Opinión Nacional

Me quitaron a mi esposa, pero fue por decreto

Yo no quiero imaginarme qué pensaría usted, si su vecino, actuando en nombre de quien sabe que, decide mañana que su esposa, la suya… la que contrajo matrimonio con usted, será de ahora en adelante la esposa de él. Introduce una viciada querella en un tribunal y el día menos pensado, viene a llevársela, o tal vez a quedarse él. Entre otras decisiones, podría argumentar que dado de que ahora esa es su esposa, el tiene derecho a vivir en su casa, pues la mitad de la mitad le pertenece. Claro, el tribunal que tomó tan absurda decisión está manejado por su primo y el jefe de la policía que lo está ayudando a ejecutar la medida es su hermano.

Uno que otro jodedor dirá que está de acuerdo, pero que también se lleve a los tripones y lo incluya en el paquete porque la situación está difícil. Pero regresando a la pertinente seriedad, uno se llenaría de indignación por tan descarado despojo. Si mi voluntad era, es y será permanecer casado con mi esposa, porque alguien usando subterfugios de cualquier naturaleza, pretende llevársela. Usted ahora tiene dos alternativas; se resigna a perderla, baja la cabeza y da media vuelta o decide caerse a trompadas con el vecino para que le devuelva a su mujer. Aquí no funciona la resistencia activa, ni las formulas de presión pacifica. Usted se puede quedar sentado en la puerta de su casa protestando, hasta pasando hambre y eso no cambiará el orden de las cosas. Su mujer y su casa se pierden en el trance.

Exactamente eso es lo que hicieron con su voto y el mío, el voto que usted depositó en las urnas para escoger al Alcalde Mayor. No existe diferencia alguna. El daño es similar. Se burlaron de nosotros. Ahora resulta que el gobierno participativo, inclusivo, que dice entregar el poder al pueblo, se lo arrebata por decreto, para entonces a dedo, tal como se hacía en el negro pasado, escoja quien gobernará a los caraqueños. Siga esperando en la puerta. Siga pensando en que lo que está sucediendo no lo afecta, siga pasivamente aguardando a que un héroe aparezca desde la propia esquina y espada en mano, defienda sus sagrados derechos. Yo si me siento indignado. En nombre de qué pueblo decretó esa ley la Asamblea, ¿Del pueblo que mayoritariamente se dio su autoridad en las urnas?¿Del pueblo que votó por Aristóbulo? Pérez Vivas en Táchira no ha podido gobernar. A Rosales lo pusieron a correr como un conejo, con una orden de detención, pretenden rescatar al Zulia –lo dicen sin desparpajo alguno- A quien quieren engañar, cuando una por una, todas las propuestas que no aceptamos en aquel Diciembre de 2007, nos las empujan con vaselina, una por una, sin mediar consideración alguna. A alguien le leí que esto es una dictadura moderna. Se mueve por leyes y decretos que se acomodan a su único propósito y beneficio.

Si usted está esperando sentir el helado frio de una bayoneta, haciendo presión contra su pecho, para reaccionar, entonces usted no ha entendido de que se trata esto. La próxima vez que lo llamen a una expresión de protesta, quédese en el sofá viendo la televisión, sus hijos le reprocharán esa actitud cuando crezcan en medio de su limitada libertad.

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