¡Mosca con esos amigos suyos!
Ando de lo más preocupada por usted, mi muy querido y apreciado Comandante. Desde hace unos días mi corazón palpita más fuerte que nunca y por mi cabeza runrunean malos presagios. Es que, mi comandante, mucha pelea de gallos y gallitos en el Polo suyo.
Por una parte, la gran pelea entre los más grandes del Polo. Esos tres amigos suyos, esos tres que lo acompañaron el glorioso 4 de febrero de 1992 -Joel Acosta Chirinos, Francisco Arias Cárdenas y Jesús Urdaneta Hernández- y que el pasado viernes celebraron por su parte, aparte de usted digo, el primer gran intento para llevar la Revolución Bolivariana a esta pobre República, se metieron con esos otros amigos suyos que llaman corruptos del puntofijismo: el Ignacio Arcaya, el Luis Miquilena y el José Vicente Rangel. Yo no sé si estos señores son corruptos, pero la verdad –mi comandante- es que le hicieron muchas carantoñas a los gobernantes de antes. Porque ¿no fue José Vicente el que salvó al mismísimo Carlos Andrés Pérez, el más corrupto y el más malo de los 40 años de democracia, con su voto en el Congreso de la República?;¿no fue acaso el Ignacito Arcaya el mismo que fue embajador de tantos gobiernos del puntofijismo ese?. Bueno, corruptos o no, estos tres no se quedaron callados y muy feamente le respondieron a los tres amigos suyos militares. El más viejito, ese que tanto se parece a ese otro viejito Luis, el adeco, le despepitó al guapo de Arias Cárdenas cosas como hipócrita, innoble y repartidor de leche… ¡Qué horror!
Por otro lado, mi comandante, están las peleas de los gallos más chiquitos. La que comandan los pepetistas Istúriz y Medina, y los masistas Puchi y Mujica con muchos de sus amigos del glorioso (%=Link(«http://www.4f.org»,»Movimiento V República»)%). Allí también se dicen palabrotas y cosas espantosas unos de otros.
Razón tuvo usted mi comandante en decirle a esos todos peleadores que se vayan con su cantaleta para otra parte y anunció que tomaba las riendas del MVR. Pero, aún estoy muy pero muy preocupada porque las peleas no se acaban y usted no va a poder solito llevar para adelante la Revolución. Además, si los comandantes esos otros se terminan de arrechar, puede que se hagan con el coroto. Ellos dicen, mi comandante, que ellos son más eficientes y pluralistas que usted y más que cualquiera del chiripero patriótico. Y la gente, nuestro pueblo soberano, como que se lo están empezando a creer. ¡Ay mi comandante, tenga mucho cuidado! Mucho ojo pelao!
Su amantísima servidora
