Opinión Nacional

Megafraude habemus

El próximo gobierno democrático que asuma en Venezuela –cuando sea- deberá hacer lo imposible para democratizar los procesos electorales en este país. Porque lo que hemos visto, a partir de las elecciones de l998, es la aplicación de una serie de triquiñuelas, trampas y subterfugios diseñados para arrebatar y torcer la voluntad popular.

Cuando aún no se tenían sospechas generalizadas sobre la intención a largo plazo de este régimen, en los tiempos de la discusión del proyecto constitucional (“la mejor Constitución del mundo”), se debatieron con vigor los méritos de la segunda vuelta y la necesidad de la participación del 51% de la población electoral en consultas claves.

Pero rápidamente la discusión fue apagada por Trikimikilena y Hermánn Escarrá tuvo que tragarse sus argumentos. La perversidad del actual modelo la vimos en la Constituyente, donde el 30% de los votos se hizo con el 92% de los miembros. Y lo volvimos a ver el 30J fecha en la cual la expresión del apenas 25% de la población electoral se levantó con más del 50% de los miembros de la Asamblea. Y luego nos dicen que este fue un proceso “relegitimador” que –en esta fase- costó 1.2 billones de dólares y que aún no ha terminado debido al alúd de trampas e irregularidades documentadas a lo largo y ancho de todo el país. De hecho, este megafraude -y “mega” porque a Luis Miquilena se le fue la mano- nos costó 48 mil millones de bolívares

Más votos que votantes

Lo que viene es un torrente de impugnaciones de los “milagros” electorales que dejan muy mal al ingenuo de Jimmy Carter y a los académicos de la directiva del CNE. Ellos no son los tramposos a quienes hay que buscar entre las 29 direcciones operativas del Consejo, todos nombrados por Miquilena y la Dirección Electoral Nacional del MVR. Pero ¿cómo podría el pobre ex presidente imaginarse un mecanismo delictivo como el del pre-marcaje -por parte de lacayos del MVR- de los tarjetones en regiones dónde sus candidatos tenían pocas posibilidades?. O ¿cómo podría concebir el bienintencionado de Carter un esquema según el cual aparecen en las mesa más votos que los votantes registrados en el libro de votación?. Y todo ello, no de manera aislada sino masiva a nivel nacional por lo que -en la mitad de los Estados del país- la suma de los votos depositados con la abstención, excede de manera significativamente el número de electores de ésos Estados. ¡Milagro!. De tal manera, hubo Estados donde votó hasta el ¡150%! de los electores inscritos. Y ni la directiva del CNE, ni Jimmy Carter ni la colectividad nacional podrán explicarse como en 5 de los Estados más poblados del país -Zulia, Miranda, Lara, Carabobo y Aragua – el “universo electoral” creció misteriosamente en 21%, 14%, 50%, 5% y 24% respectivamente.

Jimmy Carter jamás podría pensar en un insólito escenario en el cual todos los votos manuales de un centro favorecen a un candidato mientras que todos los votos automatizados -del mismo centro- benefician a su contrincante. Es una situación estadísticamente imposible, pero ¡sorpresa! estamos en la V República, un régimen genética y estructuralmente tramposo, mañoso y aberrante.

Las consecuencias

Las consecuencias del megafraude son claras. O bien se clarifican a la brevedad las “inconsistencias” numéricas de manera transparente y creíble o todas las autoridades supuestamente elegidas el domingo pasado tendrán que enfrentarse al repudio de la ilegitimidad y del fraude. Dentro de la manipulación fraudulenta del proceso, se destacan las auditorías -en tibio- que no inspiran confianza a los expertos porque las mesas seleccionadas al azar representan apenas el 50% de lo que sería una muestra estadísticamente confiable. Sigue luego la reticencia de la empresa “Indra” a colaborar con los veedores en el suministro de información básica que ayudaría a revisar y cotejar los resultados del proceso. ¿Por qué será?. Esa inmensa hipoteca postelectoral de fraudulencia e ilegitimidad, no presagia nada bueno para el país. Dávila, Velásquez, Curiel, Galíndez y otros gobernadores despojados “automáticamente” no permanecerán tranquilos ante este increíble intento de arrebatarles la victoria y con ello aumentará la fragilidad institucional de la Nación. Quiere decir que con ello se mantienen en el limbo las perspectivas de la reactivación económica y se postergan las posibilidades de mejorar los índices de inseguridad y de desempleo. Como dicen, más de lo mismo ¡pero peor!.

Vargas,Vargas…

Una de las víctimas del fraudulento proceso electoral recién culminado fue la denuncia, documentada y publicada 15 días atrás por Ibéyise Pacheco, respecto al “desvío” de 30 mil millones de bolívares de los fondos públicos para la reconstrucción de Vargas. ¡Bs. 30 mil millones!. Lamentable pero probablemente pasará al olvido en este vendaval de conflictos que se avecinan. Por ello, trataremos de mantener vivo el recuerdo de esta denuncia.

Esta masiva malversación y corrupción de los fondos destinados a la reconstrucción de Vargas se agrega a la estela de deshonestidad –y de impunidad- que acompaña a este maloliente régimen, desde el bochorno de Cavendes (140 mil millones), el 28M (60 mil millones), el Plan Bolivar 2000 (todos los miles de millones), las aduanas (idem) y otros.

La historia de Vargas comenzó así :” Casi 30 mil millones de bolívares, cuyo destino era la reconstrucción del Estado Vargas y sus damnificados, fueron desviados -a través del MARNR- hacia empresas fantasmas o companías particulares que nada tenían que ver con los afectados (…)”. Y luego publicó los detalles de la documentación específica de esta corrupción bolivariana cuyas pruebas están en la Fiscalía, en la Disip y en la Dirección de Investigaciones Financieras de la Guardia Nacional. Semejante denuncia -en la “podrida 4ta República”- hubiese provocado de inmediato, primero el escándalo y luego medidas correctivas. Hasta la fecha, ninguno de los entes mencionados se ha pronunciado públicamente al respecto. Quizás porque ellas también están inmersas en este vendaval electoral pero, mucho me temo, en este régimen “bolivariano”, compatriotas, habrá que acostumbrarse a que la corrupción masiva, abierta, evidente e impune, formará parte de la nueva cotidianidad.

Gracias

Quiero agradecer calurosamente a todos y cada uno de los 17.448 electores que votaron por la lista de “Proyecto Venezuela” en el Estado Miranda.

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