Opinión Nacional

Mea culpa

Cuando un país atraviesa una crisis como la actual tenemos que hacer todos un examen de conciencia colectivo y profundo si queremos dar con sus causas y soluciones. Chávez no llegó a la Presidencia por casualidad.

Responsable fue, de una parte, el sector político al que le faltó visión de futuro para promover cambios de fondo de manera que el bienestar llegara a todos los estratos sociales, especialmente al D y E, e incorporarlos al desarrollo de Venezuela. Seguramente que en las cuatro décadas de democracia pesó más el afianzar las Instituciones propias de una democracia que mejorar la distribución del ingreso nacional sin tener en cuenta que no hay Instituciones políticas estables si no están acompañada de un desarrollo económico y social.

Dentro de las responsabilidades de este sector tenemos que apuntar también el manejo inadecuado de los fondos públicos donde los mismos no se aplicaban siempre a cubrir necesidades del colectivo sino de individualidades que se aprovechaban de los cargos que desempeñaban que eran cargos de servicio público. Por supuesto que la comparación con la corrupción que hay actualmente es imposible, no obstante las promesas revolucionarias, pero eso no las justifica.

Responsable fue también el sector económico que aprovechó los años de democracia para incrementar sus negocios. Salvo honrosas excepciones la meta de la actividad económica era producir bienes y servicios para obtener, a través de ellos, un beneficio y capitalizarlo para los accionistas ubicados en los sectores A y B. La función social que corresponde a una empresa no estaba usualmente en la mente del empresario. La solidaridad con los demás sectores, tampoco. Fue así como en cuarenta años de democracia los índices de pobreza se mantuvieron y en algunos casos aumentaron. Hacer a los trabajadores voluntariamente partícipes de las utilidades de las empresas era negado y facilitarle la compra de acciones mucho más. Se habría considerado un absurdo. Tal vez ahora las nacionalizaciones y/o expropiaciones disparatadas que se han hecho a granel estén haciendo por la vía del atropello lo que antes pudo haberse hecho como un acto de solidaridad auténtico y no demagógico como ahora que está destruyendo centros de producción y trabajo y desmejorando servicios públicos vitales como es el caso de la Electricidad y sus apagones.

¿Pero por qué sucedió esto en el sector político y empresarial? Simplemente porque los valores superiores del hombre fueron desplazados por el poderío en la política y el lucro en la economía. Con filosofías equivocadas, materialistas como las del comunismo y el capitalismo, es imposible generar una sociedad más justa y un ciudadano más feliz. Si usted quiere ir a Mérida no puede tomar el autobús que lo lleva a Ciudad Bolívar. Más nunca llegará.

Estas consideraciones, tal vez parezcan profundas, pero están de actualidad y tienen que tenerse en cuenta si queremos aprovechar esta crisis, que pareciera está terminando, para edificar una sociedad que sea modelo de América y modelo del Mundo. Los venezolanos tenemos con qué.

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