tierra, a su familia.  Tal como se hicieron en ya siglos todos los que vinieron y tantísimos de ellos se dedicaron luchar por la independencia, que perdimos. Sí. La  independencia la devoraran los caudillos, el hambre, la miseria, no  lo dude, y los ideólogos   que sustentaron el igualitarismo en nombre de  la democracia.

            Somos todos los venezolanos  quienes de una u otra forma debemos someternos a un verdadero plan de educación.  la educacion es un largo camino,  Capriles, en ese camino  de educar primero  para después se llegue al progreso, fue una  tesis endeble del maestro Prieto. No hay pueblo subdesarrollado sino sub educado. Dijo. Pero, la historia demuestra que es verdad  la tesis, la ley, que  ha dado hace muchos años  Confucio,  “¿Siendo tan numerosos que se podría hacer”?  “Enriquecerlos”, y después, educarlos”.  Con la materia prima, con los bienes, con nuestra gente, nuestra capacidad,  idoneidad, con esas ventajas,  podemos convertirnos  a muy corto plazo, un gran país. Apostemos a emular a Suiza, Israel, Suecia, Alemania… y  demos a Capriles el consejo este consejo,  “un hombre superior  da ayuda a  los necesitados pero no aumentaría la fortuna del rico”.

            La campaña, Capriles, adelántale tala como  ha hecho su vida.  Amor a la paz y conseguirla con el trabajo  de la razón y la palabra buena.  Eficiencia y eficacia en su acción de gobierno.  Tal como somos los venezolanos de aquí y de todas partes que amemos a esta tierra, amamos la paz.  Chávez es una trágica excepción. Justicia y equidad, idoneidad, ética  son las necesidades básicas de este país, si quiere salir de este infierno.  Emular a Chávez es ratificar a Chávez, Imitar a Chávez  es ser chavista, así este no sea mas el supremo del gobierno.  Este país reclama a la Madre Teresa de Calcuta y no a Lina Rohn. A José María Vargas y no a Carujo.  Al Bolívar de Angostura y no a Boves. A Capriles de la paz  y  no a otro Chávez mas.  Honestidad, justicia, capacidad, entrega, eficacia, eficiencia, confianza, son las condiciones para bien gobernar sin concesiones al mal, a la impunidad. Un país unido para poder andar y conquistar la libertad. La libertad es incompatible con el odio, el progreso es imposible con exclusiones.  (M. Belugheilig)

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