Opinión Nacional

Mejor NO

En estos días, se está haciendo más evidente la vocación fascista del régimen chavista. El propio Chávez ordena reprimir “con gas del bueno” y “meter presos “a los estudiantes, que hacen uso de su derecho a manifestar y amenaza a sus subordinados de “rasparlos” si no reprimen eficientemente, además les recomienda usar inmediatamente la violencia “sin diálogo ni nada”. Pero, la naturaleza fascista del gobierno se evidencia más claramente con la utilización de grupos armados y violentos civiles, que han atacado la Nunciatura, la U.C.V., Globovisión, la Alcaldía Mayor, el Ateneo de Caracas, la sede de COPEI y casas de periodistas y dueños de medios. Sabotean violentamente los actos de la oposición, lanzan bombas y queman carros. Todo esto sin que ninguna autoridad haga absolutamente nada para impedirlo o castigarlo. En los dos primeros años del gobierno de Mussolini (1922-24), cuando todavía había libertad de prensa, se mantenían relativamente la división y la independencia de los poderes y se respetaban, aunque cada vez más formalmente, las libertades civiles y políticas. La violencia y la intimidación contra los opositores en la calle era obra de las tristemente famosas “squadre”, grupos de facinerosos en camisa negra, manejados por el jerarca Farinacci. El gobierno a veces criticaba verbalmente sus “excesos”, dejando colar la idea de que el único que podía controlar la violencia era Mussolini. Ese es el mensaje (amenaza y chantaje al mismo tiempo) que Chávez está claramente planteando al país. La violencia verbal de Mussolini en contra del diputado socialdemócrata Giacomo Matteotti, convenció a algunos miembros de las “squadre” de que había que darle una “lección”, lo secuestraron y lo asesinaron. En efecto, la violencia verbal de los líderes es un arma, por eso sólo los líderes no democráticos, fascistas y comunistas, la utilizan. Es obvio que en Venezuela es el propio régimen que fomenta la violencia, con el objetivo de intimidar a la oposición y convencer a los “ni-ni” que sólo Chávez garantiza la paz. Pero la maniobra es tan burda que está destinada al fracaso. En Italia, la oposición democrática, como una condena moral por el “delito Matteotti”, cometió el error histórico de retirarse del Parlamento y de las demás instituciones, dejando a Mussolini el camino libre para acabar con lo que quedaba del sistema democrático. En Venezuela, la oposición está fortalecida por el crecimiento de estos últimos años y decidida a enfrentar democráticamente al régimen. Hay que recordar que el fascismo se consolidó al inicio de su gobierno, cuando las esperanzas y las ilusiones que el Duce proyectaba, estaban todavía muy vivas. Además hay que reconocer también que el gobierno fascista, en materia económica y en varios campos de la gestión gubernamental fue relativamente eficiente. En Venezuela, ya tenemos diez años de un gobierno incapaz, ineficiente y corrupto, que ha dilapidado los más altos y sostenidos ingresos petroleros de la historia venezolana y que ahora nos quiere quitar también las libertades democráticas e instaurar un régimen totalitario con prácticas fascistas y políticas neocomunistas, fracasadas mundialmente. Por la educación de nuestros hijos: Mejor NO. Por la defensa de la propiedad privada y la libre empresa: Mejor NO. Por la seguridad: Mejor NO. Por la paz y la reconciliación: Mejor NO. Por la libertad y la justicia: Mejor NO.

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