Opinión Nacional

Mercenarios y seguridad democrática

Los conflictos en Irak, Afganistán y Colombia han cautivado los intereses de las compañías militares de seguridad privada CMSP. Y aunque los medios internacionales han girado sobre Abu Ghraib, el caso colombiano resulta grave. Estas empresas vienen actuando con la complacencia de los gobiernos desde la década de los sesenta: ¿Son mercenarios o representan algo diferente a guerreros contratados para misiones específicas? Debemos intentar responder a este tipo de preguntas. Un enfoque más aplicado sobre el tema debería avanzar por encima de la creación de normas de control nacional e internacional. En Colombia, ¿Quién responde por la industria expansiva de consumidores y proveedores de seguridad privada?

Lo cierto es que las compañías militares de seguridad privada CMSP (como antes los mercenarios) afectan un campo multidisciplinario: economía, legislación nacional e internacional, organismos de inteligencia y derechos humanos. Este mercado de guerreros contratados (a la Yair Klein) ha crecido también dentro de la circulación de capitales económicos legales. Los efectos de su intervención en el conflicto: ampliación y cambio de autodefensas a paramilitares, masacres, saqueo del presupuesto local, incremento de cultivos ilícitos, coaliciones gubernamentales en acciones contrainsurgentes y cambios en la geografía política. Las CMSP han operado a sus anchas gracias al condicionamiento presupuestal impuesto por programas como el Plan Colombia o estrategias específicas al servicio de los carteles de las drogas.

En zonas de conflicto estas compañías militares de seguridad privada tienden a confundirse y a encubrir sus operaciones estratégicas. Ocasionalmente actuando como asesores en inteligencia y entrenamiento militar de la Fuerza Pública, operando como retaguardia en zonas de producción económica (petróleo, esmeraldas) o en planes específicos, como comandos de asalto (la muerte de Pablo Escobar). ¿Cuántas compañías existen legalmente en Colombia? ¿Quiénes las dirigen? ¿Qué controles tiene el Estado sobre ellas? Las respuestas se pierden entre conjeturas. Y las objeciones morales de la comunidad internacional sobre las mismas (Sara Percy) se quedan a medio camino. Las CMSP requieren no sólo regulación por parte de los Estados, sino un amplio debate nacional e internacional.

El tema demanda replantear las CMSP en el contexto de reformas propuestas a la seguridad y, en particular, la doctrina de la seguridad democrática. Por estrategia contrainsurgente, las compañías militares de seguridad privada ofrecen ventajas (flexibilidad, experiencia, confianza, continuidad), pero también limitaciones. Dados recursos escasos para sus operativos con la Fuerza Pública, las CMSP ofrecen sus servicios dependiendo de la demanda en el mercado. Y dentro de conflictos armados de larga duración (como en Colombia) la oferta no contempla siempre la legalidad. Como ha demostrado controversialmente José Fernando Isaza, el desfase entre éxito militar (efectividad) y aumento de pie de fuerza, coloca la doctrina de seguridad democrática en una posición no siempre ganadora. Si las compañías militares de seguridad privada CMSP se han incrementado durante este período, sus gastos han sido compartidos con presupuestos particulares: carteles, paramilitares, esmeralderos.

¿Cómo han influenciado las CMSP la doctrina de la seguridad democrática? Es complejo responder a la pregunta sin contar con otra premisa. En una mayoría de países las relaciones entre civiles y militares están relativamente reguladas, no así las relaciones entre civiles y compañías militares de seguridad privada CMSP. En realidad los gobiernos interactúan con estas compañías por debajo de la mesa. De modo que si antes sus acciones podían separarse legalmente, en la actualidad no. La geografía del poder territorial de un Estado puede corresponder a la geografía estratégica de agrupaciones paraestatales (caso: paramilitares y terratenientes). La expansión de las autodefensas apoyadas por mercenarios como Yair Klein, coronaría un proyecto contrainsurgente de la fuerza pública, ¿coincidencias? Las lecciones aprendidas en África e Irak sobre la necesidad de reformas públicas a la doctrina de seguridad en Estados débiles, tienen que decirnos algo.

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